Los restos del Castillo de Santa Bárbara se encuentran localizados en el parque del mismo nombre en la localidad de Mondragón-Arrasate en la provincia de Guipúzcoa (País Vasco).
Según
algunos historiadores, su construcción fue ordenada por el Rey don
Sancho Abarca, aunque los estudios llevados a cabo no han podido
confirmar tal autoría (a falta de los resultados de las excavaciones
arqueológicas en curso). Hacia el año 1200, tras la conquista
castellana, este castillo no aparece mencionado en el testamento del
rey Alfonso VIII, al contrario que otros cercanos. Tampoco es
recogido en la lista de bienes confiscados por el rey, realizada por
el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada.
Existe constancia en
1413 de una orden de derribo del castillo promulgada por el rey Juan
II a petición de los moradores de la villa. Pero su demolición no
debió llevarse a cabo, ya que 13 años más tarde el mismo rey
autoriza de nuevo su derribo, nuevamente a petición de los moradores
de la villa. Pero esta orden tampoco llegó a ejecutarse, pues en el
año 1457 el rey Enrique IV ordenó nuevamente el derribo (esta vez
sí se produjo) tras las quejas de la población por ser refugio de
malhechores y tiranos antes que defensa de las gentes de la
población.
Tras su destrucción, sus restos fueron
aprovechados en la reconstrucción del pueblo, arrasado tras el
trágico incendio de 1448. El cronista mondragonés Esteban de
Garibay hace referencia al castillo de Santa Bárbara en su libro de
"Memorias" redactado en 1586.
En 1653, Doña Bárbara
Abarrategui y Oro, viuda de Don Lucas Elorduy, financió la
construcción de una ermita en honor a Santa Bárbara. Desde entonces
esta zona es conocida como Santa Bárbara. Las Juntas Generales
celebradas en Tolosa en 1769 ordenaron derribar las ermitas que no
tenían culto, entre ellas la ermita de Santa Bárbara, aunque la
oposición del pueblo permitió conservar la ermita pero con la
obligación de mantenerla cerrada.
Años más tarde, en 1794,
durante la Guerra de la Convención, los artilleros franceses y
posteriormente, en 1808, en la guerra contra Napoleón, los
diferentes bandos instalaron sus fortificaciones militares, ocupando
y destruyendo la ermita de Santa Bárbara. En 1994 se iniciaron
excavaciones arqueológicos en la zona donde se encontraba el
castillo.
En los trabajos se encontraron varios restos del
mismo, entre ellos, cuatro torres circulares de 6 metros de diámetro
cada una y una torre central, protegida con un muro cuadrado de 30
metros de lados y 2 metros de grosor. Según los arqueólogos, podría
haber además una segunda línea de defensa en las pendientes del
cerro. A partir de los restos encontrados, los investigadores han
podido fechar la construcción del castillo a finales del siglo XII.
Fuentes: castillos.net
garcilanga (Fotos)
Galería:
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