Los restos de las Murallas de Orduña se encuentran situados en el casco histórico de la población del mismo nombre en la provincia de Vizcaya (País Vasco).
Forman
el conjunto defensivo público más completo de Vizcaya. Su
recorrido en el momento de máxima extensión fue de 1,8
kilómetros, de los cuales se conservan el 65 %, a pesar de que la
mayoría están ocultos por edificios. Medía unos 8 ó 9 metros
de altura y entre 1 y 1,30 metros de grosor. Es un muro con caras
externas de piedra caliza grande ligeramente desbastada y relleno
interior de piedras pequeñas sin trabajar. Se apareja en
mampostería irregular con tendencia a formar hiladas, unida con una
argamasa blanquecina con bastante cal.
Respecto
a su cronología, las últimas investigaciones parecen confirmar un
desarrollo en tres etapas, relacionadas con las diferentes
fundaciones de Orduña. El punto de partida de la villa se debe al
Señor de Vizcaya, Don Lope Díaz de Haro, quien otorgó Carta
Puebla en 1229. Sin embargo, hasta la definitiva incorporación del
Señorío de Vizcaya a la Corona de Castilla, Orduña perteneció
a uno u otro territorio dependiendo de las cambiantes relaciones de
poder. En esta situación se produjo la segunda fundación por el
rey Alfonso X en 1256. El tercer ensanche surgiría por la necesidad
de acoger a la creciente población ante el empuje económico que
pronto adquirió la villa.
Una
de las cuestiones más controvertidas de la cerca orduñesa
consiste en saber si cada uno de los recintos fue totalmente
independiente de los demás, o si por el contrario cada nueva
fundación incluía a la anterior, opción por la que nos
inclinamos. En el primero de los casos la plaza quedaría fuera de
la villa, rodeada de murallas, hasta que se hizo el muro que la
cerró por el oeste, mientras que según nuestra hipótesis la
plaza quedaría incluida dentro de la villa desde la creación del
segundo núcleo.
Otras
zonas problemáticas son la calle Harategi, que se vio muy alterada
con la construcción del Colegio de Jesuitas en el siglo XVII, así
como el extremo nororiental. En este último, en la parte baja de la
iglesia en su intersección con el fuerte, existe un resto de la
muralla primitiva construida a partir de 1229. En época de Alfonso
X se rompería para insertar el actual templo-fortaleza formando
parte de la muralla, el cual llegaría en altura hasta el paseo de
ronda y constaría inicialmente de la cabecera cuadrada y los
transeptos. Posiblemente a finales del siglo XIII o comienzos del XIV
se haría el fuerte con los torreones, que dejaría de tener
función defensiva hacia el siglo XVI.
En
el resto del perímetro el trazado de la muralla coincide en general
con el muro zaguero de las casas, a pesar de que en origen era exenta
y por lo tanto estaba separada de los edificios por una calle de
ronda. Se puede ver la muralla en la planta baja de los números
9-11 de la calle Burdin, si bien los cubos circular y cuadrado que se
le adosan son modernos, también en el número 5 de Lukas Deuna, y
en el 13 de la calle Burgos, aunque en este caso el cubo semicircular
en esquina sí es original.
Por
suerte se han conservado dos torres defensivas situadas en las
esquinas de la muralla, la del Ayuntamiento y la del Águila, y
sabemos que hubo al menos otra en el ángulo suroeste del recinto
primitivo, la del Reloj, desaparecida en el siglo XVII. La del Ayuntamiento es una torre cuadrangular almenada que forma chaflán.
La del Águila es abierta por la gola, con muros de 1,20 metros de
grosor y un aljibe al interior.
Completando
el conjunto defensivo los arroyos que pasaban junto a las cercas de
la ciudad, como el de Agua Salada al norte, cumplían las funciones
de foso, mientras que en otros puntos se aprovechó la pendiente
natural del terreno para crearlo artificialmente, como se ha visto en
la excavación en la calle Zaharra 2-4. Además, entre las calles
Tras Santiago y Zaharra se documenta en el año 1541 una barbacana, es
decir, una muralla más baja situada en paralelo a la principal y
adelantada con respecto a ella.
Para
comunicar la ciudad con los caminos principales se abrieron un
máximo de seis puertas en la muralla exterior, aunque sólo nos ha
quedado la huella dejada por el Portal de Orruño. Además hubo al
menos dos portales de comunicación entre el núcleo más antiguo
y la plaza, uno de ellos en Artekale y el otro, que aún se
conserva, en Burdin.
Fuentes: Castillos del Olvido
castillos.net
Wikipedia
Galería:
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