El Castillo de Portilla se encuentra situado en lo alto de una abrupta peña de 780 m. de altitud, estrecha y alargada, que le proporciona un aspecto en forma de barco, y se localiza arriba de la población del mismo nombre, en el término municipal de Zambrana de la provincia de Álava (País Vasco).
Las últimas investigaciones apuntan a que fue construido muy posiblemente en la primera mitad del siglo XI, bien por el monarca pamplonés Sancho Garcés el Mayor (1004-1035) o bien por su hijo García Sánchez III (1035-1054), como medio para fijar su autoridad sobre suelo alavés, dentro del proceso general de expansión y fortalecimiento del Reino de Pamplona en el Condado de Castilla. Se pudo documentar además una compleja articulación poliorcética organizada en tres niveles diferentes:
Situándonos
en la cara meridional del imponente farallón rocoso que alberga el
castillo de Portilla observamos la existencia de un pequeño collado
donde se levantaba un cuerpo de guardia que defendía el primer
acceso al castillo por el sur. La robustez de las entalladuras y los
diferentes mechinales abiertos en la roca hacen pensar en un gran
edificio construido íntegramente de madera. Además, sobre el cabezo
oriental se situaba un pequeño torreón de vigilancia del que apenas
conservamos el arranque de su cimentación, cajeada en la roca.
Al
noreste del cuerpo de guardia nacía un estrecho pasillo o corredor
que recorría el farallón por su cara septentrional. Al inicio de
este pasillo se levantaba una pequeña garita de control de la que
solo conservamos los cajeados de su base, destinados a alojar los
zócalos de piedra, sobre los que cabe imaginar alzados perecederos
de madera.En su parte final, el pasillo comunicaba con otro camino
que, desde la Villavieja, ascendía sinuosamente hacía el castillo.
Ambos caminos convergían en una estructura en rampa, actualmente
desmantelada, en cuyo arranque pudo situarse la puerta de entrada por
el norte.
A
través de la estructura antes descrita se accedía a la terraza
intermedia del complejo defensivo, que habilitaba el acceso al
recinto superior. Manteniéndonos en esta terraza, pero en su
extremo occidental, se situaba además el aljibe de la fortaleza. Se
trata de una estructura excavada parcialmente en la roca, cubierta
por una bóveda rebajada de lajas calizas, en cuyo remate debió
abrirse un orificio cenital que permitía la recogida del agua de
lluvia proveniente del foso.
El
nivel superior del castillo se concibió originalmente como una
plataforma rectangular delimitada en todo su perímetro por una
muralla de piedra de grosor variable que ampliaba la escasa
superficie de uso de la peña. Esta “zona alta” de la fortaleza
acogía las principales estructuras defensivas, productivas y
habitaciones del castillo, distribuidas en siete espacios bien
diferenciados. El primero de ellos, semiexcavado en la roca,
constituía un nuevo cuerpo de guardia que controlaba el acceso al
recinto y articulaba el paso hacia el resto de estructuras del
recinto superior.
La
presencia de numerosos agujeros de poste en el perímetro exterior de
esta estancia demuestra la existencia de un alzado superior lígneo,
integrado por un armazón de postes entre los que se situarían
cierres de tablazón de madera, en tanto no se han hallado restos de
adobe, ladrillo o arcilla que denuncien el empleo de otras técnicas
constructivas.
Hacia
el oeste se sitúan las estructuras más destacadas. En primer lugar
documentamos la Torre del Homenaje, levantada sobre un escarpe rocoso
que hace de este edificio el más alto de la fortaleza. A pesar de su
deficiente estado de conservación es posible determinar la presencia
de un imponente edificio rectangular, en cuya planta baja se abrían
sendos accesos enfrentados al este y oeste.
El
acceso oriental se situaba a unos 2 metros de altura con respecto al
suelo de la plataforma superior, cota que debió salvarse mediante
una escalera de madera desaparecida. El occidental, por su parte,
facilitaba el paso hacia el foso que pronto describiremos. En el
interior de esta primera planta se sitúa un estrecho patín de
piedra que ascendía al primer piso de la torre, del que aún se
aprecian algunos mechinales de las vigas pertenecientes al forjado
del suelo.
Inmediatamente
al oeste de la torre se abrió un foso de dimensiones notables,
excavado cuidadosamente en la roca, que protegía el torreón de
poniente. Su remate aún conserva las entalladuras de apoyo de las
traviesas del puente que, por su extremo norte, salvaba el paso y
facilitaba el acceso al mencionado torreón. A juzgar por los restos
conservados, parece tratarse de una amplia estancia rematada en su
extremo occidental por un torreón semicircular dotada de pequeñas
ventanas aspilleras.
Fuentes: castillos.net
www.castillodeportilla.com
Eduardo Argote (Fotos)
Galería:
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