jueves, 4 de junio de 2020

Castillo de Portilla (Álava)


El Castillo de Portilla se encuentra situado en lo alto de una abrupta peña de 780 m. de altitud, estrecha y alargada, que le proporciona un aspecto en forma de barco, y se localiza arriba de la población del mismo nombre, en el término municipal de Zambrana de la provincia de Álava (País Vasco). 

Las últimas investigaciones apuntan a que fue construido muy posiblemente en la primera mitad del siglo XI, bien por el monarca pamplonés Sancho Garcés el Mayor (1004-1035) o bien por su hijo García Sánchez III (1035-1054), como medio para fijar su autoridad sobre suelo alavés, dentro del proceso general de expansión y fortalecimiento del Reino de Pamplona en el Condado de Castilla. Se pudo documentar además una compleja articulación poliorcética organizada en tres niveles diferentes:

Situándonos en la cara meridional del imponente farallón rocoso que alberga el castillo de Portilla observamos la existencia de un pequeño collado donde se levantaba un cuerpo de guardia que defendía el primer acceso al castillo por el sur. La robustez de las entalladuras y los diferentes mechinales abiertos en la roca hacen pensar en un gran edificio construido íntegramente de madera. Además, sobre el cabezo oriental se situaba un pequeño torreón de vigilancia del que apenas conservamos el arranque de su cimentación, cajeada en la roca. 

Al noreste del cuerpo de guardia nacía un estrecho pasillo o corredor que recorría el farallón por su cara septentrional. Al inicio de este pasillo se levantaba una pequeña garita de control de la que solo conservamos los cajeados de su base, destinados a alojar los zócalos de piedra, sobre los que cabe imaginar alzados perecederos de madera.En su parte final, el pasillo comunicaba con otro camino que, desde la Villavieja, ascendía sinuosamente hacía el castillo. Ambos caminos convergían en una estructura en rampa, actualmente desmantelada, en cuyo arranque pudo situarse la puerta de entrada por el norte. 

A través de la estructura antes descrita se accedía a la terraza intermedia del complejo defensivo, que habilitaba el acceso al recinto superior. Manteniéndonos en esta terraza, pero en su extremo occidental, se situaba además el aljibe de la fortaleza. Se trata de una estructura excavada parcialmente en la roca, cubierta por una bóveda rebajada de lajas calizas, en cuyo remate debió abrirse un orificio cenital que permitía la recogida del agua de lluvia proveniente del foso. 

El nivel superior del castillo se concibió originalmente como una plataforma rectangular delimitada en todo su perímetro por una muralla de piedra de grosor variable que ampliaba la escasa superficie de uso de la peña. Esta “zona alta” de la fortaleza acogía las principales estructuras defensivas, productivas y habitaciones del castillo, distribuidas en siete espacios bien diferenciados. El primero de ellos, semiexcavado en la roca, constituía un nuevo cuerpo de guardia que controlaba el acceso al recinto y articulaba el paso hacia el resto de estructuras del recinto superior. 

La presencia de numerosos agujeros de poste en el perímetro exterior de esta estancia demuestra la existencia de un alzado superior lígneo, integrado por un armazón de postes entre los que se situarían cierres de tablazón de madera, en tanto no se han hallado restos de adobe, ladrillo o arcilla que denuncien el empleo de otras técnicas constructivas. 

Hacia el oeste se sitúan las estructuras más destacadas. En primer lugar documentamos la Torre del Homenaje, levantada sobre un escarpe rocoso que hace de este edificio el más alto de la fortaleza. A pesar de su deficiente estado de conservación es posible determinar la presencia de un imponente edificio rectangular, en cuya planta baja se abrían sendos accesos enfrentados al este y oeste. 

El acceso oriental se situaba a unos 2 metros de altura con respecto al suelo de la plataforma superior, cota que debió salvarse mediante una escalera de madera desaparecida. El occidental, por su parte, facilitaba el paso hacia el foso que pronto describiremos. En el interior de esta primera planta se sitúa un estrecho patín de piedra que ascendía al primer piso de la torre, del que aún se aprecian algunos mechinales de las vigas pertenecientes al forjado del suelo. 

Inmediatamente al oeste de la torre se abrió un foso de dimensiones notables, excavado cuidadosamente en la roca, que protegía el torreón de poniente. Su remate aún conserva las entalladuras de apoyo de las traviesas del puente que, por su extremo norte, salvaba el paso y facilitaba el acceso al mencionado torreón. A juzgar por los restos conservados, parece tratarse de una amplia estancia rematada en su extremo occidental por un torreón semicircular dotada de pequeñas ventanas aspilleras. 

Fuentes: castillos.net
               www.castillodeportilla.com
               Eduardo Argote (Fotos)

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