Las Murallas de Sevilla son el recinto defensivo que rodeaba la ciudad de Sevilla, capital provincial de la Comunidad de Andalucía.
En el año 1023 el rey Abud-Qasim-Musammad ben Abbad ordenó reconstruir las
murallas de Sevilla (Isbylia), como medio de protección ante el
inexorable avance de las tropas cristianas, tras una complicada etapa
en la que se habían sucedido el Califato de Córdoba, los Reinos de
Taifas y el Imperio Almorávide.
En 1222 las murallas fueron
reforzadas con un antemuro y un foso, lo que no impidió que en 1248
la ciudad cayera en manos de las tropas cristianas de Fernando III de
Castilla, el rey Santo. Después de la conquista cristiana las
murallas siguieron defendiendo la ciudad, pero esta vez frente a un
enemigo natural, las crecidas del río Guadalquivir, hasta que en
1861 se decidió la demolición de una de las murallas más largas de
Europa.
Las
murallas de Sevilla protegían una extensión de 300 hectáreas, y a
lo largo de sus más de 7 kilómetros de longitud se alzaban 166
torres y se abrían más de una docena de puertas y postigos, todo
ello rodeado por un antemuro y un foso.
Las torres eran de
planta predominantemente cuadrada, y separadas entre sí 40 metros.
Como excepciones a las torres cuadradas están las torres palatinas,
más que defensivas, de Abb al Aziz, de planta hexagonal y situada en
la calle Santo Tomas esquina con la avenida de la Constitución, la
Torre de la Plata, octogonal, y la Torre del Oro, dodecagonal. Dentro
del lienzo de defensa que queda intacto entre la Puerta de la
Macarena y la Puerta de Córdoba se encuentra la Torre Blanca, de
planta octogonal irregular.
A lo largo de la muralla se
disponían las puertas llamadas, Córdoba, Sol, Osario, Carmona, La
Carne, San Fernando o Nueva, Jerez, Arenal, Triana, Real (antigua
puerta de Goles), San Juan, Barqueta y Macarena. Durante las obras
del metro de Sevilla aparecieron en la calle San Fernando restos
arqueológicos de muralla, torres y antemuro.
Hoy
día solo quedan restos de murallas entre la Puerta de la Macarena y
la Puerta de Córdoba, así como en los jardines del Valle y en la
casa de la Moneda, la Torre Blanca, el Postigo del Aceite y apenas
uno de los arranques del Postigo del Carbón, colindante a la Torre
de la Plata.
Fuentes: castillos.net
garcilanga (Fotos)
Galería:
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