El Castillo de El Real de la Jara se encuentra situado en el término municipal de la localidad del mismo nombre en el extremo noroeste de la provincia de Sevilla (Andalucía).
Los
árabes ya poblaban este lugar, al que llamaban Xara, y parece ser
que esta población alcanzó cierta importancia durante el período
almohade. El topónimo de El
Real debe
proceder de tiempos de Alfonso X, en cuyo Libro de la Montería ya
menciona una dehesa de Santa Olalla (donde aún no existía castillo
alguno) y un camino que va desde ella hasta el Realejo, o sea, El
Real de la Jara.
La plaza fue ocupada por Fernando III en
1247, durante las operaciones de aproximación a Sevilla, cercada en
el verano de ese mismo año. Según la tradición, una cierva, que
figura en el escudo heráldico de la población, guió a las tropas
castellanas hacia el punto más adecuado para apoderarse de su
castillo. Es una de tantas leyendas que forman parte del imaginario
que se creó a raíz de las conquistas del rey santo.
En 1293,
el concejo hispalense solicitó al rey Sancho IV autorización para
construir una serie de castillos con el fin de reforzar las fronteras
de su alfoz, y no solo por la amenaza del vecino reino de Portugal,
sino de las órdenes de Santiago y el Temple, con las que el Concejo
de Sevilla nunca tuvo buenas relaciones. Dicha autorización fue
otorgada en Toro el 4 de noviembre de 1294, concediendo el monarca
permiso para la construcción de dichos castillos, se conceden fondos
para mejorar las defensas de los de Almadén, Cala y El Real de la
Jara, a razón de 500 maravedíes de la moneda de guerra durante seis
años.
El interés del concejo de Sevilla por fortificar la
zona iba encaminado en varias direcciones. Por un lado proteger las
poblaciones de las partidas de bandidos que infestaban la zona. De
hecho, en 1273 ya se concedieron a El Real varias franquezas por el
Concejo de Sevilla por la labor desempeñada en pro de la defensa de
los viajeros. Por otro lado, su ubicación le permitía un control
absoluto sobre la Vía de la Plata, que transcurre a escasa distancia
del castillo. Finalmente, como ya se ha mencionado, mantener alejados
a los templarios y santiagueños de su territorio.
El
castillo se levanta sobre un elevado cabezo situado al norte de la
población. A menos de medio kilómetro al este del mismo transcurre
la Vía de la Plata. Hace pocos años fue parcialmente restaurado,
quedando pendiente un tramo del lienzo noroeste y una torre en cuya
base se observa lo que podría ser la boca de un aljibe o una
mazmorra. El resto del edificio ha sido restaurado con los mismos
materiales con que fue construido, y las bóvedas de la torre del
homenaje con ladrillos. Sin embargo, no se ha reconstruido el
almenado del recinto.
El recinto tiene forma trapezoidal, y
cuenta con dos puertas y ocho torres, 3 de ellas semicirculares. La
puerta principal es en recodo y se sitúa en la torre del homenaje,
al sur del recinto. La puerta secundaria se abre en el lado opuesto.
Ambas puertas han sido totalmente reconstruidas a base de sillería
de granito.
En el ángulo sureste hay una torre con cámara,
que corta el paso del adarve y desde la que se cubre la entrada
principal. En el ángulo noreste hay otra torre de planta cuadrada,
que ha sido restaurada de forma que no se puede saber si disponía
también de cámara. En el lienzo que las une hay un cubo
semicircular, posiblemente añadido en tiempos posteriores a su
construcción.
En el ángulo noroeste del lienzo norte hay
otra torre también reconstruida completamente, por lo que tampoco se
puede saber si contaba cámara. Entre ambas, y al igual que en el
lienzo este, hay otro cubo semicircular.
La Torre del
Homenaje, que corta el paso del adarve, cuenta con una amplia cámara
cerrada con bóveda de cañón y con una escalera que lleva hasta la
azotea. No hay constancia de la existencia de ningún matacán para
defender la puerta, ya que la mitad superior de la torre ha sido
reconstruida por completo, pero casi con seguridad debió de existir.
Actualmente no se observa la existencia de aljibes en el patio, pero
es de suponer que cuenta con alguno, si bien deberá estar cegado.
La
fábrica de todo el recinto es de paramentos de mampuesto de 2,2
metros de grosor, rellenos de tierra y cantería. No se observan
mechinales en el interior de los lienzos dado que, al restaurarse,
las murallas se encontraban a la mitad de altura que actualmente,
pero en su amplia plaza de armas de casi 2.000 metros cuadrados
debieron existir las habituales dependencias en este tipo de
edificios: cuadras, almacenes, alojamientos para la tropa, etc. Ha
sido restaurado casi en su totalidad.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
garcilanga (Fotos)
Galería:
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