La Torre de Abencález, también llamada Torre de Abencáez, se encuentra situada en un paraje de gran importancia de la localidad de Fernán-Núñez en la provincia de Córdoba (Andalucía).
Respecto
a ella existen leyendas sobre apariciones de la patrona de la
localidad y manantiales con propiedades curativas. A este paraje,
llamado La Estacá, y que constituye la última zona arbolada
que queda en el término municipal, puede accederse a través de la
carretera que conduce a la vecina localidad de San Sebastián de los
Ballesteros.
Durante
la rebelión del renegado hispano berberisco Omar-Ben-Hafsún contra
los emires de Córdoba, los castillos de Montemayor y Aben-Caes, que
habían sido reconstruidos, fueron conquistados por el renegado Aben
Mastana, poderoso señor de las montañas de Priego, que había hecho
alianzas con Ben-Hafsún. Esta ocupación comenzó con el reinado de
Almondhir y se prolongó durante todo el de Abadía. Desde estos
castillos, el rebelde atacaba a la ciudad de Córdoba, saqueando
sucesivamente el arrabal de Secunda (Campo de la Verdad), enviando
expediciones de castigo al mando de los Banu-Nasih, clientes y deudos
de Aben Mastana.
En el año 922, tras una brillante sucesión
de triunfos contra los rebeldes, el califa Abderramán III se apodera
de las torres de Aben-Caes y, al año siguiente, en la victoriosa
aceifa o campaña
de Jete,
Sulaymán ben Hafsún se ve obligado a entregarle el castillo de
Montemayor, en virtud de un tratado de tregua, mediante el cual el
califa se obligaba a dejar las armas inactivas, siempre que el
rebelde se comprometiese a suspender, por su parte, las actividades
guerreras respetando por supuesto, las vidas y haciendas de los
árabes residentes en sus dominios o en los límites jurisdiccionales
del califato y la zona rebelde. De esta manera, los castillos de
estos dos lugares pasaron nuevamente a poder de los reyes de Córdoba,
disponiendo Abderramán que el de Montemayor fuese arrasado.
En
1236, Fernando III el Santo conquista la ciudad de Córdoba. Los
moros, dueños de las torres y fortalezas que rodeaban a la capital,
atacaban sus arrabales con insistencia y, para evitarlo, el rey
Fernando dispuso fuese conquistada una franja de la Campiña que
pusiese a Córdoba al abrigo de estos ataques, esta operación fue
encomendada a varios capitanes, entre los cuales se encontraban don
Fernán Núñez de Temes y don Pedro Díaz de Haro, que fueron los
que se apoderaron de estos parajes.
En
recompensa a esta acción, el rey dio a don Fernán Núñez parte de
la jurisdicción de Aben-Caes con una torre maciza y desmochada que
se encontraba en ella, y a Díaz de Haro el resto de dicho territorio
y algunos heredamientos en otros lugares, mientras que la zona de
Montemayor quedó en manos de la corona. Posteriormente, Doña
Constanza Fernández de Córdoba, nieta de Fernán Núñez, y don
Lope Gutiérrez de Haro, hijo de Pedro Díaz de Haro, se casaron,
aportando respectivamente los señoríos de Fernán Núñez y de la
torre de Aben-Caes, quedando ambos señoríos definitivamente
unidos.
A partir de su reconquista, la torre fue sometida a
numerosas incursiones de los árabes procedentes del sur, ya que la
frontera quedaba muy próxima a la vecina localidad de Aguilar de la
Frontera, sufriendo entonces sus primeros daños. Pero el peor ataque
ocurrió a principios del XIV, quedando el poblado arrasado y la
iglesia saqueada. El sistema defensivo de la aldea debió quedar
bastante deteriorado, puesto que para la defensa ante nuevas
incursiones se decidió trasladar la población de la aldea al vecino
castillo de Fernán Núñez, que aguantaba con éxito dichos
saqueos.
Más tarde, a finales de siglo, se refundó el vecino
castillo de Montemayor, usando como materiales de construcción los
restos de la torre de Abencález, por lo que se puede deducir que la
cantidad y calidad de los materiales de esta torre debieron ser
importantes, para ser trasladados desde el término municipal de
Fernán Núñez hasta la vecina Montemayor, 3 kilómetros hacia el
sur.
Aunque
se desconoce la ubicación exacta de Aben-Calez, debió estar al
oeste de la actual Fernán Núñez y pegada esta localidad. Además
de torre, Aben-Calez debió tener uno o varios recintos amurallados
para proteger la población. Se suponen restos de Aben-Calez las
estructuras que se conservan junto al camino del Pozuelo (CO-3301 y
el camino de la Victoria. Los restos junto al camino del Pozuelo se
consideran pertenecientes a la torre de Abencález, de la que solo
queda la base, de forma cuadrangular.
Se
encuentra en estado de ruina, reducida a un montón de piedras.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
garcilanga (Fotos)
Galería:
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