Las Murallas Romanas de Barcino se encuentran situadas en el casco histórico de la ciudad de Barcelona, capital provincial de la Comunidad de Cataluña.
La
muralla, construida probablemente a finales del siglo IV, convirtió
a Barcino (Barcelona) en uno de los más impresionantes recintos
fortificados del occidente romano. La pequeña ciudad se había
transformado en una auténtica fortaleza que hizo que, usurpadores
como Máximo (a inicios siglo V), o reyes visigodos como Ataulfo, la
hicieran su capital.
Fueron tan útiles estas murallas que
defendieron la ciudad durante más de 600 años y quizás gracias a
ellas Barcelona es la capital de Cataluña. Muchos historiadores las
consideran como la fortificación provincial más importante del
occidente romano.
Su
perímetro es de unos 1.350 metros, y forra la antigua muralla del
momento de fundación romana de la ciudad. Barcelona era conocida
como la ciudad coronada, ya que disponía de 74 torres cuya distancia
no sobrepasa los 8 metros y frecuentemente sólo lo es de 6,
excepcionalmente en la Plaça Nova, en la que algunas torres están
separadas unos 10 metros. Las torres generalmente son de planta
rectangular, aunque las que protegen las puertas son semicirculares e
incluso hay una de forma poligonal. Su altura es de 18 metros y su
anchura de 5'5 a 6 metros, por lo que el paramento exterior casi
alterna en la misma distancia los espacios con torre con los espacios
de muralla.
Las torres eran dos pisos más altas que el camino
de ronda de la muralla, y en su parte superior disponían de ventanas
de medio punto en cada uno de los pisos, que permitían el uso de las
máquinas de guerra romanas.
Contaba con 4 puertas,
correspondientes al Cardo y el Decumano, las dos calles se que
entrecruzan en la actual Plaza de Sant Jaume, donde se situaría el
centro de la ciudad o foro romano, aunque el mercado se encontraba en
la actual Plaza del Rei a tan solo unos metros. De estas 4 puertas se
conserva parte de una de ellas en la calle del Regomir, junto a la
catedral.
Para ver las murallas en su totalidad habría que
destruir todos los edificios de la calle de la Palla, la calle de la
Boquería, la calle de Avinyo y la calle del Correu Vell. Por el
contrario, la calle del Subteniente Navarro, junto a la Vía
Layetana, muestra las murallas en todo su esplendor, así como la
entrada del acueducto a la ciudad, detrás del edificio de
correos.
Al construirse la Plaza del Ángel se destruyeron las
murallas para levantar el Hotel Suizo entre las calles de la
Llibreteria y la nueva de Jaume I. A excepción de esta manzana y la
de la fachada de la catedral lo demás esta encerrado entre viviendas
medievales, barrocas y decimonónicas. Los tramos visibles están a
ambos lados de la catedral pues claramente se ven las torres en las
casas de la Pia Almoina, la casa de l'Ardiaca con su palmera de
siglos y la única puerta y patio renacentistas de verdad de la
ciudad, así como los restos del acueducto romano y el Palacio
Episcopal con su magnífico patio románico. Poco a poco se van
liberando las murallas de las construcciones que le fueron siendo
adosadas posteriormente a lo largo de la historia.
Hasta
la altura del camino de ronda la muralla fue rellenada con mortero y
piedra, utilizando frecuentemente restos de monumentos anteriores, lo
que ha proporcionado un rico material artístico y arqueológico.
Se
puede seguir el siguiente itinerario para su visita: Desde los dos
torreones de entrada a la calle del Obispo, la muralla sigue por la
calle de la Palla, donde hay un tramo ganado en los anos 80 que sirve
de pequeño patio detrás de una reja moderna. El itinerario continúa
hasta la plaza del Pi, donde torcemos en dirección a la calle de la
Boquería, que termina en la calle del Call o judería, que a su vez
era la puerta de entrada a Barcelona desde el suroeste.
El
Call termina en la Plaza de Sant Jaume, donde se encuentra el Palau
de la Generalitat. Continuamos hacia el mar por la calle Avinyo
(calle de prostitución portuaria que inspiro Les Demoiselles
d'Avignon de Picasso) hasta el edificio del Bolsin, donde volveremos
a torcer 90 grados hasta encontrar la calle Ciutat, que representa la
puerta sureste de la ciudad, o puerta del Mar. Siguiendo en línea
recta entramos en la calle del Correu Vell, detrás del actual
palacio de Correos, donde puede verse otra plaza-patio de dimensiones
considerables con un tramo de muralla en todo su esplendor.
Al
girar por la calle del subteniente Navarro puede verse lo único que
se consiguió hacer del gran plan de Federico Mares para mostrar toda
la muralla. Varias reconstrucciones y retoques permiten ver la mayor
superficie de murallas hasta la plaza del Ángel. La calle del
subteniente Navarro sigue a la Vía Layetana, abierta en el año 1909
para conectar el Ensanche con el Puerto. Después de la plaza del
Ángel, donde la puerta romana y sus torres desaparecieron, entramos
en la plaza de Ramón Berenguer con la vista más hermosa, dramática
y espectacular de las murallas romanas retocadas con las
construcciones de la capilla real de Santa Agata y el Palacio Real
Mayor. En el foso a cielo abierto se ve la necrópolis romana. A la
vuelta de la esquina volvemos a estar en la Avenida de la Catedral.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Eduardo Argote (Fotos)
Galería:
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