El Castillo de Alburquerque, o bien sencillamente Castillo de Huelma, se encuentra situado dominando la población de Huelma, comarca de Sierra Mágina, de la provincia de Jaén (Andalucía).
La
población de Huelma está situada en una posición estratégica
entre Bélmez, Solera, Cambil y Montejícar, guardando los pasos que
conducían a Granada desde el Jandulilla. Por lo tanto, su castillo
debía ser el que centralizara la defensa de esta zona, con una
fuerte guarnición que tanto podía acudir a la defensa de los otros
castillos como a efectuar incursiones a territorio cristiano.
El
castillo se levanta en la cumbre del cerro que cobija el pueblo, se
trata de una obra cristiana del siglo XV realizada después de la
conquista del anterior castillo musulmán en 1438.
En
1243 Fernando III prometió a Baeza las plazas de Huelma y Belmez
para cuando se conquistaran. Sin embargo, Granada fortificó
espléndidamente la plaza, vital para el mantenimiento de este sector
de su frontera que apoyaba la avanzada de Belmez.
En
1435 el capitán mayor de la frontera, Fernando Álvarez de Toledo,
fue rechazado cuando escalaba los muros mismos de la fortaleza. Hasta
bien entrado el siglo XV, Castilla no consiguió hacerse con el
lugar, tras tres intentos fallidos en 1431, 1435 y 1436. Fue
finalmente Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, capitán
de la frontera, el que conquistó definitivamente el castillo el 20
de abril de 1438, después de un asedio de libres. La base de
operaciones de estos ataques y definitiva conquista de Huelma fue
Bedmar.
En
el momento de su conquista se originaron una serie de discusiones
enconadas sobre el orden de entrada con bandera de los distintos
sectores de las huestes cristianas que habían participado en la
rendición. El capitán mayor, don Íñigo López de Mendoza, cogió
todas las banderas en un haz y las portó él mismo subrayando con
este gesto la igualdad de méritos en la conquista.
El
Marqués de Santillana retuvo Huelma en su poder a pesar de las
reiteradas reclamaciones de Baeza que alegaba su concesión por
Fernando III el 6 de abril de 1243. Tanto el castillo como la villa
quedaron de hecho en poder del marqués, pues, aunque no le fue
concedido en señorío, sino que se consideró posesión de la corona
real, quedó como alcaide de él.
En
1462 el marqués de Santillana pidió permiso al rey para entregar la
villa como dote de su hija doña Mencía que se casaba con don
Beltrán de la Cueva. Accedió el monarca y Huelma pasó a ser
señorío en 1464. Don Beltrán de la Cueva la cedió, poco después,
a su padre, don Diego Fernández de la Cueva, que se tituló vizconde
de Huelma. Este nuevo propietario ayudó al rey en su guerra contra
la nobleza rebelde e hizo de Huelma, junto con Bedmar, el eje de la
resistencia, frente a Úbeda y Baeza que apoyaban a los rebeldes.
A
finales del siglo XV, dentro del perímetro del recinto amurallado
árabe, los cristianos levantaron uno de los últimos castillos
medievales en el territorio del alto Guadalquivir, dotándolo de
torres redondas, ventanales de gran formato y troneras de buzón de
sillería. Durante la ocupación francesa napoleónica, el castillo
sirvió como cuartel al general Sebastini, que antes de retirarse le
prendió fuego. En 1954 el castillo fue adquirido por Bernardo Moreno
cuya propiedad cedió, en 1988, al Ayuntamiento de Huelma.
El
castillo es de planta cuadrangular, dotado de cuatro torres
cilíndricas, una en cada esquina, unidas entre sí por paños de
muros y una puerta abierta en un arco de medio punto a nivel del
suelo. Estructurado en dos pisos, está bien protegido tanto por el
escarpe natural oeste, cortado a pico, como por sus firmes torres
cilíndricas. En sus torres se incorporaron las técnicas más
avanzadas de la artillería de la época, como cuádruple hilera de
troneras y troneras bífidas para el fuego cruzado.
En
la fábrica del armonioso castillo predomina el uso de la mampostería
regular en hiladas, pero sin renunciar a la cuidadosa disposición de
sillares ni a planteamientos estéticos en la disposición de vanos
como la pequeña puerta de acceso en uno de los cubos, en las
ventanas troneras de buzón y en arcos como los de medio punto con
despiece radial.
En
el interior del castillo se conserva un gran aljibe, cimentado en la
roca que ocupa casi por completo la totalidad del espacio interior
del castillo. Está sólidamente construido en ladrillo y mortero.
Este depósito, que parece anterior a la fortaleza, podría ser obra
musulmana del siglo XII o del XIII. A parte de este aljibe y de las
escaleras y aterrazamientos que salvan los desniveles del interior,
no hay otras construcciones.
El
castillo de Huelma contaba con un doble recinto amurallado, de una
extensión considerable y abrazaba gran parte del cerro. Al norte del
alcazarejo y al noreste quedan los restos de dos torreones cuadrados
de 3’50, mientras la esquina este del recinto está protegida por
un torreón cilíndrico. Entre los torreones descritos median lienzos
de muro de mampostería, muy desmochados, que alcanza una altura
media de unos seis metros, probablemente construidos en el siglo
XIII.
En
el cerro en cuya cima se sitúa el actual castillo hay abundantes
restos de una antigua población musulmana, que los documentos del
siglo XVI denominan "la villa", que se despobló a mediados
de ese siglo.
Fuente: Wikipedia
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