El Castillo de Solera es una fortificación militar que se encuentra situada en la población de Solera en la provincia de Jaén (Andalucía).
Se
localiza en la falda del cerro Morrón (1298 metros de altura), en
un espolón rocoso de 1090 metros de altura, sólo accesible por el
sur y situado al noreste de la actual población. Dada su posición,
el castillo posee un extraordinario control visual del valle y de la
margen derecha del río Jandulilla. Toda la construcción se monta
encima de la roca que le sirve de cimentación. Los paramentos
originales, que presentan un fuerte deterioro, se encuentran
enmascarados por remodelaciones recientes.
Solera
fue conquistada, a mediados del siglo XIII, por Don Sancho Martínez
de Xódar, personaje muy influyente y cercano a Alfonso X el Sabio. Don
Sancho, merced a su actividad bélica, logró formar durante la
segunda mitad del siglo XIII un extenso señorío en tierras
jiennenses. Solera entró a formar parte de sus dominios, pero a
diferencia de la conquista de los emplazamientos cercanos de
Chincóyar y Ablir, cuya posesión fue mantenida ya definitivamente
por este noble castellano, Solera fue recuperada muy pocos años
después por los granadinos, no volviendo a poder castellano hasta el
siglo XV.
Sería
en este momento, y al perder los granadinos Chincóyar y Ablir, que
controlaban la margen derecha del Jandulilla, cuando se construye el
castillo en Solera. Esta sustitución producida en el último cuarto
del siglo XIII, nos habla claramente de los cambios producidos en la
organización territorial y económica del territorio. De dos
castillos situados, ciertamente, en promontorios de fácil defensa,
pero en una cota baja que los hacía accesibles a la población del
valle, pasamos a un castillo situado en un auténtico nido de águila
de muy difícil acceso, pero con la ventaja de tener un emplazamiento
desde el cual se podía vigilar perfectamente la entrada al valle.
Así
pues, los sucesivos señores de Solera formaron entre 1458 y 1543 un
modesto patrimonio que comprendía cuatro villas conseguidas por
donación real y una serie de bienes inmuebles tales como casas,
molinos y tierras de cereal y huerta. Se ignora todo lo que se
refiere a la población del señorío, sólo que una investigación
sobre diezmos llevada a cabo por el obispo de Jaén en 1513 nos
muestra a Solera como un lugar despoblado y en ruinas. Por lo que se
ha de suponer que los señores de la Cueva deberían vivir más de
sus cargos en Úbeda y Baeza y de los frutos de sus tierras que de
los impuestos que podían obtener de unos vasallos inexistentes.
Se
pueden distinguir en el conjunto defensivo al menos dos fases
constructivas. En la cima, y conformando una pequeña meseta rocosa,
hay unos muros de mampostería de tamaño irregular y disposición
desconcertada que delimitan un pequeño recinto, al que está
asociado un aljibe de pequeñas dimensiones que conserva aún restos
de la bóveda apuntada de cubrición y del enlucido interior de
almagra, y que cerraba la parte más elevada del promontorio. Fue
reutilizado con otros fines en fecha posterior, puesto que se le han
practicado unos escalones de entrada y una ventana en la parte
opuesta. Cronológicamente se puede adscribir a las últimas décadas
del siglo XIII, una vez que el tramo superior del valle del
Jandulilla se integró en el reino nazarí de Granada.
Más
abajo, en una segunda zona llana hay restos de otras construcciones
de más envergadura. Se trata ahora de un auténtico castillo
flanqueado por torres de mampostería de sillares en los ángulos y
muros que cierran el recinto. La comunicación entre ambos ámbitos
se efectúa a través de un pasadizo, cubierto de bóveda de medio
cañón, también de mampostería y que conserva restos de enlucido
en sus muros. Toda la construcción está montada directamente sobre
la roca, que le sirve de cimentación y a la que se va adaptando la
construcción.
Fuente: Wikipedia
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