miércoles, 21 de octubre de 2020

Alcázar de Jerez de la Frontera (Cádiz)

 


El Alcázar de Jerez de la Frontera se encuentra situado en el casco histórico de la ciudad homónima en la provincia de Cádiz (Andalucía). 

Es un conjunto de edificaciones fortificadas de origen almohade, probablemente del siglo XII, siendo el edificio almohade más antiguo de la península ibérica, al que posteriormente se añadieron edificaciones barrocas palaciegas, y que es uno de los principales monumentos de la ciudad. Se encuentra en el ángulo suroeste de la muralla que rodeaba la ciudad, junto a la Alameda Vieja. 

El alcázar ejercía en el Jerez musulmán como fortaleza-palacio, sede del poder que regía la ciudad. Actualmente se usa para celebrar eventos y está abierto a visitas turísticas todo el año. A mediados del siglo XI, Jerez jura fidelidad a los banu Jizrun del reino de la Taifa de Arcos. Es precisamente a esta época a la que pertenecen los primeros restos arquitectónicos localizados en el alcázar, aunque estos se reducen a unos pocos cimientos, realizados con piedras trabadas con barro. 

En el siglo XII, como respuesta contra la autoridad de los almorávides, Jerez se proclama taifa independiente bajo el gobierno de Abul Gamar ibn Garrun, rey de Ronda. A partir de 1146 juró fidelidad a los almohades, quienes se harán con el control de al-Andalus en su lucha contra los cristianos del norte. La mayoría de los edificios islámicos que se conservan en el conjunto del alcázar pertenecen a esta etapa, que se prolonga hasta el año 1248, fecha en que Jerez se declara vasalla del Reino de Castilla, reinando en esta Fernando III el Santo. Entre 1248 y 1255, el alcázar seguirá estando en manos de su gobernador musulmán, llamado Aben Obeit en las fuentes literarias cristianas, hasta que Jerez es asediado por los castellanos, y conquistado el alcázar. 

Desde este momento, el alcázar pasa a estar controlado por una guarnición cristiana bajo el mando de Nuño González de Lara el Bueno, que dejó por teniente a Garci Gómez Carrillo. Sin embargo, en 1264 los musulmanes de Jerez se rebelan contra el dominio cristiano, entrando en el alcázar y pasando a toda la guarnición cristiana a cuchillo, coincidiendo con revueltas en Murcia y en otras localidades andaluzas. 

El mismo Libro del Alcázar menciona que los musulmanes entraron construyendo una mina o túnel desde el que pasaron al interior del recinto. Alfonso XI reacciona contra la revuelta, asediando la ciudad durante cinco meses, en 1264. Como resultado de este asedio, Jerez se rinde a las tropas castellanas, siendo expulsados todos los habitantes islámicos de la ciudad, que buscaron refugio en poblaciones cercanas o emigraron a África. 

En esta definitiva etapa cristiana, el alcázar pasó a ser de propiedad real, estando en manos de tenientes que debían conservarlo para la corona. Sin embargo, durante la estancia en 1464 del rey Enrique IV en Jerez, éste tuvo que ser albergado en una vivienda particular al encontrarse la residencia del Alcázar en muy mal estado, señal del grado de deterioro en el que se hallaba. 

Durante los siglos XVI y XVII vuelve a un estado de ruinas cada vez más absoluto e irreversible. En un informe emitido en 1588 y en diversas referencias de los distintos tenientes del alcázar, podemos observar hasta que grado llegó el deterioro, que culminará en el siglo XVIII con la construcción del palacio barroco que existe en la actualidad. 

Del original alcázar islámico, se conservan las puertas, la mezquita, los baños árabes, la Torre Octogonal y el pabellón del patio de Doña Blanca de Borbón. De etapas posteriores, destaca la Torre del Homenaje (siglo XV), el palacio barroco de Villavicencio y el molino de aceite (siglo XVIII). Circundado en parte por la amplia Alameda Vieja, destaca con su presencia la imponente Torre Octogonal, con su doble encintado característico almohade, así como la Torre del Homenaje de los Ponce de León. Más tarde, una fachada renacentista sustituyó al antiguo muro de paso a los baños árabes. 

Fuentes: Wikipedia
               castillos.net

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