La Torre de Boabdil, construida en la primera mitad del siglo XV, es uno de los símbolos más importantes de la arquitectura medieval jienniense, y uno de los pocos vestigios que han llegado a nuestros días de lo que fue la Fortaleza de Porcuna, población de la provincia de Jaén (Andalucía).
Porcuna
está emplazada sobre un cerro testigo de 473 metros de altura que
domina la extensa y fértil campiña donde se inicia el Guadalquivir
medio. Continuando con la importancia que tuvo Obulco en época
romana, no así, fue uno de los oppida más famosos de Hispania, los
musulmanes, en época del Emirato cordobés, hicieron de Bulkuna un
Iqlim, es decir, una capital de distrito fiscal. En esta época
Porcuna contaba con un castillo y recinto murado.
Ibn
al-Ahmar, rey de Arjona, Jaén y Córdoba, conquistó la villa de
Porcuna que permaneció bajo su poder hasta que definitivamente la
sometió Fernando III, en 1240. El rey la cedió a la Orden de
Calatrava, que creó la poderosa Encomienda de Porcuna, y la mantuvo
en su jurisdicción hasta el siglo XIX, con la excepción del breve
periodo en que Alfonso X la expropió a la Orden para convertirla en
aldea de Jaén.
El
castillo y población pasaron a los calatravos pero éstos tardaron
en poblarlos, quizá porque dieron prioridad a Martos y a Víboras,
más cercanos a la frontera. El castillo fue declarado Monumento
Histórico Artístico en 1982. Actualmente su uso es el de Museo
Arqueológico Municipal.
En
los restos actuales del Castillo de Porcuna se advierte un intenso
proceso de remodelación. Cabe distinguir tres etapas: algunos
vestigios ciclópeos correspondientes seguramente al antiguo oppidum
sobre el que se fundó el castillo; torres cuadradas de mampostería
menuda y sillarejo, así como aljibes datables entre los siglos XII y
XIII, y finalmente la llamada Torre de Boabdil.
Bloques
de piedra toscamente terminados de hasta dos metros y medio de largo
por ochenta centímetros de ancho, eran hasta hace unos años,
observables en la base de la muralla del castillo y aparecían
envueltos por la construcción de sillarejo de las fortificaciones
que sucedieron al antiguo oppidum. En época medieval indeterminada
hay que fechar las torres cuadradas y los lienzos de muralla que aún
subsisten en Porcuna.
Los
calatravos reforzaron su sistema defensivo, dotando su recinto
amurallado de torres pequeñas, rectangulares y macizas, aprovechando
la condición natural del municipio dispuesto sobre una elevada
meseta limitada por empinadas pendientes. Pero su obra principal fue
la construcción, en la parte más elevada del recinto, de un alcázar
en el que vivía el alcaide y se acuartelaba la tropa y al que se
accedía por una puerta defendida por dos fuertes torres, flanqueada
por el Arco de los Remedios, y dotado de una extraordinaria Torre del
Homenaje.
La
torre se construyó entre 1411 y 1435, por encargo del maestre don
Luis de Guzmán, y así lo justifica la cartela fundacional en que
aparece la cruz de Calatrava, acompañada hacia la punta de dos
trabas de sable, y, a ambos lados, los escudos de armas de los
Guzmanes, dos calderos jaqueados, y sobre la heráldica, una
inscripción: “Esta torre mando façer el mui estrenuo e mui
noble cavallero don Luis de Guzman por la divina providencia Maestre
de Calatrava el año del señor de mil e CCCXXXV años”.
La
torre del homenaje es el elemento mejor conservado de la fortaleza de
Porcuna. Es también conocida como torreón de Boabdil, debido a la
creencia popular de que aquí estuvo encarcelado el último rey de
Granada, tras ser capturado en la batalla de Lucena del año 1483.
Está ubicada es un ángulo de la vieja muralla, de base octogonal,
alcanza los 28 metros de altura y tiene forma ochavada, que responde
a la tipología de las torres albarranas que los almohades
construyeron a finales del siglo XII.
En
cuanto a la estructura interna de la torre, consta de un piso
inferior macizo que se abría al nivel del patio de armas, dos
estancias superpuestas que se comunican por escalera embutida en los
muros y cubiertas con bóvedas ojivales concertadas y una terraza
coronada por un remate de almenas sobre un matacán que sostienen
ménsulas no apoyadas. La puerta principal, que abre con arco de
medio punto, es de reducidas dimensiones, por exigencias de la
seguridad, aunque no exenta de monumentalidad.
La
torre presenta una función y estructura nítidamente
militar y sin embargo no olvida los refinamientos estéticos y
ornamentales que le dan un aire palaciego como la doble ventana de
arcos lobulados en dos de las caras del primer piso habitable, cuyo
autor debió ser un maestro mudéjar.
Las
defensas de Porcuna se organizaban del modo común en las ciudades
musulmanas: un castillo o hisn, que es residencia de la guarnición
regular y último refugio en caso de invasión de los recintos; un
barrio alto fortificado o qasba, que es centro administrativo,
comercial y religioso además de residencia de la aristocracia
ciudadana; y un recinto murado exterior que abraza la ciudad o gran
parte de ella.
Fuente: Wikipedia
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