sábado, 10 de octubre de 2020

Torreón de Begíjar (Jaén)

 


El Torreón de Begíjar , resto de su antiguo castillo, está situado en el casco antiguo de la población de Begíjar, a 5 km. al suroeste de Baeza, en la provincia de Jaén (Andalucía). 

El origen del castillo se vincula a los visigodos, aunque es posible que existiera una fortaleza anterior a ésta época. Posteriormente fue ampliado y reestructurado por los árabes y posteriormente reformado por los cristianos. El obispo que hizo construir la torre del homenaje debió traer un maestro de obras superior a los que por la misma época operaban en la región, quizá uno más acostumbrado a las construcciones de uso religioso que a las militares. 

Begíjar fue conquistado por Fernando III, en 1226, al mismo tiempo que Baeza, y entregada por el monarca al obispo de Jaén, a mediados del siglo XIII, como compensación por trasladar la sede episcopal de Baeza a Jaén: “y os doy la heredad que tengo en Bexixar, tanto el olivar como la torre”. En 1321, el Alfonso XI decidió recuperar Begíjar para entregarlo a Baeza. El pleito entre el concejo de Baeza y el obispo de Jaén por Begíjar se prolongará durante toda la Baja Edad Media. 

Así, a mediados del siglo XV, el obispo don Rodrigo de Narváez empuñó la espada para conquistar el castillo y de nuevo reintegrarlo a la titularidad del Obispado, por lo que Baeza denunció ante el rey, sin embargo al no prosperar estas gestiones, posteriormente en 1445, fue el Concejo de Baeza el que tomó el castillo por la fuerza por lo que el obispo. 

Durante la guerra civil entre el rey Enrique IV -apoyado por el condestable Iranzo-, y la nobleza, en 1471, los Benavides, uno de los sectores litigantes de la nobleza baezana, cercaron el castillo por lo que hubo de acudir en su auxilio el condestable Iranzo. Finalmente en 1477, los Reyes Católicos definitivamente asignaron la posesión del castillo de Begíjar al Obispado de Jaén. 

Del antiguo castillo de Begíjar se conserva la Torre del Homenaje en muy buen estado y del resto del castillo sólo son identificables un trozo de muralla, un talud y un escudo episcopal que debe ser adición tardía. Fue levantada en el siglo XIII y rehabilitada como residencia episcopal dos siglos después. 

La torre presenta un aspecto intimidatorio. Está fabricada con buena mampostería, los muros muestran ventanas saeteras y contaba con elementos defensivos. La torre del homenaje presenta una planta cuadrada de 9’80 metros de lado con una altura actual de 13’70 metros, probablemente un par de metros menos que la original porque queda al descubierto la obra bóveda apuntada que techaba la segunda planta y sostenía la terraza. 

En su interior, se muestran detalles arquitectónicos y refinamientos ornamentales más propios de la arquitectura religiosa y palaciega que de la militar, en el que destacan la calidad arquitectónica de las bóvedas que cubren las tres plantas. En el primer cuerpo de la torre, al nivel del suelo exterior, se alberga un aposento circular de cuatros metros de diámetro, cubierto por bóveda de media naranja de ladrillo. En el suelo de esta cámara hay un aljibe. 

La entrada de la torre estaba al nivel de la primera planta, a 2’80 metros sobre el nivel del suelo. El aposento correspondiente a este nivel tiene la misma forma y dimensiones del inferior y también se cubre con bóveda de media naranja, algo aplanada. De aquí parten, obrado tardíamente a lo largo del muro, un vuelo de escaleras que dobla, ya empotrado dentro del muro del suroeste, para comunicar con la segunda planta. 

En la segunda planta se abre una sala cuadrada de 4’90 metros de lado, cubierta por espléndida bóveda apuntada octogonal que descansa sobre trompas para adaptarse a la planta cuadrada. Esta bóveda quedó exteriormente descubierta al quedar mocha la torre. Las trompas presentan sendos arcos apuntados de ladrillo. De ladrillo es también toda la obra de la bóveda así como las ocho nerviaciones que descargan empuje sobre otras tantas ménsulas de cantería aunando la plasticidad a la fortaleza. 

En el centro de cada uno de los muros de la segunda planta observamos sendas aberturas de las que dos son saeteras; la del noroeste, ventana (con alacena en el pasillo) y la del suroeste, hoy también ventana, fue originalmente acceso a un puente de ladrillo que comunicaba con otras dependencias de la fortaleza. El puente ha desaparecido pero quedan trazas de su arco en el muro exterior. 

Fuente: Wikipedia

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