El Castillo de Tíscar, también llamado Castillo de Peñas Negras, se encuentra situado en el término municipal de la localidad de Quesada, en la comarca de Sierra de Cazorla, de la provincia de Jaén (Andalucía).
Este
castillo roquero está ubicado en un bello paraje cerca del santuario
del mismo nombre, a quince kilómetros al sur de Quesada y
relativamente próximo a Baza. Las primeras noticias conocidas del
castillo de Tíscar, datan del año 876 y aparece en las crónicas que
relatan que las tropas cordobesas llegaron allí, destruyendo parte
de la fortaleza en sus luchas contra los rebeldes de la Cora de
Tudmir.
En época musulmana hay un gran número de referencias
a esta fortaleza, de autores como Al-Idrisi, que destacaban su
inexpugnabilidad. Durante casi un siglo fue avanzadilla del Reino
Nazarí en el Adelantamiento de Cazorla, y de él partieron las
incursiones sobre Quesada.
El hecho de encontrarse Tíscar en
un lugar estratégico, supuso que durante siglos la zona y su
castillo fuesen disputados constantemente por árabes y cristianos.
Fernando III lo conquistó en 1224 y lo entregó al arzobispo Ximénez
de Rada en 1231, para que formara parte del Adelantamiento de Toledo,
con centro en Cazorla.
El fracaso del Adelantamiento para
cubrir el difícil objetivo de la conquista de Baza y la penetración
a partir de allí hacia la definitiva conquista de Granada y Almería,
así como lo complicada que le resultaba la defensa de esta posición,
hizo que Alfonso X, en el año 1274, concediese este castillo al
Concejo de Úbeda.
Sin embargo, Tíscar pasó de nuevo a
control de los árabes hasta que, en 1319, el infante don Pedro de
Castilla, partiendo de Úbeda con tropas reclutadas en esta ciudad,
escaló el castillo, superó la defensa del alcaide Mohamad Andón y
deportó a Baza a sus moradores tras un reñido asedio. De su
dificultosa conquista nacieron las leyendas de la toma de la Peña
Negra y de la aparición de la virgen en ayuda de los sitiadores,
ubicándose a partir de este momento el santuario de la Virgen de
Tíscar en las estribaciones del propio castillo. En 1335, debido a
que su dominio era fundamental para salvaguardar la frontera con Baza
y el reino nazarí, Alfonso XI lo volvió a ceder a Úbeda.
El
pequeño castillo roquero de Tíscar estaba bien fortificado y debido
a su abrupta localización, era dificultosa su conquista, a pesar de
su reducido tamaño. Esta fortaleza árabe, de origen beréber, tiene
planta rectangular y fue fabricada con grandes mampuestos y piezas de
cantería dispuestas a soga y tizón.
Aunque la Peña Negra,
una escarpada roca negra que se alza en su centro, sirvió como
auténtica Torre del Homenaje, en el siglo XIV, los cristianos
construyeron la modesta torre del Homenaje, en el extremo oriental
con una planta cuadrangular que aún hoy se conserva.
La
entrada de la Torre del Homenaje se realiza a través de un vano con
arco apuntado y una estrecha escalera abovedada hasta las estancia
principal cubierta con bóveda de medio cañón apuntada. Sobre el
vano de acceso se conservan escudos de época posterior. Se conservan
algunos muros y cerramientos, cortando los pasos libres entre las
formaciones rocosa, y fabricados en tapial basto, que incluyen
grandes mampuestos. El acceso al alcazarejo se realiza por una
pequeña entrada en pendiente a una plataforma entre los farallones
de la Peña Negra y los muros del lado sur.
Cuenta
la leyenda que esta fortaleza presumía de ser inexpugnable. Los
soldados cristianos pese a los insistentes ataques no conseguían
hacerse con la fortaleza. Tras varios días de lucha y habiéndose
derramado mucha sangre, los cristianos estaban dispuestos a
retirarse. Pero esa misma noche uno de los escuderos llamado Pedro
Hidalgo se sentía inquieto y aprovechando la luna llena decidió
escalar la Peña Negra donde en su cumbre existía una torre
custodiada por diez centinelas árabes, pieza fundamental para
disuadir los ataques del enemigo. Tras la toma mandó levantar el
castillo que hoy día vemos. Por su hazaña, a partir de entonces se
conoció a Pedro Hidalgo como Pedro Diez.
Fuente: Wikipedia
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