lunes, 30 de agosto de 2021

Castillo de Torrecid (Ateca, Zaragoza)

 


Las ruinas del Castillo de Torrecid se encuentran situadas sobre un cerro en una excelente situación estratégica desde la que se domina el valle medio del río Jalón, en el término municipal de la localidad de Ateca de la comarca de la Comunidad de Calatayud en la provincia de Zaragoza (Aragón). 

Se puede llegar a sus ruinas por la carretera que va de Ateca a Valtorres. En el punto kilométrico 2,5 sale una pista a la derecha que pasa debajo de la A-2. Después de pasar por debajo del puente hay que seguir recto durante unos 200 metros y girar a la derecha en una curva cerrada (hay que fijarse bien para no pasar de largo), donde hay un cartel que dice Torrecid. 

En el año 1081, tras ser desterrado por primera vez por el rey castellano Alfonso VI, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, partió hacia el destierro con sus mesnadas, dirigiéndose al reino musulmán de Zaragoza. Al llegar a tierras de Jalón acampó cerca de la pequeña localidad de Ariza, siguiendo posteriormente el curso del río y pasando por poblaciones como Alhama o Bubierca, hasta llegar a Ateca. Cerca de esta población musulmana, entre Ateca y la actual Valtorres, decidió establecerse un tiempo y construir una fortificación en el margen derecho del Jalón, sobre la cima de un otero a orillas del río, para hostigar, intimidar, vigilar y ser visto expresamente por Alcocer y las poblaciones musulmanas situadas al otro lado del río, en el margen izquierdo, que conquistaría posteriormente. 

En pocos días el Campeador levantó la fortificación o castillo, que serviría de base de operaciones, campamento base para las inmediatas correrías y conquistas del Campeador por tierras del Jalón. No es difícil imaginar lo que sentirían los musulmanes de Ateca o Alcocer, al otro lado del río, que sin duda alguna contemplarían desde sus hogares la evolución de las obras de la fortificación que estaban levantando el Cid y sus hombres. Estaban acostumbrados desde siempre a algaradas de moros y cristianos, pero el hecho de ver un grupo de cristianos levantando una fortificación o castillo prácticamente en sus narices, los dejaría estupefactos, sorprendidos, atónitos, sin dar crédito. Sería algo nuevo para ellos que no habrían visto jamás. 

Días después de la construcción del pequeño castillo, llegarían noticias a Rodrigo y sus hombres de que un ejército de un millar de hombres del reino musulmán de Valencia se dirigía hacia tierras del Jalón, para sacar tajada del reino de Zaragoza, ya que se les había dicho que se les entregaría Calatayud, o simplemente por el hecho de que un grupo de cristianos habían construido un castillo tan cerca de poblaciones musulmanas, cosa que no podían tolerar. Es raro que Calatayud no hiciera nada para impedirlo, dada su cercanía y lo poderosa que era. El caso es que Calatayud no haría nada para impedir el asentamiento de Rodrigo tan cerca de la ciudad. El Cid actuó rápido, decidió atacar y conquistar Alcocer con urgencia, para tener aseguradas las dos orillas del río. La conquista de Alcocer fue rápida, y solo su alcaide se resistiría en un principio, hasta que entregó el castillo al Campeador. 

Según se cuenta, Mio Cid prendió fuego a parte del campamento y fingió una huida aguas abajo del Jalón, pero cruzó el río y se plantó en Alcocer por sorpresa, conquistándolo sin apenas resistencia. 

El ejército valenciano se presentó un par de días después de la toma de Alcocer en el valle del Jalón. Calatayud les recibió con las puertas cerradas y centenares de hombres defendiendo sus murallas, por lo que decidieron ir contra el Cid y sus hombres. El ejército valenciano se apostó y plantearon la batalla en la llanura, justo en medio del valle, a medio camino de las posiciones cristianas de Torrecid y la recién conquistada Alcocer. Al estar posicionados en el centro del valle, los valencianos se dirigían a una muerte segura. Y así sería, los valencianos fueron acorralados, atrapados y masacrados entre los dos frentes cristianos. 

Es probable que desde Torrecid, el Campeador conquistara los cercanos castillos de Terrer, Bubierca, Ateca, o Alhama, ese mismo año (1081), además de cobrarles parias. Quizás sería antes, cuando penetró en el valle del Jalón hacia el destierro, aunque no se sabe con seguridad. Lo que sí es seguro es que conquistaría todos estos castillos en sus correrías por el Jalón, y cobraría parias a las diferentes poblaciones musulmanas. Es muy probable que las conquistas de Terrer y Ateca, situados muy cerca y a ambos flancos de Alcocer, fuera planeada desde su campamento fortificado en el otero, al igual que Alcocer. 

Después de haber conseguido lo necesario para subsistir y agotado los recursos de la zona, Rodrigo y sus mesnadas dejaron el otero y abandonaron la vega del Jalón, dirigiéndose a Zaragoza y entrando al servicio del del rey musulmán Al-Mutamin. 

Desde finales del siglo XI, el otero del Cid ha permanecido despoblado y abandonado, durante más de nueve siglos, hasta que unas excavaciones realizadas en 1987 descubrieron y sacaron a la luz los restos del campamento cidiano y los del castillo de Alcocer, situados en el lugar geográfico exacto que dice el Cantar de Mio Cid, probando la existencia de ambas plazas a pesar de las dudas de su existencia por parte de algunos historiadores. 

El enclave militar fortificado por el Cid en el otero sería levantado en solo unos días. Fue construido de modo muy sencillo, a base de piedras mezcladas con barro, recogidas en el mismo cerro y en sus laderas. 

Según una teoría no confirmada en el centro de la fortificación se levantaría una torre de unos diez metros de altura, cuya función sería la guardia y vigilancia del valle del ejercito cristiano y refugio ante un eventual ataque musulmán, con dependencias adosadas alrededor de las cuales se plantarían las tiendas de campaña. 

El campamento estaba dividido en seis habitaciones. La primera está excavada en la roca, es de planta trapezoidal, con unas dimensiones aproximadas de 4,50 por 2,95 metros y un grosor de muros de entre 60 y 80 centímetros. Esta primera habitación comunica por el lado oeste con la numero dos a través de una puerta de un metro de ancho, es también de forma trapezoidal, de 6,35 por 2,80 por 5'70 por 2 metros de lados y anchura de muros semejante a la de la primera habitación. Estas dos primeras habitaciones están situadas en la parte central del recinto de la fortificación, y fueron posiblemente el núcleo inicial del campamento. Ambas estaban comunicadas ente sí y no presentan salida al exterior, por lo que su acceso o entrada se realizaría en posición elevada mediante algún tipo de escalera. 

Tras la habitación dos está la tres, con un muro en común entre ambas que sería el sur para las dos y el norte para la tres. Esta estancia es más pequeña que las dos primeras, de unos 2,60 por 2,90 por 3 metros. Junto a la tres aparece la cuatro, cuyo muro oeste corresponde con el este de la tres y el norte coincide con el sur de la uno; ésta estancia es aún más pequeña, siendo sus medidas de 1,90 por 2,80 por 1'60 metros. Las habitaciones tres y cuatro estaban situadas en el flanco sur del campamento, la parte más accesible por no tener casi pendiente, por lo fue reforzada mediante un foso. 

Las estancias cinco y seis estarían situadas en el flanco norte del campamento, en la zona mas segura, cerca del borde el barranco del cerro que daba al valle del Jalón. La cinco tiene forma rectangular, de 3 por 0,7 metros. La seis está localizada a la izquierda de la cinco, su muro este coincide con el oeste de la cinco y su muro sur con el norte de la dos. En ella se descubrieron dos silos donde se almacenaban alimentos y grano, en uno de los cuales se encontraron importantes restos de cerámica. 

Actualmente el campamento fortificado, castillo o fortificación de Torrecid, se encuentra en estado de ruina, y totalmente abandonado. Apenas quedan restos de muros de sus estancias, rebajados, con fábrica de mampostería, que no superan el medio metro de altura. 

Fuentes: Wikipedia
               castillos.net
               sipca.com

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