El Castillo de Rueda de Jalón se asienta sobre un peñasco macizo de yeso dominando la población de este nombre en la comarca de Valdejalón de la provincia de Zaragoza (Aragón).
El
castillo fue construido por los musulmanes en el siglo IX, en el
margen derecho del río Jalón. Sus primeras referencias documentales
datan del mismo siglo (882) siendo uno de los más antiguos y
primeros levantados por los moros en España, junto con el de Ayub
(Calatayud) o el de Maluenda. Durante la dominación musulmana de la
Península Ibérica fue una poderosa fortaleza, de grandes
dimensiones, prácticamente inexpugnable, que formó parte de las
fortalezas que defendían la ciudad blanca, Saraqusta, en la Marca
Superior de Al-Andalus.
La
fortaleza fue levantada en un lugar estratégico, Su posición
privilegiada, sobre un cerro a orillas del Jalón, próxima a
Zaragoza, dominando por un lado todo el corredor del río hasta que
se une en el Ebro, y por otro, controlando y vigilando el camino
natural de Zaragoza, la convirtieron en una plaza defensiva de primer
orden, clave, y de las más importantes en cuanto a la defensa de la
Zaragoza musulmana. Saraqusta, como gran ciudad y capital de la Marca
Superior que era, fue centro de gran poder, y uno de los principales
objetivos del gobierno central de Córdoba para sofocar
rebeliones.
Según cuentan las crónicas musulmanas de Al-
Nuwarí, en el año 882, tras la rebelión de los Banu Qasi
zaragozanos contra Córdoba, el emir Muhammad inicia la marcha hasta
la Marca Superior, conquistando el castillo de Rueda, durante la
campaña de castigo contra los rebeldes. Tras la toma de la
fortaleza, el señor de Rueda, Abd Al-Wahid Al-Rutí, sería hecho
prisionero y mandado encerrar en el castillo.
En una de las
primeras sublevaciones de los Tuyibís contra el poder de Córdoba
producida entre los años 933 y 934, del walí de Saraqusta, Muhammad
Ben Hassin Al-Tuyi, el califa Abderramán III dispone marchar contra
los rebeldes. En su camino a Saraqusta, toma por las armas Malonda
(Maluenda), en poder de los sublevados, cerca de Calatayud. La
poderosa fortaleza de Rueda, cercana a Zaragoza y a la misma
Calatayud, dominada en esos momentos por el hermano del walí rebelde
de Saraqusta, sería tomada de igual modo al asalto, por las tropas
califales.
En el año 935, el gobernador Tuyibí de Zaragoza,
Muhammad, volvería a dar muestras de desobediencia a Córdoba. En
esta ocasión el califa fue directamente hasta la poderosa capital de
la Marca Superior, estableciéndose en el castillo de Qadrit
(Cadrete), una de las fortificaciones que mandó construir para la
empresa, que serviría de base de operaciones o cuartel general, del
hostigamiento y asedio de la ciudad blanca. Mandó al general Rumí
al castillo de Rueda, junto con un importante ejército, con el fin
de tener controlada su fortaleza, mientras durara la campaña de
castigo y escarmiento contra el Tuyibí. Tras 100 días de asedio
infructuoso, el califa decidió regresar a Córdoba, dejando al mando
a Ahmad Ibn Ishaq al Qurasi, uno de sus hombres de confianza, que en
esos momentos controlaba el vecino castillo de Al-Marya (María de
Huerva).
En época de taifas, el castillo formó parte del
amplio cinturón defensivo fortificado de la Zaragoza musulmana,
concretamente de su acceso oeste, sudoeste, en la línea defensiva
del bajo Jalón. Contaba con fortificaciones complementarias, como
los castillos de Urrea de Jalón, Caulor, la torre de El Castilluelo,
o el castillo de Bardallur al nordeste, y la torre de los Moros de
Salillas de Jalón, la torre Mareca, el castillo de Calatoraro, o el
castillo de Épila, al sur, entre otros.
En el 1038, uno de
los gobernadores tuyibís de la taifa de Zaragoza, Abdallah Ibn
Hakam, asesinó al rey Mundir II, proclamándose nuevo soberano. La
población musulmana de la ciudad, disconforme, en gran medida por el
carácter cruel del Tuyibí, se amotinaría contra él. Abdallah se
atrincheró en el Alcázar de Zaragoza. La muchedumbre enfurecida lo
asaltó, muriendo en la refriega un alto cortesano de gran
relevancia, Iqutiel Ibn Ishaq, de origen judío. El Tuyibí lograría
escapar con vida de la ciudad blanca a duras penas. Su destino sería
la fortaleza de Rota, donde acabó refugiándose, no sin antes
llevarse consigo importantes y grandes tesoros de Saraqusta. Le
sucedería Sulaymán Al-Mustasin. Así acabaría el poder de los
Tuyibís en Zaragoza, dando origen a la dinastía de los Banu
Hud.
En el mes de mayo de 1110, después de la llamada de
parte del pueblo de Zaragoza a los africanos musulmanes (almorávides)
para acabar con la gobernación de los Banu Hud, un importante
ejercito con Ibn Al-Hayy a la cabeza se apoderó de Saraqusta. El rey
hudí depuesto por los africanos, Imad Al-Dawala, no renuncio a
Zaragoza, y desde la fortaleza de Rota, donde se refugió hostigó a
los invasores almorávides durante algún tiempo, con la ayuda y
alianza del rey de Aragón Alfonso I el Batallador, consciente el
monarca cristiano de los beneficios que podría obtener del
enfrentamiento musulmán entre andalusíes y africanos. En una de las
trifulcas, en 1111, el emir almorávide Ali Ben Kunfat Al-Lamtuni
decidió dar un golpe al satélite del Batallador, Al-Dawala, con el
fin de asegurar las comunicaciones del valle del Jalón, y asedió la
fortaleza de Rota. Los sitiados, desesperados, pidieron auxilio a su
señor. Hasta Rueda se desplazó un destacamento cristiano mandado
por Al-Dawala, que, tras lograr introducirse en el castillo, atacó
por sorpresa una noche el campamento sitiador logrando vencer a los
almorávides. Ali Ben Kunfat fue hecho prisionero y encerrado en
Rota, hasta que fue puesto en libertad tras negociaciones. A
continuación el nuevo gobernador de Zaragoza sitio de nuevo Rueda,
sin éxito alguno.
En 1118, durante el transcurso de
reconquista cristiana de la Zaragoza musulmana, el rey destronado de
los hudíes y aliado de Alfonso I, residió en el castillo de Rueda,
manteniéndose al margen de la evolución de los acontecimientos del
sitio cristiano de la ciudad blanca. Por ese motivo la fortaleza de
Rota, dado que estuvo en poder de los Hud desde que fueron depuestos
por los almorávides, apenas intervino ni participó en la defensa
musulmana de Saraqusta. Tras un largo y prolongado asedio desde mayo
hasta diciembre de 1118, Saraqusta se rinde y Alfonso I el Batallador
la reconquista para la cristiandad. Tras la toma de la ciudad, el rey
aragonés permite a Ibn Al-Dawala residir en su fortaleza de Rueda,
hasta la fecha de su muerte varios años mas tarde, en 1130.
Una
vez en poder cristiano, Rueda y su castillo estuvo en poder
castellano hasta mediados del XII (1157) que es cuando pasó a manos
aragonesas. En los años siguientes pasó por diferentes dueños:
Orti Ortiz, Pedro de Ortiz, Fortún de Soliu, y ya en el siglo
siguiente, el XIII, estuvo en manos de personajes como García Pérez
de Aguilar, Pedro Martínez de Luna el rey de Aragón Jaime II. En
1362, durante la guerra de los Pedros que tuvo lugar entre Pedro I de
Castilla y Pedro IV de Aragón, ante el intento de conquista por
parte castellana, el castillo fue heroicamemente defendido por su
tenente Pedro García de Lizán y algunos de sus caballeros, aunque
no se sabe a ciencia cierta si Castilla se hizo finalmente con el
control de Rueda. Fue en esta época cuando el castillo fue objeto de
una importantes restauraciones y reformas.
En 1366, el rey
aragonés Pedro IV el Ceremonioso concede el vizconado de Rueda a
Francisco de Perelló, aunque en los 80 del mismo siglo se le ordena
entregarlo junto con de el vecino de Épila a la corona. En 1391 Juan
I lo vendió a Ramón de Perrelló, quien a su vez lo cede a los
Ximenez de Rada, familia que seria dueña de la fortaleza hasta el
siglo XVIII.Ya en el siglo XIX fue vendido a un particular. Desde ese
momento pasó por diferentes propietarios hasta el día de hoy.
El
castillo de Rueda de Jalón es el típico ejemplo de hisn o castillo
levantado por los musulmanes cuya única finalidad era la
estrictamente defensiva o militar, presentando su tan común
disposición: construido en tapial, de planta irregular, rodeado de
fuertes murallas de duro tapial que se adaptan al terreno donde se
asienta, levantado sobre un cerro de media altura al borde de un
barranco o acantilado aprovechando sus defensas naturales, y con su
gran torre situada en uno de los extremos del recinto.
Se
emplaza confundiéndose miméticamente con el macizo donde se
asienta, en una situación dotada de gran potencial estratégico,
desde donde domina el valle bajo del Jalón hasta el Ebro, y ocupa
una superficie inclinada con forma triangular de aproximadamente una
hectárea de un espolón rocoso. La fortaleza fue de grandes
dimensiones, muy extensa, y totalmente inexpugnable por dos de sus
flancos. Sus medidas aproximadas serían de unos 170 metros de
longitud por 80 de ancho como máximo.
El castillo está
formado por un recinto de planta irregular, tan común en las
fortalezas musulmanas, estructurado en tres recintos escalonados
topográficamente. Estuvo rodeado de fuertes murallas de duro tapial,
adaptándose a las irregularidades del terreno, Las murallas estaban
reforzadas por varios torreones de planta rectangular o cuadrada. Los
más significativos son los que se localizaban al borde del barranco
que da a la vega del Jalón, de los que se conserva alguno de ellos
en estado de ruina.
El recinto superior, en el flanco norte de
la fortaleza, es el más pequeño. En él se encuentra la gran torre,
situada en un extremo del recinto, en el punto más alto del conjunto
presidiendo el castillo. Para levantar la gran torre se aprovechó la
roca natural. Ésta es de planta octogonal y bastante altura. Se
observan pérdidas de material, le falta alguno de sus lados, y
conserva alguna aspillera en su parte superior que da a intramuros.
Estaba rodeada por un pequeño recinto amurallado del que quedan
algunos restos. Junto a ella se observa un torreón que
correspondería la línea de muralla en el flanco que da al barranco
del Jalón, en estado de ruina.
Del recinto medio, el segundo
en extensión de la fortaleza, destaca un lienzo importante de
muralla, de considerable altura y longitud, situado a una cota más
baja del conjunto.
El recinto inferior, que corresponde al
flanco sur del castillo, es el más extenso, y apenas queda nada,
algunos mínimos restos de muros sobre el terreno y poco más. En él
se encontraba la entrada, hoy inexistente, que, según la costumbre
islámica, estaría flanqueada por dos muros completando un pequeño
recorrido en zig-zag. En el recinto inferior se excavó un foso en la
roca de unos 20 metros de altura y mas de cien de longitud.
Destaca
en lo que fue este recinto, en la cota más baja, una serie de
edificaciones construidas entre finales del siglo XIX y principios
del XX, que modificaron en alguna medida las ruinas del castillo.
Sobre el castillo de Rueda de Jalón, en un cerro a mayor altura, se
encuentran las Hermanicas, dos torres vigía prácticamente
inexpugnables, construidas al parecer en el siglo XIV, en una de las
reformas y ampliaciones de la fortaleza. Desde sus alturas se pueden
contemplar magníficas vistas de la localidad de Rueda y del valle
bajo del Jalón, que vigilará para siempre.
Las
ruinas de la gran alcazaba de Rueda de Jalón no dan idea hasta
sumergirse en ellas de su magnificencia. Las torres derruidas por
doquier muestran la importancia de la fortaleza. Lo que nos lleva a
Rueda es que allí estuvo la biblioteca de Al Mutamán, quizá el
matemático andalusí de mayor relieve.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
sipca.com
aragonmedieval.com
miancema (Fotos)
Galería:
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