El Castillo de Obano, también llamado Torre de Obano, se encuentra situado en el despoblado del mismo nombre, desde el que domina la vega del río Arba, en el término municipal de la localidad de Luna, de la que dista unos dos kilómetros, en la comarca de Cinco Villas de la provincia de Zaragoza (Aragón).
En
el siglo X, dos siglos después de la invasión musulmana de la
Península Ibérica, el Reino de Pamplona y el Condado de Aragón
eran pequeños territorios amenazados por Al-Andalus. Para defender
sus fronteras con los sarracenos, levantaron numerosas
fortificaciones y otras fueron aprovechadas a los moros. En el siglo
siguiente (XI) el Reino de Aragón, tras su avance de reconquista
hacia el sur en el último cuarto del siglo, fortificó su frontera
meridional para asegurar el dominio de las tierras ganadas a los
musulmanes. No tardaron en proliferar nuevos castillos y torres
defensivas por toda la zona.
Los castillos fronterizos de
Aragón eran generalmente de pequeñas dimensiones, y se construyeron
en puntos estratégicos, defendiendo el acceso a valles, villas,
pasos de ríos y vías de comunicación importantes. Se limitaban a
un pequeño recinto amurallado del que emergía una esbelta torre,
frecuentemente acompañada de su iglesia románica, formando el
tradicional conjunto castillo-iglesia, tan común en los castillos de
origen cristiano del Alto Aragón.
Se sabe que en el siglo X
existió en el pueblo de Obano una torre anterior de posible origen
islámico. El castillo de Obano fue construido a finales del siglo
XI, al igual que otros de la zona, durante el reinado del rey
aragonés Sancho Ramírez, y por primera vez documentado en 1086,
para consolidar y asegurar el dominio de las recién reconquistadas
tierras a los musulmanes, y preparar la reconquista de la cercana
plaza fortificada musulmana de Ejea de los Caballeros, que sería
llevada a cabo por el rey Batallador, Alfonso I de Aragón, en
1105.
El castillo formó parte de la línea defensiva
o extremadura fortificada fronteriza cristiana con territorios
musulmanes de Al-Andalus. Se emplazaba en un punto estratégico,
junto al camino de Ejea a Huesca, una importante vía de comunicación
y ruta comercial que controlaba y vigilaba. En el siglo XII el
castillo fue comprado por la Orden del Temple, convirtiéndose en el
centro de una de sus encomiendas. Cuando la ruta que vigilaba cayó
en desuso, poco a poco se fue abandonando, hasta que la zona acabó
deshabitada, y el castillo, en el total olvido.
El
castillo fue levantado en una llanura a muy próximo al cauce del río
Arba del río Arba, desde donde dominaba parte de su vega. Estaba
formado por pequeño recinto amurallado, del cual apenas se conserva
nada, de donde emergía una esbelta y airosa torre, que se conserva
en estado aceptable.
La torre, que seguramente era la Torre del Homenaje, es de planta rectangular, mide
unos 16 metros de altura y 8'5 por 7 metros en sus lados. Se observan
diversas saeteras en algunos de sus muros, y conserva parte de su
remate almenado. Se estructura en cinco pisos, todos ellos
comunicados por una escalera de caracol, y su acceso o entrada se
sitúa en altura.
Actualmente la torre encuentra adosada a una
edificación moderna. Se pueden ver restos de muros junto a la misma
torre y a la edificación a la que que está adosada, posiblemente
pertenecientes del recinto exterior que lo protegía. El aparejo de
la torre es de buena sillería, pero se encuentra en estado de ruina
progresiva.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
aragonmedieval.com
Eduardo Argote (Fotos)
Galería:
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