sábado, 28 de agosto de 2021

Castillo de El Castellar (Torres de Berrellén, Zaragoza)

 


Las ruinas del Castillo de El Castellar se asientan sobre una gran elevación de terreno, al borde de un gran acantilado en el límite meridional de los montes de El Castellar, junto al río Ebro en su margen izquierdo, a poco más de 2 km. de la localidad de Torres de Berrellén en la comarca de la Ribera Alta del Ebro de la provincia de Zaragoza (Aragón). 

Se puede llegar a El Castellar desde Torres de Berrellén, dirigiéndonos por una pista hacia el embarcadero del Ebro (unos 2 kilómetros), bien indicado desde el pueblo. En este punto hay que cruzar el río con una barca propiedad del Ayuntamiento, que solo funciona en romería, el 8 de mayo, y un día puntual del mes de Septiembre. Ya cruzado el río, en unos 15-20 minutos, un camino ascendente nos lleva a las ruinas del castillo. 

Desde prácticamente las inmediaciones de Zaragoza, existió a finales del siglo XI una línea fortificada avanzada cristiana al noroeste de la ciudad, constituida por varias fortificaciones situadas en posiciones elevadas en el margen izquierdo del Ebro, que llegó a abarcar más de 25 kilómetros, hasta Remolinos, cerca de Tauste. Desde estas posiciones fortificadas cristianas Aragón intimidaría y hostigaría Zaragoza, y coordinaría la futura reconquista de la ciudad. 

El castillo fue mandado construir en el año 1091 por el rey aragonés Sancho Ramírez, como la principal y más importante posición fortificada avanzada del Reino de Aragón en el valle del Ebro, a fin de amenazar hostigar e intimidar a Saraqusta, la Zaragoza musulmana, y desde donde se coordinaría la futura reconquista de la ciudad blanca de 1118. 

El castillo sería la primera fortificación aragonesa avanzada existente en las cercanías de la ciudad de Zaragoza. Debía desempeñar un papel similar al de Montearagón en Huesca: vigilar, cobrar parias a las poblaciones musulmanas cercanas, y servir de apoyo en la futura reconquista de Zaragoza. En los años siguientes, tras campañas aragonesas por el valle del Ebro, el castillo de El Castellar estuvo acompañado por otras fortificaciones en las proximidades de Zaragoza, como los cercanos castillos de Alfocea, Miranda y Juslibol, o la Torre de Candespina. 

Muy pronto se desarrolló una rica e importante población al amparo del castillo, que obtuvo carta puebla en 1091. La villa de El Castellar contó con hasta cuatro edificaciones religiosas en su interior: las iglesias de San Miguel y de san Pedro y las ermitas de Santa María Magdalena y la del Castellar, también llamada de Nuestra Señora del Rosario. 

Según cuenta la tradición, hacia el año 1111, el rey aragonés Alfonso I el Batallador, por desavenencias con su esposa, la reina doña Urraca de Castilla, la mandó encerrar en la fortaleza de El Castellar. Las crónicas mencionan el acontecimiento:”...Y porque en esto y otras cosas la reina excedía los límites de mujer y se trataba más suelta y deshonestamente de lo que convenía, el rey la mandó poner en buena guarda en El Castellar, que era un castillo fuerte en la ribera del Ebro.” Actualmente en las ruinas del castillo se conserva la llamada "Cueva de doña Urraca", donde se especula que la reina sufrió su encierro. Sería liberada posteriormente por ricos caballeros gallegos. 

En el año 1118, durante la campaña del rey de Aragón Alfonso I el Batallador de reconquista de Zaragoza, el castillo de El Castellar serviría de punto de apoyo importante a las tropas aragonesas. Se sabe que durante el transcurso de dicha campaña el señor de la fortaleza era el noble Lope Garcés, apodado el Peregrino. Tras el largo asedio cristiano desde mayo a diciembre de 1118 a la que fue la capital de la Marca Superior de Al-Andalus, Saraqusta capitula y es entregada a Aragón. 

Después de la reconquista cristiana de Zaragoza, en los siglos siguientes, el Castellar pasaría por diferentes manos. En siglo XIII estaría en poder de García Pérez de Figueroles por venta del rey Jaime I de Aragón. En el XIV el rey Pedro IV lo vende a Fernández de Luna, y en el siglo XV pasaría a manos de personajes como Martín Díez de Aux, o Juan Jiménez de Cerdán. 

La fortaleza de El Castellar fue levantada en la ribera del Ebro al borde de un gran y espectacular precipicio desde donde dominaba la vega del Ebro, y el mismo curso del río. Estaba formado por un recinto de planta alargada, bastante estrecha e irregular, circundado por el espectacular precipicio por el flanco que mira al río Ebro, siendo inexpugnable por ese lado. 

En la actualidad todo el conjunto de El Castellar se encuentra en ruinas, y muy deteriorado. De lo poco que queda de la fortaleza, destaca la puerta de entrada, formada por un arco de medio punto, de ladrillo, así como restos junto a ella de robustos muros de tapial y piedra. Se conservan diferentes restos de lo que fue la muralla de la fortaleza y de algún torreón. Se observan restos de muros en estado de ruina sobre el terreno en los alrededores. 

A nivel más bajo que el castillo, en la ladera del monte, se observan restos de edificaciones de la antigua villa de El Castellar, así como importantes fragmentos de muros de la muralla que la protegía. Construido en tapial y piedra. Se encuentra en estado de ruina progresiva. 

Fuentes: Wikipedia
               castillos.net
               sipca.com
               aragonmedieval.com
             
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