domingo, 22 de agosto de 2021

Castillo de Sibirana (Uncastillo, Zaragoza)

 


El Castillo de Sibirana se encuentra situado junto a la Ermita de Santa Quiteria en el término municipal de la localidad de Uncastillo de la comarca de las Cinco Villas de la provincia de Zaragoza (Aragón). 

Se puede llegar saliendo de Uncastillo en dirección a Luesia. Poco antes de llegar a Luesia hay que tomar la una pista forestal que sale a mano izquierda y se dirige a la zona de acampada del Pozo Pígalo. Tras un recorrido de 7 kilómetros se llega a un cruce en Y, cuyo ramal derecho lleva a la zona de acampada, y el izquierdo, con un cartel de prohibido el paso, al despoblado Sibirana y su castillo tras unos 2,5 kilómetros. 

En el siglo X, dos siglos después de la invasión musulmana de la península ibérica, el Reino de Pamplona y el Condado de Aragón eran pequeños territorios amenazados por Al-Andalus. Para defender sus fronteras con los sarracenos se levantaron numerosas fortificaciones y reaprovecharon otras de los moros. 

En el siglo siguiente (XI) el reino de Aragón, tras su avance de reconquista hacia el sur en el último cuarto de siglo, fortificó su frontera meridional para asegurar el dominio de las tierras ganadas a los musulmanes. No tardaron en proliferar nuevos castillos y torres defensivas por toda la zona. Los castillos fronterizos de Aragón generalmente eran de pequeñas dimensiones, y se construyeron en puntos estratégicos, defendiendo el acceso a valles, villas, paso de los ríos y vías de comunicación importantes. 

Se limitaban a un pequeño recinto amurallado del que emergía una esbelta torre, muy frecuentemente acompañada de su iglesia románica, formando el tradicional binomio castillo-iglesia tan común en castillos aragoneses del Alto Aragón. La actual comarca de Cinco Villas de la provincia de Zaragoza, territorio de frontera entre moros y cristianos entre los siglos X y entrado el XII, conserva hoy varios de estos castillos de frontera. Unos se encuentran en ruinas, otros han sido transformados de su fábrica medieval original, y otros han desaparecido. 

De este modo, fortificaciones como Biota, Obano, Ballesta, Yecra, Sos, Uncastillo, Biel, Sibirana, Villaverde o Luesia, entre otros, formaron parte de la franja fortificada fronteriza o extremadura aragonesa, con territorios musulmanes de Al-Andalus. 

Las primeras referencias documentales del castillo de Sibirana datan de 1063, pero su origen mucho más antiguo, pues parece tratarse del "Castrum Silbanianus" que mencionan algunas crónicas: una fortificación de origen musulmán anterior que se limitaba a una torre rodeada por una pequeña muralla, que pertenecía a los Banu Qasi zaragozanos, disputada ésta por moros y cristianos a finales del siglo IX y principios del X, hasta que fue dominada definitivamente por Sancho Garcés I de Pamplona, afianzándose en la extremadura de los Arbas desde entonces, a partir de 921. Sobre las ruinas de la antigua fortificación musulmana, se levantó la actual. 

El castillo de Sibirana formó parte de las fortificaciones fronterizas de la línea defensiva o extremadura fortificada de los reyes cristianos, primero de Pamplona, y más adelante de Aragón, con territorios musulmanes de la Marca Superior andalusí, junto con los cercanos castillos de Luesia, o Biel entre otros. 

Después del siglo XI, tras el fin de la amenaza musulmana y la pérdida de su función estratégica, el castillo fue abandonado. Debido al pronto abandono y a su emplazamiento en situación apartada, en un agreste y solitario paraje natural, hizo que hoy se pueda contemplar prácticamente intacto de su fábrica original, sin apenas modificaciones o reformas. 

El castillo de Sibirana, levantado sobre un escarpado rocoso, es uno de los castillos más pintorescos y curiosos de Zaragoza y de la península Ibérica, por su peculiar disposición y rareza, y por el atractivo de hallarse casi intacto desde su construcción. 

Está formado por un recinto amurallado de donde emergen dos torres similares a las de los castillos de Luesia y Biel. Las torres, una en cada esquina, sobrepasan los 10 metros de altura, son de planta rectangular de 6 por 4 metros una de ellas y aproximadamente 7,5 por 4 metros la otra, y están unidas entre sí por un muro levantado al borde de la roca natural. 

Las torres conservan saeteras en algunos de sus muros, así como parte de su remate almenado original. Se estructuraban en tres plantas y sótano. Una de ellas se sitúa a mayor altura que la otra. El acceso a las torres se realizaba por una entrada semicircular situada en altura. Junto a la fortificación, muy próxima a ella, se conserva su iglesia románica en estado de ruina, la de Santa Quiteria. 

Alrededor del castillo surgió un pequeño núcleo de población, del cual quedan algunos restos. Su aparejo o fábrica es de buena sillería. Se encuentra en estado de ruina progresiva.

Fuentes: Wikipedia
               castillos.net
               aragonmedieval.com
               Eduardo Argote (Fotos)

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