La antigua Muralla Ciclópea de Ibros se encuentra situada en el casco antiguo de la población de Ibros, en la Comarca de la Loma y las Villas de la provincia de Jaén (Andalucía).
Iberi
o Ibri, como lo denominaron los oretanos, está situado en la margen
izquierda del río Guadalimar, cerca de Baeza, en la ladera
noroccidental de la Loma de Úbeda.
Su
origen ibérico, vinculado a la leyenda del mítico rey Ibero que le
dio su nombre, queda constatado por la muralla ciclópea, ubicada en
el propio casco urbano de la localidad en la zona Norte y en una de
sus cotas más bajas. Su ubicación era estratégica, ya que defendía
la zona más vulnerable y más cercana a los cauces de agua.
La
muralla ciclópea de Ibros se ha comparado por su estética con la
Puerta de los Leones de Micenas (Grecia), perteneciente a un ámbito
cultural muy distinto y distante al ibérico y con las ciudades de
Numantia y Tarraco, ambas realizadas durante el periodo ibérico y
reformadas en época romana.
Se
adscribe cronológicamente a época Ibérica, entre los siglos VI y I
antes de Cristo, es posible que su realización se hiciera durante el
periodo romano, y por tanto de cronología algo posterior. Los
musulmanes debieron mantener el uso del recinto defensivo, ya que
entre sus muros apareció una lápida sepulcral con el siguiente
texto: "En nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso;
murió Zagut Ebu Walid, Dios le haya perdonado, el día cuarto en
ventiún días de Xaben del año 416".
La
población de Ibros pasó a manos cristianas en el año 1157, aunque
la posesión definitiva no tuvo lugar hasta la llegada de Fernando
III el Santo. Durante la Edad Media, quedó integrada en el recinto
defensivo de la población. En el año 1647 el rey Felipe IV realizó
la concesión de la alcaldía del considerado por aquel entonces
castillo de Ibros a Juan Rus y Arcos, y en ella se documentaba que el
castillo al ser muy antiguo se había hundido su habitación,
quedando únicamente la muralla y su cerca, así como dos torres
descubiertas.
Posteriormente
la muralla quedó integrada como muro perimetral en un edificio
doméstico sirviendo de cerramiento al patio del mismo y de apoyo al
corral. La muralla ciclópea de Ibros fue declarada Monumento
Histórico Artístico, en 1931, y restaurada en 1987 por la
Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, mediante un
proyecto que implicaba la adquisición y saneamiento del inmueble
anejo.
Presenta
características similares a otros oppida ibéricos construidos en
márgenes fluviales: Puente Tablas junto al Guadalbullón o Larva,
junto al Guadiana Menor. Su tipología recuerda a la muralla de Cerro
Miguelico, en Torredelcampo, e incluso algún notable arqueólogo la
comparó con las míticas construcciones de Boecia, Samos y Micenas.
La
Muralla Ciclópea de Ibros, tenía una función defensiva militar, ya
que circundaba la totalidad o al menos parte, del perímetro de un
poblado, algunos investigadores creen que conformaba un recinto
cuadrangular. El asentamiento estaba dotado de una defensa natural en
la zona superior y posterior del poblado.
Aunque
bastante deteriorado y con unas posibilidades de restauración y
conservación bastante complicadas constituye un elemento
valiosísimo, no sólo por su valor histórico y su antigüedad, sino
porque desde el punto de vista constructivo constituye un ejemplo
interesantísimo de una forma de construir que dentro de su aparente
sencillez y brutalidad constituye un complejo y sabio sistema de
atado y acuñamiento realizado con una precisión impecable.
La
muralla está formada de grandes piedras superpuestas de roca
arenisca, no excesivamente compacta y algo porosa. Las rocas están
talladas para conseguir la horizontalidad en los tendeles, pero
además disponen de unas entalladuras en las que encajan con toda
exactitud unas con otras.
Se
conservan dos lienzos de muralla dispuestos de forma transversal
formando un ángulo de 90 grados. La anchura de la muralla oscila
entre los dos metros aproximadamente en sus puntos más estrechos y
los seis metros en los de mayor amplitud, mientras que su longitud
llega a alcanzar cerca de quince metros en uno de sus lados. La
altura de la muralla oscila entre tres y cuatro metros.
La
diferencia de altura de la muralla se explica debido a la topografía
irregular del terreno que obligó a igualar las diferentes partes de
la muralla. Parte de la altura suplementaria viene dada por una gran
masa de piedra que sirve de asiento a la muralla y que fue labrada
para asimilarla y aprovecharla como parte de la muralla, logrando una
serie de piezas asemejadas a paralelepípedos, que encajan
perfectamente a modo de rompecabezas geométrico. Su grosor permite
suponer que la parte superior podría albergar un camino de ronda
para realizar las labores de vigilancia.
Fuente: Wikipedia
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