miércoles, 7 de octubre de 2020

Muralla Ciclópea de Ibros (Jaén)

 


La antigua Muralla Ciclópea de Ibros se encuentra situada en el casco antiguo de la población de Ibros, en la Comarca de la Loma y las Villas de la provincia de Jaén (Andalucía). 

Iberi o Ibri, como lo denominaron los oretanos, está situado en la margen izquierda del río Guadalimar, cerca de Baeza, en la ladera noroccidental de la Loma de Úbeda. 

Su origen ibérico, vinculado a la leyenda del mítico rey Ibero que le dio su nombre, queda constatado por la muralla ciclópea, ubicada en el propio casco urbano de la localidad en la zona Norte y en una de sus cotas más bajas. Su ubicación era estratégica, ya que defendía la zona más vulnerable y más cercana a los cauces de agua. 

La muralla ciclópea de Ibros se ha comparado por su estética con la Puerta de los Leones de Micenas (Grecia), perteneciente a un ámbito cultural muy distinto y distante al ibérico y con las ciudades de Numantia y Tarraco, ambas realizadas durante el periodo ibérico y reformadas en época romana. 

Se adscribe cronológicamente a época Ibérica, entre los siglos VI y I antes de Cristo, es posible que su realización se hiciera durante el periodo romano, y por tanto de cronología algo posterior. Los musulmanes debieron mantener el uso del recinto defensivo, ya que entre sus muros apareció una lápida sepulcral con el siguiente texto: "En nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso; murió Zagut Ebu Walid, Dios le haya perdonado, el día cuarto en ventiún días de Xaben del año 416". 

La población de Ibros pasó a manos cristianas en el año 1157, aunque la posesión definitiva no tuvo lugar hasta la llegada de Fernando III el Santo. Durante la Edad Media, quedó integrada en el recinto defensivo de la población. En el año 1647 el rey Felipe IV realizó la concesión de la alcaldía del considerado por aquel entonces castillo de Ibros a Juan Rus y Arcos, y en ella se documentaba que el castillo al ser muy antiguo se había hundido su habitación, quedando únicamente la muralla y su cerca, así como dos torres descubiertas. 

Posteriormente la muralla quedó integrada como muro perimetral en un edificio doméstico sirviendo de cerramiento al patio del mismo y de apoyo al corral. La muralla ciclópea de Ibros fue declarada Monumento Histórico Artístico, en 1931, y restaurada en 1987 por la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, mediante un proyecto que implicaba la adquisición y saneamiento del inmueble anejo. 

Presenta características similares a otros oppida ibéricos construidos en márgenes fluviales: Puente Tablas junto al Guadalbullón o Larva, junto al Guadiana Menor. Su tipología recuerda a la muralla de Cerro Miguelico, en Torredelcampo, e incluso algún notable arqueólogo la comparó con las míticas construcciones de Boecia, Samos y Micenas. 

La Muralla Ciclópea de Ibros, tenía una función defensiva militar, ya que circundaba la totalidad o al menos parte, del perímetro de un poblado, algunos investigadores creen que conformaba un recinto cuadrangular. El asentamiento estaba dotado de una defensa natural en la zona superior y posterior del poblado. 

Aunque bastante deteriorado y con unas posibilidades de restauración y conservación bastante complicadas constituye un elemento valiosísimo, no sólo por su valor histórico y su antigüedad, sino porque desde el punto de vista constructivo constituye un ejemplo interesantísimo de una forma de construir que dentro de su aparente sencillez y brutalidad constituye un complejo y sabio sistema de atado y acuñamiento realizado con una precisión impecable. 

La muralla está formada de grandes piedras superpuestas de roca arenisca, no excesivamente compacta y algo porosa. Las rocas están talladas para conseguir la horizontalidad en los tendeles, pero además disponen de unas entalladuras en las que encajan con toda exactitud unas con otras. 

Se conservan dos lienzos de muralla dispuestos de forma transversal formando un ángulo de 90 grados. La anchura de la muralla oscila entre los dos metros aproximadamente en sus puntos más estrechos y los seis metros en los de mayor amplitud, mientras que su longitud llega a alcanzar cerca de quince metros en uno de sus lados. La altura de la muralla oscila entre tres y cuatro metros. 

La diferencia de altura de la muralla se explica debido a la topografía irregular del terreno que obligó a igualar las diferentes partes de la muralla. Parte de la altura suplementaria viene dada por una gran masa de piedra que sirve de asiento a la muralla y que fue labrada para asimilarla y aprovecharla como parte de la muralla, logrando una serie de piezas asemejadas a paralelepípedos, que encajan perfectamente a modo de rompecabezas geométrico. Su grosor permite suponer que la parte superior podría albergar un camino de ronda para realizar las labores de vigilancia. 

Fuente: Wikipedia

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