martes, 6 de octubre de 2020

Castillo de Villadompardo (Jaén)

 


El Castillo de Villadompardo es una fortificación de origen árabe que se encuentra situado en la población homónima de la comarca de la Campiña Norte de la provincia de Jaén (Andalucía). 

Villardompardo es una pequeña localidad que fue cabecera del antiguo condado de los Torres de Portugal y presenta desde lejos una silueta inconfundible, situada en alto y con sus dos torres, la de la iglesia y la del castillo. 

El castillo, levantado sobre una colina pendiente y alargada, se encuentra en el centro de la población. Su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XIII aunque fue convertido en residencia señorial en la segunda mitad del siglo XIV y reformado en la primera mitad del XVI y a finales del siglo XVIII. 

Antes de la conquista por Fernando III, Villardompardo era un humilde alquería árabe de campesinos, escasamente poblada y mal defendida, conocida como Villar. Fernando III decidió, en 1245, ceder esta aldea al capitán don Pedro Pardo, de quien tomó el nombre de Villar de don Pardo, convirtiéndose así en su primer señor con el encargo de repoblarla y organizar un sistema defensivo adecuado ante la fortaleza de poblaciones musulmanas del entorno como Arjona. 

La situación permanentemente conflictiva entre árabes y cristianos hizo que sucesivamente fuera devastada y repoblada hasta que Enrique II, en 1371, convirtió el castillo de Villardompardo en centro de un señorío encomendado a don Pedro Ruiz de Torres, adelantado de Cazorla y marido de doña Isabel, hija de Men Rodríguez de Biedma y Benavides, señor de Santisteban. 

En el siglo XV se formó un pequeño señorío con la anexiones de Escañuela, en 1418, y de Villargordo, en 1457, que quedaban así también bajo protección del castillo. La boda, en 1461, entre el condestable de Castilla en Jaén, don Miguel Lucas de Iranzo, y doña Teresa de Torres, señora del lugar, dio prestigio al pueblo y al castillo que acabaría teniendo un papel protagonista en la guerra civil que enfrentó a la nobleza con el rey. 

En el levantamiento de los nobles contra Enrique IV, el alcaide de Villardompardo, Lorenzo Venegas, permaneció fiel al condestable Iranzo y pudo resistir los ataques de los rebeldes calatravos, mientras otros castillos del alfoz de Jaén claudicaban y se entregaban a don Pedro de Girón. Enrique IV y los Reyes Católicos le concedieron importantes privilegios y, en 1558, Felipe II convirtió el señorío en condado y a don Fernando de Torres y Portugal en primer conde de Villardompardo, quien reformó el castillo y lo rehabilitó como palacio. 

Después se realizaron otras obras importantes en el castillo, particularmente la hermosa portada del siglo XVI. Hacia finales del siglo XVIII, el lugar fue patrimonio de los marqueses de Bélgida y condes de Villardompardo, hasta la desaparición de los señoríos. En 1985 el castillo fue declarado Bien de Interés Cultural. 

Del castillo se conservan restos de murallas en el lado sur, el patio de armas o la artística portada de traza clasicista, y sobre todo la torre del Homenaje. El castillo se levanta al borde, muy pendiente, de una colina alargada. El talud natural, empinadísimo, que defiende al castillo por el este no requería más defensa que un mediano parapeto. El recinto del castillo se adapta a la forma de trapecio irregular y lo conforman materiales como la mampostería y el tapial. Los lados sur y oeste confluyen en la Torre del Homenaje. 

La torre del Homenaje tiene una forma casi cuadrada, está levantada sobre un suelo, está levantada sobre un suelo rocoso, y alcanza los 20 metros de altura. Por la parte en que la roca no aflora, los constructores dispusieron un zócalo de sillarejo. El resto de la torre es de mampostería en hileras regulares, mientras que las esquinas son de sillarejo más regular, que por la parte alta alterna con núcleos de ladrillo. 

Está estructurada en cuatro pisos sostenidos por fuertes vigas de madera en los que, al convertirse en residencia palaciega, se le abrieron grandes ventanales cubiertos con arcos escarzanos. La escalera se ubicaba en el cerramiento de la esquina norte. 

Su portada, de gran empaque y armónicas proporciones, es representativa de su uso palaciego, ya en el siglo XVI, la compone un arco de medio punto moldurado con grandes dovelas despiezadas y ménsula en la clave que apea sobre pilastras de grandes dimensiones. Sobre el arco se alza un escudo nobiliario bien labrado del primer Conde de Villardompardo, señor de Torres y Portugal. 

Fuente: Wikipedia

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