El Castillo de Sabiote es una fortificación de origen árabe que se encuentra situado en la población del mismo nombre, en la ladera norte de la Comarca de La Loma de Úbeda, en la vertiente sur del río Guadalimar, en la provincia de Jaén (Andalucía).
El
castillo fue promovido por don Francisco de los Cobos, Secretario de
Estado de Carlos V, que compró la villa de Sabiote y se mostró
dispuesto a ampliar el proyecto de renovación y embellecimiento de
Úbeda a los pueblos que fue incorporando a sus propiedades. Impacta
por su grandiosidad y por la incorporación de las técnicas de
fortificación e ingeniería militar más vanguardistas e innovadoras
de la Europa del Quinientos.
Sabiote,
Sabiyut como la denominaron los árabes, debió de contar desde el
siglo VII, con una fortificación, levantado sobre un oppidum
ibero-romano y rodeado de tapial de tierra, para la protección de
las alquerías del entorno. El primitivo refugio se reforzó, a
finales del siglo IX y principios del X, cuando se produjeron las
rebeliones muladies contra el Emirato cordobés.
Una
vez pacificada e islamizada la zona, los Omeyas la integraron en el
distrito de Úbeda. En época almorávide, se amplió el recinto
amurallado para hacer frente al avance de las posiciones cristianas.
De hecho parece que resistió el ataque castellano que Alfonso VII
dirigió contra ciudades como Baeza, Úbeda y Andújar aunque, poco
después de su crucial victoria en Las Navas de Tolosa, Alfonso VIII
arrasó el castillo musulmán de Sabiote, del que apenas quedan
vestigios.
Fernando
III, tras hacerse con Baeza, tomó Sabiote, entre 1227 y 1229, en el
marco de una operación destinada a aislar el importante núcleo
musulmán de Úbeda y controlar la ruta hacia Levante. Con Baeza,
Sabiote y Jódar en poder de Castilla, Úbeda quedaba aislada sin más
contacto con tierra musulmana que la cuenca del Guadiana Menor, así,
en cuanto los cristianos controlaran la vía estratégica del río,
la caída de Úbeda sería inevitable. El rey Santo repobló Sabiote,
le concedió el Fuero de Cuenca, reparó el maltrecho castillo y lo
reforzó con un recinto amurallado. En 1257, Alfonso X constituyó la
Encomienda de Calatrava de Sabiote.
Entre
los siglos XII y XIII se reedificó la fortaleza cristiana sobre la
musulmana partiendo de una estructura rectangular con torres
colocadas en las esquinas y otras dos en el lienzo de la muralla. La
puerta principal estaba, a su vez, defendida por otras dos torres y
reforzaba su seguridad un camino-foso en el lado norte, protegido por
un lienzo de muralla que conducía hasta una torre por la que se
accedía a la plaza de armas. Pero a principios del siglo XIV el
castillo se encontraba en tan mal estado que el rey Fernando IV, en
1309, decidió renunciar a las tercias del vino, cereales y ganado de
Sabiote para destinarlas a la reparación del castillo y las
murallas.
Las
profundas reformas que necesitaba la formación se acometieron, entre
1533 y 1535, poco antes de que la villa pasase a propiedad del señor
de los Cobos. Para ello, frey Juan de la Tovilla, alcaide del
castillo y de la villa, obtuvo la suma de cien mil maravedíes. Los
calatravos ampliaron el entramado urbano de Sabiote, replantearon el
sistema defensivo y, para controlar los accesos a la villa,
construyeron puertas como la de los Santos, la de San Bartolomé y la
del Téjar. A los canteros, Luis de la Obra y Francisco Ruiz
encargaron las reparaciones de la torre del Homenaje y los lienzos de
la fortaleza; a Miguel de Herrera, el saneamiento de los lienzos
próximos a la puerta.
Se
sustituyeron las almenas por troneras, llenó los lienzos de
opulentos escudos heráldicos y convirtió el patio de armas en otro
renacentista. No obstante, conserva su estructura y aspecto de vigía,
defensa y fortaleza.
La
Encomienda de Sabiote perduró hasta el día 10 de julio de 1537, en
que Carlos V, acuciado por las deudas de las guerras imperiales y
apoyándose en las bulas de los papas Clemente VI y Paulo II, enajenó
Sabiote a la Orden de Calatrava para venderla por 18 millones de
maravedíes a su Secretario de Estado y amigo. Lamentablemente, el
castillo fue expoliado y volado por las tropas napoleónicas durante
su ocupación, por lo que interiormente sólo queda el esbozo de lo
que fue una destacada obra de arte.
Esta
obra singular de la arquitectura militar, dispone de una serie de
elementos que merecen especial atención como el bastión suroeste,
un brocal de pozo de modelo clásico, o la portada principal, de
esquema clasicista. Esta gigantesca construcción custodió a lo
largo de los años el Pendón de la Orden de Calatrava y numerosas
obras de arte que pasaron más tarde al Salvador de Úbeda.
Desde
el punto de vista de la ingeniería defensiva, el de Sabiote muestra
un tipo de fortificación basado en torres abaluartadas angularmente,
troneras, merlones y orejeras que recuerdan repertorios del
tratadista italiano Francesco di Giorgio y anticipa esquemas
defensivos del siglo XVII, como las torres de planta pentagonal. Todo
ello sin renunciar a refinamientos estéticos como el friso del
entablamento con grutescos o el clasicismo de la portada plateresca
que muestra los escudos del señor de los Cobos y doña María, sus
promotores.
Este
impresionante castillo de planta asimétrica, ocupa un amplio recinto
con tres torres en ángulo y una cuarta torre ubicada fuera de
ángulo, en un muro avanzado. Se conserva poco de la estructura
palaciega interior que dispuso de un gran salón con bóvedas de
cañón de ladrillo. En su exterior, muy pintoresco, contrasta la
solidez y altura de sus muros lisos de sillería coronados por adarve
y troneras con la elegancia ornamental de escudos con casco y cimera
enmarcados con alfiz o las molduras que recorren los muros y protegen
ángulos así como la puerta de pilastras con grutescos sobre
pedestales lisos, dan una nota de elegancia renaciente que contrasta
con la adustez militar de la fortaleza.
La
puerta de acceso, que tuvo puente levadizo y un escudo en la parte
superior, que abre con arco de medio punto es sobria y robusta y en
ella se dan cita arcaizantes pilastras, motivos ornamentales
platerescos, refinadas figuras en relieve y ostentosa heráldica. El
patio interior, aproximadamente triangular, de grandes dimensiones
aunque desaparecido, disponía de galerías dobles en tres de sus
lados y sus frisos mostraban la calidad de los relieves.
El
patio no se conserva. Dos destrozadas columnas pegadas al muro en las
que descansaban los arcos finales que servían de contrarresto de los
restantes, permiten formarse una idea de él. Sus capiteles son
jónicos, descansando las columnas sobre pedestales. Este patio debió
tener arquería solamente en tres de sus lados; en el otro hay un
pozo embutido en el grueso del muro y un magnífico escudo en lo alto
sostenido por dos sirenas arrodilladas mostrando sus torsos desnudos,
casco encima y cimera y finas labores renacientes sirviéndole de
peana. Una inscripción en él da la fecha: AN 1.543; encima se
conserva la cornisa interrumpida de trecho por gárgolas con figuras
de animales.
El
recinto murado de Sabiote tuvo seis puertas. En las cercanías de la
desaparecida Puerta de la Villa, que miraba al sur, se conservan
lienzos y torres semicirculares de mampostería. Por el sector de la
Puerta del Tejar o Pilarillo, que mira al sureste, existe otro
fragmento de la cerca del siglo XIII muy reparado.
Fuente: Wikipedia
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