Las Murallas de Palma de Mallorca, actualmente derruidas de forma parcial, fueron un conjunto de torres y baluartes unidos por un sistema de murallas que rodeaba la capital de las Islas Baleares, en la Isla de Mallorca.
Palma
llegó a su esplendor durante el Medievo. Se calcula que las
murallas medievales se finalizaron en el año 1115 por los árabes
establecidos en la ciudad, sobre la antigua base romana. A lo largo
de la historia estas murallas han sido reconstruidas hasta un total
de cinco veces, siendo destruidas en el año 1873 según el Plan
Calvet.
La
ciudad de Palma fue fundada en el año 123 a.C por el cónsul romano
Quinto Cecilio Metelo elegida por ser un punto estratégico. Se
construyó una pequeña ciudadela donde ahora se encuentra la
Almudaina Real. Las murallas medievales proceden de este primer
residuo que se levantó en el siglo II a.C. Se reconocían varios
muros: el muro del Mirador, el que separa los edificios de las calles
Zanglada y de Morey, el arco de La Almudaina; antigua Porta Oriental,
aún conservado,
el
que rodea la manzana del Ayuntamiento, el que recorría la calle
Victoria hasta la Torre de les Hores, la de la calle Conquistador y
la de la costa de la Seu. El interior de la muralla romana estuvo
habitado hasta el siglo VI. Se desconoce la existencia de habitantes
entre los siglos VII y IX.
La
llegada en el siglo X de un colectivo árabe procedente del norte de
África supuso la renovación de estas infraestructuras. Los muros de
la ciudad se expandieron y muchos arcos romanos, como el de la
Almudaina, fueron continuamente reconstruidos y remodelados.
La
existencia de un teatro romano ha sido debatida entre los
historiadores.
Si
se estuviera en lo cierto, el mismo teatro formaría parte de la
muralla que, posteriormente formó parte del primer bastión
concebido durante el Medievo. De esta misma forma, se pueden
encontrar huellas de esta fachada en los establecimientos adyacentes
al Born que aquel entonces daba al mar. Este hecho reafirmaría la
hipótesis de la presencia de un teatro romano abierto, al estilo de
otras ciudades como Tarraco (Tarragona).
Se
considera que la base romana de la ciudad fue lo que estableció la
construcción de nuevas estructuras árabes y cristianas al largo de
la historia. La Catedral, un claro ejemplo, fue edificada sobre una
antigua mezquita y esta sobre otro templo romano. Los puntos
compartidos por ambas murallas fueron, extrañamente pocos, ya que la
extralimitación de la muralla medieval fue más ambiciosa que la
romana y abarcaba un amplio terreno de mapa.
El
año 903 Issam al-Khawlani es nombrado primer valí de las islas y
se inicia una nueva remodelación de la ciudad, que empujará al
derribo o expansión de las antiguas murallas romanas y la creación
de bastiones de estilo árabe a lo largo de la costa. La creación
del alcázar de la Almudaina impulsó al soberano taifa Nasir
al-Dawla a crear unas fortificaciones férreas que defendieran la
ciudad de los ataques bizantinos y piratas, así como de las
expediciones catalanas y pisanas.
Aunque
es cierto que esta fase de la muralla ha sido la que con peor
conservación ha perdurado, aún es posible encontrar arcos o rastros
de arquitectura árabe en las calles y jardines.
El
recinto medieval es junto, al renacentista, el más completo y el que
mejor se ha conservado a lo largo de la historia. Está compuesto por
diversas torres, entre ellas, el pequeño baluarte de Santa Catalina
en la fachada oeste. Se comenzó a reedificar posiblemente a finales
del siglo XIII con la intención de reforzar las defensas musulmanas,
por lo que se dejaron intactas algunas construcciones y bastiones de
época anterior que daban al mar y suponían una labor mayor. Al
proveer de un proyecto de reformas a las murallas, muchos puntos de
esta quedaron desequilibrados, como el terraplén de la Puerta de
Santa Catalina.
Fuente: Wikipedia
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