La Fortaleza de Isabel II, también llamada Fortaleza de la Mola, se encuentra situada en la entrada al puerto de la ciudad de Mahón, en la Isla de Menorca de las Islas Baleares.
La
península de la Mola sugirió siempre la instalación de
fortificaciones para la defensa del puerto. En el siglo XVI, cuando
se construyó el Castillo de San Felipe, al otro costado del puerto
de Mahón se había pensado en la península de la Mola para su
construcción, pero la mayor proximidad de la orilla sur a Mahón,
aconsejó desistir de la Mola y construir el castillo en San Felipe.
Tres siglos después, se volvió a pensar en la orilla norte,
desaparecido el castillo de San Felipe, y desarrollada la artillería
con mayores alcances y precisión, se construyó la Fortaleza de
Isabel II, en la Mola.
La
fortaleza fue muy distinta al castillo abaluartado de San Felipe, y
era una fortificación del sistema atenazado que había sustituido al
antiguo sistema de fortificación abaluartada del castillo de San
Felipe. El castillo con sus baluartes, revellines, lunetas y su
artillería al descubierto fue sustituido por la línea poligonal del
sistema atenazado, de amplio y profundo foso con ángulos entrantes
de contraescarpas perforada por cañoneras, donde asomaban los
cañones que flanqueaban con sus fuegos el foso. En el espacio del
foso abrazado por los entrantes 2 y 5, se encuentran los reductos de
los entrantes respectivos, que con sus armas dispuestas en distintos
ordenes (niveles), refuerzan la defensa del foso y tiros lejanos. En
el sistema atenazado los cañones quedaban protegidos en el interior
de casamatas en los entrantes y reductos.
La
línea quebrada del foso cerraba la gola de la fortaleza, defendiendo
el acceso terrestre de la península fortificada y el marítimo sobre
la entrada al puerto de Mahón. Entre los dos tramos de la línea
atenazada, el terrestre y el marítimo, y en su parte central, avanza
hacia el istmo de la península, el Hornabeque, obra que refuerza la
defensa frente al istmo de acceso terrestre a la fortaleza. La
artillería de los entrantes y reductos de los distintos ordenes de
fuego, defienden el foso con los inferiores y los accesos terrestres
y marítimos con los superiores.
La
fortaleza al pasar el tiempo, y progresar la artillería, llegó a
ser exclusivamente un asentamiento para la artillería, que no solo
defendía la entrada del puerto como en principio, sino que con los
nuevos materiales artilleros cubría los accesos marítimos de las
costas norte y sur, próximas a la entrada del puerto Mahón. Hacia
el final de siglo XIX la artillería de retrocarga llegó a la Mola
con el material Krupp. Estos cañones se desembarcaron en la Mola,
por medio de una grúa para 80 toneladas, para su maniobra a tierra
desde el barco que los transportaba. Eran materiales de dos calibres,
el 30,5 cm y el 26 cm, cuyo transporte desde el muelle a sus
asentamientos supuso una tarea técnica de primer orden para las
máquinas disponibles a finales del siglo XIX.
Se
montaron unos rieles sobre unas vigas de madera de gran sección (aún
se conservan algunas vigas), arrastradas por una locomotora que subió
hasta el Esperó uno de los cañones. Finalmente asentados 2 del 30,5
cm. en la batería Reina Victoria, y otras dos piezas del calibre 26
cm, en la batería Reina Regente, a nivel del mar. Nuevos cañones y
obuses Ordoñez de 24 cm, se instalaron en baterías de la costa
norte, y en la oriental de la Mola, para cubrir las distancias que
estos nuevos cañones eran capaces de alcanzar, pudiendo llegar sus
proyectiles hasta Favàritx, las del norte, y a la isla del Aire las
de la costa oriental. Estos materiales estaban disponibles en el año
1898 cuando en guerra contra los norteamericanos.
Aún
en los años 1926, se inició la instalación de la artillería
Vickers, que defendió las costas de Menorca durante la Guerra Civil.
No solo se instalaron en la Mola, sino en Faváritx, Llucalary, y
Biniancolla, para que sus alcances permitieran alcanzar toda la isla.
Los materiales que se instalaron fueron, de 38,1 cm, 15,24 cm, y los
antiaéreos de 10,5 cm. El último cañón instalado fue el de 38,1
de la Mola que quedó operativo después de iniciada la Guerra Civil.
Sin duda la presencia de estos cañones permitieron la defensa
republicana de Menorca durante la guerra, y los 24 cañones
antiaéreos, defendieron a la isla de los ataques aéreos con
bastante eficacia. Para aquellos tiempos se trataba de materiales muy
modernos.
Fuente: Wikipedia
Galería:
No hay comentarios:
Publicar un comentario