Los restos de las antiguas Murallas de Mahón lo constituyen hoy el llamado Portal de Sant Roc, situado en el casco antiguo de la la ciudad homónima de la Isla de Menorca en las Islas Baleares.
Tras
la conquista de Menorca a los musulmanes, en 1287, una de las mayores
preocupaciones de los monarcas fue la de proteger, con sólidas
murallas, los núcleos urbanos de Mahón y de Ciudadela de Menorca.
Con
la primera expansión del castillo y villa de Mahón, en los siglos
XIV y XV, la muralla circundaba la población por las actuales calles
del Rector Mort, del Bastió, de Deià y parte de s’Arravaleta,
desde donde giraba en ángulo recto hacia Portal de Mar. El resto de
la ciudad quedaba protegida por los altos acantilados sobre el
puerto. El Portal de Sant Roc, único resto visible de aquella
antigua muralla, era la puerta de la que salían los caminos hacia el
interior de la isla, en dirección a Sant Climent y Ciudadela.
Su
construcción data, probablemente, del siglo XIV, con motivo de la
Real Orden de Pere IV, de 21 de agosto de 1359, que disponía la
fortificación de la nueva zona de “lo Raval” con muros de piedra
y cemento. El portal, de estilo gótico, estaba formado por dos
torres cuadradas de muros gruesos de piedra y mortero, rematadas por
los correspondientes matacanes. Las torres, de diferente altura,
estaban unidas por un lienzo de muralla, donde se abría la
puerta.
A
lo largo de la historia, el portal ha sufrido numerosas
remodelaciones. Una de las más importantes fue la restauración
realizada tras el asalto del pirata Barbarroja a la ciudad de Mahón,
en 1535. Pocos años más tarde, en 1587, era motivo de una nueva y
urgente reparación, ya que sus paredes se hendían de manera
peligrosa, según declaraciones de los propios vecinos. Parece ser
que llevó a cabo la reparación el maestro mayor del Castillo de San
Felipe.
Cuando
la ciudad creció, las murallas perdieron su valor defensivo, y el
portal y sus torres se incorporaron a las viviendas anexas. A pesar
de las reformas lógicas para adaptarse al nuevo destino, en el
interior aún se conservan las diferentes plantas, algunas cubiertas
de bóveda de cañón y, en la clave de la bóveda de la segunda
planta de la torre mayor, un escudo con las cuatro barras catalanas,
testimonio de su antigüedad.
Con
el tiempo, la casi totalidad de la muralla y de los portales fueron
derribados. Cuando se urbaniza la plaza del Bastió, en 1943,
desaparecen los últimos restos de muralla, pero se conserva el Portal de Sant Roc como monumento histórico. El proyecto inicial
pretendía dejarlo totalmente separado de las casas del entorno, pero
sólo se aisló la torre más alta. En 1978 fue restaurado en
profundidad.
Respecto
a su nombre, antiguamente se le conocía como Portal de Dalt, en
oposición al Portal de Baix, situado en la calle de Isabel II.
También se le llamaba Portal d’en Servera, nombre de una familia
que vivía al lado o Portal de Sant Antony, porque por él se iba a
una ermita extramuros, dedicada a este santo. Desde el siglo XVIII,
se le conoce como Portal de Sant Roc, nombre del santo de la
hornacina que acoge sobre su puerta.
Fuente: Wikipedia
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