Los restos del Real Alcázar de Úbeda se encuentran situados sobre el llamado Cerro Ibiut, en el sureste de la ciudad de Úbeda en la provincia de Jaén (Andalucía).
El
Real Alcázar de Úbeda ocupó el Cerro Ibiut, dando origen a la
ciudad de Úbeda. En la actualidad se trata de un importante
yacimiento arqueológico conocido como "Eras del Alcázar",
uno de los sitios arqueológicos más importantes de Andalucía,
tanto por la entidad histórica de sus bienes como por su estado de
conservación. Sus registros revelan una ocupación ininterrumpida de
más de 6000 años de antigüedad, identificando a Úbeda como una de
las ciudades más antiguas (si no la mas antigua) de Andalucía y de
Europa Occidental.
El solar del alcázar acogió
civilizaciones neolíticas, argáricas y posteriormente ibéricas,
dándole al cerro el típico aspecto de un oppidum fortificado.
Después fue utilizado como atalaya por los ocupadores cartagineses y
romanos, que mantendrían la ocupación del lugar.
Con la
conquista árabe, esta eminencia defensiva fue fortificada aún más,
convirtiéndose en una valiosa alcazaba que daba cobijo entre sus
fuertes muros a toda una ciudad interior. Su recinto noble acogía el
Palacio del Moro (posterior Casa Real), así como la aljama mayor (la
actual Iglesia de Santa María) sobre los restos anteriores de un
templo de culto romanizado y en origen un solar sagrado de sus
nativos ibéricos.
La alcazaba fue el núcleo fundacional de
la ciudad. Con el el tiempo nació un arrabal fuera del alcázar, en
los terrenos más llanos bajo el cerro de Ibiut, que fue adquiriendo
importancia hasta el punto de tener que ser cercado, construyéndose
así el actual recinto amurallado de Úbeda, que separaba la ciudad
nueva del alcázar. En el año 852, Haxen-Ben-Abdalaziz, ministro del
emir de Córdoba, mandó fortificar Úbeda y Baeza. Por tanto, hasta
ese momento Úbeda era solo la alcazaba.
Tras su reconquista,
primero en el año 1212 y finalmente en 1234, la plaza fue reconstruida y
fortalecida por la permanencia durante 3 siglos más del cercano
Reino de Granada. En el año 1368 tuvo lugar la incursión de Mohamed V y
Pero Gil, que obligó a los moradores del casco urbano a refugiarse
en el alcázar.
El alcázar era a todos los efectos una ciudad
independiente dentro de otra ciudad, gobernado por el alcaide de
manera totalmente independiente del Concejo de la ciudad, de ahí los
continuos conflictos por el poder entre unos y otros. Los diferentes
donadíos repartidos entre los infanzones y nobles repobladores del
lugar ya no dejaron de dar problemas y disputas por sus respectivas
jurisdicciones. El concejo de la ciudad y los alcaides del alcázar
ya no dejaron sus continuas fricciones.
Dividida en bandos, la
nobleza se enfrenta a muerte por la posesión de la alcaldía del
alcázar. Pero caída Granada, la pérdida de valor militar de la
fortificación será su sentencia de muerte. Así, en 1502, Isabel la
católica ordena la demolición del Real Alcázar de Úbeda, vender
su piedra, rellenar los fosos y entregar sus tierras al concejo. Esta
destrucción, consumada en 1507, afectó inicialmente más a los
muros y baluartes interiores.
En fechas muy posteriores, se
fueron minando otras torres, como las del Huerto de Carvajal,
desaparecidas en 1675, los muros de La Saludeja en 1677, y varios
muros interiores en 1678 que sirvieron para construir el puente de
Olvera sobre el río Guadalimar en Navas de San Juan. La milenaria y
ciclópea Torre de Ibiut, origen mítico de la ciudad, aguantó hasta
una fecha tan reciente como mediados del siglo XIX.
La Torre
de Tierra o Torre de Ibiut, también citada como Torre de Asdrúbal,
es el punto mítico de fundación de la ciudad. Se encontraba en el
recinto exterior del alcázar, muy cerca del claro del Salvador.
Después de 1850 fue demolida, hallándose entonces a los pies de sus
cimientos diversos enterramientos, objetos extraños que no se
catalogaron ni estudiaron, salvo algunas vasijas de tipo celta que se
conservan en el museo, y gran cantidad de esqueletos de enorme
dimensión que los lugareños mitificaron como gigantes.
Muy
cerca a la torre aparecieron también varias sepulturas con
antiquísimos objetos de oro, un brazalete en forma de serpiente y
otros dijes, a los que no se concedió más importancia que el precio
que pagó un platero para su fundición, y así se perdió para
siempre una parte importantísima para esclarecer la historia antigua
de la región.
El
Real Alcázar era un edificio fortísimo, casi inexpugnable por 3 de
sus 4 frentes gracias a los acantilados naturales sobre los que se
erguían sus numerosas torres y murallas. Tras su desaparición
paulatina, sus restos se encuentran a más de metro y medio de
profundidad bajo los escombros de sus construcciones y aún
pendientes hoy día de una excavación definitiva que los ponga al
descubierto.
Hasta el siglo xv, se diferenciaban interiormente
las siguientes Estructura y edificaciones: baluartes defensivos como
La Coracha y el Torrontero, la Casa Real y el Palacio Moro, las Casas
del cabildo, la mezquita (actual Basílica de Santa María de los
Alcázares), la judería y el emparedamiento (posteriormente la
Cárcel del Obispo y hoy Juzgados).
Fuentes: Wikipedia
garcilanga (Fotos)
Galería:
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