sábado, 4 de julio de 2020

Torre de los Valdés (Llanera, Asturias)


La Torre de los Valdés, también conocida como Castillo de San Cucao, se encuentra situada en la localidad de San Cucao, perteneciente al Concejo de Llanera en la Comunidad de Asturias. 

Es un conjunto monumental y sobrio, formado por una torre y un cuerpo rectangular adosado a la misma que la prolonga hacia el norte. Tiene su origen en una torre cuadrada medieval, mandada construir en el siglo XIV (hacia el año 1393) por Diego Menéndez de Valdés, el Mayor (miembro de esta poderosa e influyente familia); hoy se conserva solamente su estructura general y, al parecer, una pequeña ventana geminada del último piso en la que se talla un escudo, que según F. Sarandeses, presenta las armas de Valdés, Castilla y León y Bernaldo de Quirós, así como la tronera con forma de bocallave situada bajo ella. 

La torre y el cuerpo rectangular se reformaron en numerosas ocasiones (la última en 1989), dando lugar a la construcción actual, cuya mayor parte parece corresponder a los siglos XIX y XX. Así, la torre, que tiene plantas, reemplazó principios del siglo XX su cubierta de teja a cuatro vertientes por un remate almenado con garitones cilíndricos en sus ángulos; el cuerpo adosado, con dos plantas y desván, culmina de igual modo. Grandes vanos goticistas con arco apuntado rasgan los muros tanto de la torre como del cuerpo rectangular. 

Como tantas otras torres y castillos, tiene su leyenda: se relata en viejas historias que Don Diego Menéndez de Valdés, a quien con razón apodaban «El Valiente», dueño y señor de la Torre de San Cucao, se negó a prestar auxilio a Don Enrique de Trastámara, quien luchaba por el trono de España contra su hermano el Rey Don Pedro. Cuando murió el Rey y Enrique subió al trono, Don Diego fue perseguido. Tal fue la saña de la persecución, que para salvar su vida, se vio obligado el noble caballero asturiano a recluirse en un monasterio de Galicia. 

Pasados los años y durante unas fiestas reales que se celebraban en Valladolid, hubo luchas (suponemos que serían grecorromanas), en las que los luchadores españoles fueron derrotados por los franceses. Pidió el monarca nuevos caballeros que tomaran parte en las luchas. Entonces, se presentó en la plaza un caballero vestido de negro y con el rostro cubierto por la visera del casco. Uno a uno fue derrotando a los caballeros galos, por lo que tuvo gran satisfacción del Rey. 

Terminado el espectáculo, llamó el monarca al desconocido caballero, a quien preguntó quién era: «Soy un antiguo vasallo de vuestra Majestad, que no os quiso dar posada ni ayuda cuando Vos la demandasteis en San Cucao de Llanera; mi casa está arrasada y mis tierras sembradas de sal.» El Rey, como premio a su valentía, le devolvió sus tierras con el perdón. Don Diego volvió a Llanera y reedificó su Torre en el solar de la que había sido desmantelada por orden de Don Enrique de Trastámara. 

Fuente: Castillos del Olvido

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