La Torre de los Guzmanes se encuentra situada a poco más de 4 km. de la localidad de Montefrío en la provincia de Granada (Andalucía).
Es
uno de los baluartes defensivos más singulares de la comarca de los
Montes. Su particularidad viene dada porque su base cuenta con un
hueco de acceso. La conquista castellana de Alcalá la
Real,
allá por el año 1341, supuso la fortificación, por parte de los
musulmanes, de la línea fronteriza que iba desde Píñar hasta Loja.
Este fue el límite que, durante siglos, separó la Granada musulmana
de la Jaén cristiana.
A
mediados del siglo XV Enrique IV inició diversas campañas de
desgaste, escaramuzas y asedios contra el castillo de Montefrío,
derribando atalayas y arrasando cultivos. Pero, habrá que esperar
unas décadas más para encontrar ataques más contundentes contra
esta zona. En septiembre de 1483, las tropas de Isabel I de Castilla
y Fernando V de Aragón sitiaron por primera vez la villa de
Montefrío, y con ello cayeron todas las atalayas, incluida la de Los
Guzmanes.
La
torre atalaya de los Guzmanes formaba parte de la línea defensiva de
Montefrío-Tocón. Se sitúa a poco más de 1000 metros de altitud
sobre el nivel del mar. Corona, en un espolón sobre el arroyo de los
Molinos, la loma de los Gigantes. Esta atalaya es, como la mayoría
de las torres-atalayas de la época, de base circular, de 4,15 metros
de diámetro, y desarrollo troncocónico. Está elaborada de
mampostería con hiladas medianamente regulares. Los mampuestos son
de mediano y gran tamaño unidos con una argamasa formada por cal,
yeso, tierra, piedra y grava.
La
torre se levanta sobre una plataforma de nivelación de
mampostería de 1 metro de altura, elaborada de ripios pequeños,
trabados con abundante cal y algún mampuesto de tamaño mayor.
Aunque no se aprecian restos de enfoscado en el exterior de la
atalaya, hay que aclarar que, una vez construida la obra de
mampostería se hacían los diferentes enlucidos que recubrirían el
baluarte. Esto servía tanto para impermeabilizar el baluarte como
para contribuir a su embellecimiento.
Tan
solo se conservan 4,60 metros de su altura original que pertenecen a
su parte maciza. Recordar que este tipo de construcciones militares,
en la línea fronteriza de los Montes Orientales, solían medir unos
9 metros de altura. Los dos tercios inferiores, formaban un cuerpo
macizo, y en el tercio superior se encontraba un habitáculo, al que
se accedía por una puerta-ventana situada a unos 6 metros del suelo.
Para llegar a la puerta-ventana había que subir por una escalera
móvil, que se ponía y quitaba a voluntad. Así se evitaba que los
atalayeros fueran sorprendidos o capturados.
La
puerta-ventana daba paso a un pequeño habitáculo cubierto con
bóveda de medio cañón, realizada de mampostería. El
habitáculo tendría otra ventana que daba hacia la zona de
vigilancia. Desde la estancia se subía a la terraza, mediante una
estrecha escalera, construida de la misma mampostería que la torre.
La azotea dispondría de un peto perimetral de poco más de un metro
de altura.
En
el lado Sureste, la torre presenta un gran hueco que fue realizado,
posiblemente, para buscar los tesoros escondidos que tanto pábulo
dieron las leyendas de frontera. Este hueco es utilizado actualmente
por los pastores como refugio, y a él, se le ha añadido una pequeña
construcción de piedra, a modo de caseta de 2,30 metros de alzado,
aumentando así el espacio para guarecerse, que llega hasta los 3
metros cuadrados.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Fco. Javier Hernández (Fotos)
Galería:
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