El Castillo de San Marcos se encuentra situado en lo alto de un cerro de 135 m. de altura en el municipio de Sanlúcar de Guadiana en la provincia de Huelva (Andalucía).
A
raíz de la guerra de la Guerra de Independencia de Portugal a
mediados del siglo XVII, se hizo necesario reforzar la frontera ante
los ataques portugueses. Para ello, el conde don Jerónimo de Ró,
maestre de campo en esa zona fronteriza, hizo construir el fuerte de
San Jerónimo junto a la iglesia del pueblo en 1642.
Al
no ser suficiente dicha fortificación para la defensa de la zona,
mandó edificar el castillo de San Marcos aprovechando una antigua
fortaleza construida posiblemente en la primera mitad del siglo XVI.
A pesar de todo, en 1666 cayó en manos portuguesas por el ataque
llevado a cabo por el conde de Schomberg, gobernador del Alentejo,
cuyas tropas saquearon a conciencia la población y la incendiaron,
por lo que ésta quedó totalmente despoblada.
Bajo el control
portugués se llevaron a cabo una serie de reformas en el fuerte,
tales como la construcción del aljibe y quizás algunas
modificaciones en el baluarte de la torre nordeste. En 1741,
nuevamente bajo dominio español, se reformó el cubo oeste a fin de
aumentar su capacidad artillera y, de ese modo, la potencia de fuego
sobre Alcoutim.
El
recinto cuenta con un antemuro que se adapta a la superficie del
cerro donde se asienta, ocupando una superficie de unos 6.000 m2. El
fuerte, de forma poliédrica y unos 3.000 m2, dispone de 3 cubos
circulares y uno de forma triangular, en el que se conserva una
garita. En el cubo sur se observan los restos de otra similar que ya
no existe.
El acceso al recinto se encuentra en el flanco
norte, protegido por un revellín. A dicho acceso se llega mediante
una rampa que se divide en dos: una hacia la puerta del fuerte, y
otra que da al revellín situado en el lado oeste.
En el
interior del recinto, recientemente limpiado de maleza y escombros
por la escuela taller Castillo de San Marcos, se pueden ver las
ruinas de lo que fueron las dependencias del alcaide y la capilla,
que aún conservan el pavimento original de toba colocada en espiga,
las cocinas con restos de una pequeña almazara, y el aljibe, labrado
con ladrillos de taco, enlucido y encalado. En el lado este se
encuentra el cuartel, donde se alojaba la guarnición.
El
acceso al adarve se realiza mediante rampas para facilitar el
movimiento de piezas de artillería. Para ello, el adarve cuenta con
una anchura de unos 2 metros. En el parapeto se observan restos de
algún tipo de protección para los fusileros. En el muro este se
observa una pequeña poterna actualmente tapiada que daría salida al
revellín de esa zona. En varios puntos del recinto pueden verse aún
las tomas de agua de los canalones que recogían la misma para
llevarla al aljibe.
La
fábrica es de mampuesto elaborado con piedras de distintos tipos,
como pizarra y guijarros unidos con mortero de cal y arena. Las
cortinas aún conservan un friso de ladrillo. En todo el recinto se
observan numerosos restos de enlucido encalado, por lo en que su
apariencia original debía ser completamente blanco.
Se
encuentra muy deteriorado. Se encuentra en proceso de restauración,
llevada a cabo por la Escuela Taller Castillo de San Marcos, y
actualmente se está realizando una cata arqueológica en la torre
nordeste.
Fuentes: castillos.net
garcilanga (Fotos)
Galería:
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