sábado, 31 de julio de 2021

Castillo de Villel (Teruel)

 


El Castillo de Villel se alza sobre un cerro desde el que domina la localidad del mismo nombre, un núcleo situado en los Estrechos del río Turia en la carretera que se dirige hacia Cuenca, en la provincia de Teruel (Aragón). 

Es el edificio más antiguo y ciertamente más emblemático de Villel, ocupando un lugar predominante en el escudo de la villa. Está situado en lo alto de una roca, en el centro del pueblo, de difícil acceso, con una caída con respecto al nivel del río de unos 65 metros. Su zona norte es un precipicio, sólo queda como accesible la zona sur, donde estaba la única puerta de entrada. 

Las citas primeras al Castillo de Villel son de historiadores musulmanes que desde el siglo XI hacen mención a su pertenencia a los Banu Gazlum, vasallos de los señores de la Sahla (Llanura), los también beréberes Banu Razín. También es llamado Castillo del Cid, ya que la tradición dice que Rodrigo Díaz de Vivar pasó allí una noche antes de ir a la toma de Valencia. 

Aunque esta fortaleza táctica fue muy importante para los Templarios, alcanzó su mayor esplendor con los Caballeros de la Orden de San Juan del Hospital, especialmente con Don Juan Fernández de Heredia, Gran Maestre y Castellán de Amposta, cuyo primer destino fue precisamente Villel, población que recuerda continuamente en sus escritos, especialmente en los Cartularios de la Orden y en su epistolario personal. 

El castillo fue, al al igual que la población, muy importante para estas Encomiendas, y sobre todo jugó un papel en la Guerra de los dos Pedros. El siglo XIV fue muy importante para su ampliación y su desarrollo, aunque hoy día, lamentablemente, solo unos escasos restos son los testigos de su primitivo esplendor. 

Tuvo su apogeo entre los siglos IX y XVI. Al cesar la reconquista y unificarse los reinos de Castilla y Aragón, van perdiendo su razón de ser de forma lenta pero inexorable, a pesar de todo, se mantuvo en buen estado mientras perteneció a la Orden de San Juan del Hospital. En el año 1.840, fecha en que dejó de tener un dueño específico, motivo por el que cesaron las reparaciones habituales, ello unido al paso del tiempo y a las inclemencias meteorológicas, sin olvidar los destrozos de la Guerra civil, lo convirtieron en ruinas. 

Su superficie, debido a la topografía es irregular, la planta se asemeja a un cuadrilátero de 45 x 25, la superficie aproximada que encierra el perímetro externo (147m.) es de 1200 metros cuadrados. Antes de ser restaurado se apreciaban restos de la muralla, obra de mampostería y ripios como era usual, de un grosor medio entre 2,5 y 0,7 metros. En el interior del recinto se adivinan los restos de varias dependencias, que desde mediados del siglo XIV hasta el siglo XIX fueron los silos o graneros de la Orden Hospitalaria. 

Tuvo un aljibe de 4 x 2 metros cuya profundidad no es posible determinar, para el almacenamiento de agua en caso de asedio. En su parte occidental se alza orgullosa la Torre del Homenaje, un rectángulo de 8 x 6 metros y muros de 2,3 m. de grosor, que presenta dos plantas abovedadas con medio cañón y una escalera de caracol para acceder a la primera planta, sede del Comendador y la segunda planta a la que se accedía por el exterior y donde se ubicaba la guardia. 

El castillo además de ser el emblema de la población tiene elementos únicos que lo hacen especialmente atractivo al visitante, como son los graffitis, unos dibujos incisos en las paredes que milagrosamente se han mantenido y que son todo un documento gráfico de la caballería de las armas y arreos de estos medio monjes medio soldados, de cómo asediaban y de cómo establecían sus campamento. Son historias, retazos del recuerdo de la dura vida castrense de templarios y sanjuanistas, hechas en las frías veladas de guardia, a modo de conjuro contra el sueño y el aburrimiento. 

La falta de excavaciones arqueológicas nos priva de conocer los restos más antiguos y la edad de los estratos ancestrales de Villel. Hay dos razones que nos inclinan a pensar que en época celtíbera hubo un poblado fortificado en la parte alta de la localidad, era lo usual entre estas tribus, su ubicación permite vigilar o controlar el valle cuya vía de comunicación natural pasa por aquí obligatoriamente rumbo al norte desde levante y también al sur y al centro peninsular. 

Fuentes: Wikipedia
               castillos.net
               sipca.com
               Ayto. de Villel (Teruel)
               Eduardo Argote (Fotos)

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