Las ruinas del Castillo de Sen, también llamado Castillo de la Peña San Miguel, se encuentran situadas en un extremo de la Sierra de Guara, sobre la peña que le da su nombre, a escasos kilómetros al sureste de la localidad de Santa Eulalia de la Peña, perteneciente al término municipal de Nueno en la comarca de la Hoya de la provincia de Huesca (Aragón).
Se
puede llegar a las ruinas desde las poblaciones de Sabayés o Santa
Eulalia en dirección al pantano de Belsué/Salto de Roldán. Hay
indicaciones. Dado que la peña es visible desde prácticamente toda
la zona por su gran tamaño no es difícil identificarla. Hay un
momento cuando ya se está muy cerca de ella que, junto a la
carretera, a la derecha, hay una especie de explanada donde se puede
dejar el vehículo.
Se
trata de una fortaleza de procedencia andalusí de la que se conoce
que ya existía en el siglo X, por lo que incluso podría ser
anterior, del siglo IX. Es citada en las fuentes árabes. El autor
andalusí Al-Razi (siglo X) habla de dos excelentes castillos, "El
de Sen y el de Men". Por otro lado el andalusí Al-Udri (siglo
XI) menciona Al Tanwa Man, dos peñas fortificadas entre las que
discurre el río Flumen.
Sen fue uno de los castillos
construidos en el norte del distrito musulmán de Huesca, sector que
defendió durante un tiempo frente a los cristianos del norte, junto
a importantes castillos también musulmanes y pertenecientes al norte
del distrito, como los de Bolea y Ayerbe, al oeste, y Santa Eulalia
la Mayor y Labata, al este. El Salto de Roldán (Sen y Men)
controlaba el desfiladero por donde discurre el río Flumen, y desde
su privilegiada posición gozaba de un amplio campo visual al sur,
conectando visualmente con la ciudad de Wasqa (Huesca) y la inmensa
planicie oscense, "la tierra llana", tan codiciada y
ansiada por los aragoneses, acostumbrados a vivir en las
montañas.
En el año 933, Fortún, hijo de Al Tawil,
gobernador musulmán de Huesca, se refugia en la fortaleza tras huir
de la capital. En 940, en tiempos de García Sánchez I, rey de
Pamplona, una expedición cristiana al mando del conde Sancho logra
apoderarse de las fortalezas andalusíes de Sen y Men. El Salto de
Roldán volvería a manos musulmanas en 942, dos años después. En
el siglo XI el rey de Aragón Sancho Ramírez toma definitivamente
las plazas fortificadas de Sen y Men a los moros, en fecha imprecisa,
hacia 1086-90.
Se
trata sin duda de una de las más espectaculares fortalezas de la
provincia de Huesca, por su emplazamiento sobre una inmensa mole
pétrea de paredes verticales con desniveles de más de 300 metros en
algunos puntos, lo que la convertía en una auténtica fortaleza
natural, y por los interesantes restos conservados. A pesar de ser de
origen andalusí, los restos que han llegado a nuestros días son de
época cristiana.
Se accedía por el lado norte, sector en el
que el barranco es de menor altura. Una vez superado el desnivel del
terreno, a nivel inferior, para dificultar el acceso se construyó
una torre de planta cuadrada de sillería, de la que quedan restos,
que se alzaba en un estrecho y alargado rellano, junto al que aún se
conservan dos aljibes que se excavaron al abrigo de la roca. Este
estrecho rellano al oeste da al barranco, y al este conduce
cómodamente a lo alto de la Peña de San Miguel.
La
plataforma superior o parte más de la peña es un espacio alargado e
irregular, de unos 100 metros de longitud, de anchura variable según
zonas, de 20-30 metros. En la parte central se encuentra la torre,
ceñida al barranco, en el lado del acceso, en ruinas, de planta
rectangular, de unos 12 por 9 metros, poca altura, con su parte
inferior en talud, de sillería, elaborada con hiladas de sillares
regulares de tamaño medio, cuyas piezas fueron colocadas alternando
sogas y tizones y con muros de entre metro y medio a metro setenta de
espesor. La puerta de acceso a la torre se abre al oeste.
Ha
desaparecido la sillería exterior que la conformaba, y por el
interior se observa la puerta en forma arco de medio punto, que
conserva dovelas. Hoy solo se aprecia la planta baja de la torre,
pues se cree que no se acabó de construir. Esta acoge un aljibe de
grandes dimensiones, que debió estar cubierto por bóveda de cañón,
y que, con sus 45 metros cuadrados de superficie, lo convierte en el
más grande aljibe de construcciones medievales cristianas de la
provincia de Huesca.
Al este de la torre se construyó otro
aljibe, rectangular y poco profundo, pero que siempre dispone de
agua. Al oeste de la torre, a una veintena de metros está la que fue
la iglesia castrense, en ruinas, de buena sillería, románica de
finales del siglo XI, planta rectangular y ábside semicircular.
Parece ser que cerca del cortado este hay una especie de prominencia
que podría corresponder con los restos de una torre de vigilancia
que controlaría este sector este.
Frente a la Peña de San
Miguel se encuentra la peña donde se ubicaba la también fortaleza
andalusí de Men, hoy totalmente desaparecida. Se encuentra en estado
de ruina progresiva. Solo quedan vestigios.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Galería:
No hay comentarios:
Publicar un comentario