Las ruinas del Castillo de Montclús se encuentran situadas sobre un cerro parecido a una pirámide, emboscado y de complicado acceso, en un paraje natural espectacular, junto al Embalse de Mediano en la localidad de este nombre, perteneciente al término municipal de La Fueva en la comarca de Sobrarbe de la provincia de Huesca (Aragón).
Se puede llegar desde la presa del pantano de
Mediano andando durante hora y media a dos horas. Llegar a sus restos
es una aventura, y el lugar un verdadero tesoro sin duda. Al llegar a
Mediano (la nueva población, pues la antigua yace bajo las aguas del
embalse), en la misma carretera A-138 hay una señal que indica
"Presa de Mediano 3 km". Hay que girar a la derecha, y
aunque hay señales que prohíben el paso, hay una barrera que suele
estar abierta, por lo que se puede continuar. A los 3 kilómetros hay
otra barrera, esta sí está fija e impide el paso de vehículos, por
lo que es necesario seguir el trayecto a pie. Escasos metros más
adelante se encuentra la presa. Tras cruzarla, casi inmediatamente,
por detrás de una caseta, se inicia un sendero.
Es
la única manera de alcanzar los restos del castillo, pasando al otro
lado, para, desde allí, acometer la subida final hasta la cima. Como
referencia, decir que hay una especie de cueva junto a este paso. Es
fácil de localizar. Ya al otro lado, comienza el tramo se subida
final por la ladera oeste, de fuerte pendiente, con tramos que
discurren por la roca, y otros entre la abundante vegetación y
maleza, hasta llegar finalmente a la parte más alta del tozal.
La
fortaleza fue construida en la primera mitad del siglo XI como parte
de la política emprendida por los cristianos de fortificar sus
fronteras con los musulmanes de Al-Ándalus. En este caso, las
tierras cristianas del Cinca son fuertemente fortificadas para, de
este modo, intentar impedir el avance de los musulmanes hacia los
altos valles pirenaicos.
El
castillo se erige en la orilla izquierda del río Cinca sobre un
cerro desde el que gozaba de un amplio control sobre el valle del
río, siendo una de las más potentes fortalezas cristianas de la
zona. Al parecer era inexpugnable. Mantenía contacto visual al menos
con el cercano castillo cristiano de Samitier.
El alejamiento
de la frontera con tierras de los moros producido a finales del siglo
XI no hizo que se abandonara como ocurriría con otras fortalezas
cercanas, sino que el castillo se mantuvo activo durante los
siguientes siglos. Se conocen hasta trece tenentes desde el año 1036
hasta 1179. En el siglo XIII (1288) fue prisión del príncipe de
Salerno. Se sabe que a fines del siglo XIV seguía siendo uno de los
castillos más fuertes de la zona. Posteriormente se crea la baronía
de Montclús, tomando como cabecera a la población y el castillo, que
comprendía otros lugares cercanos.
En el siglo XV la baronía
de Montclús es vendida a Rodrigo Rebolledo de Palafox, lo que produce
la indignación de los aldeanos, quienes toman el castillo. Es
Antonio de Mur quien sofoca la rebelión recuperando la fortaleza en
1488.
Ya en el siglo XVI, época de especial inseguridad en el
Alto Aragón, continua la violencia contra los dueños de la baronía
de Montclús, los Palafox. En 1519 los aldeanos destruyen el castillo.
El
castillo era de planta poligonal irregular, de unos 40 a 45 metros de
largo y una anchura variable de 25 metros como máximo, con potentes
escarpes al sur y al norte. Se conservan restos de la torre
meridional, de planta circular, escasa altura y grosor de muro entre
1,20 y 1,40 metros, construida con mampostería irregular. Aún pueden
verse un par de aspilleras en los muros. Puede fecharse en el siglo
XII.
También subsisten las ruinas de la torre norte, también
circular, con base ataludada y 5 metros de diámetro, conservando
otros 5 de altura. Realizada con buena sillería dispuesta en hiladas
regulares. Se cree que los restos de esta torre pueden resultado de
una reforma realizada en el siglo XV. Al oeste, en el borde, hay
restos de un muro de mampostería de entre 13 y 14 metros de largo,
de 5 a 6 de alto y unos 2 metros de grosor, que debía ser de la
muralla.
En el recinto se observan restos de muros en muy mal
estado, correspondientes a estructuras irreconocibles, y montones de
piedras sueltas que seguramente serían de la fortificación. No
parece quedar prácticamente nada de su fábrica original del siglo
XI. El recinto está invadido por la maleza y es complicado andar por
el terreno irregular.
Sin duda, y a pesar de la ruina
generalizada, se trata de una de las joyas de la comarca en cuanto a
fortificaciones se refiere, por su dilatada historia, su
emplazamiento, en un bello paraje natural, los interesantes restos
conservados y hasta por el complejo acceso. Se encuentra en estado de
ruina progresiva, totalmente abandonado, pero espectacular.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Luis Puey (Fotos)
Galería:
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