Las ruinas del Castillo de Benasque se encuentran situadas sobre un cerro rocoso y escarpado a la salida de la localidad de Benasque, cerca con la frontera con Francia, en la comarca de la Ribagorza de la provincia de Huesca (Aragón).
Poco antes de dejar las últimas
casas de Benasque, circulando por la carretera de Cerler, hay a la
derecha una explanada, y antes de ésta un camino sin señalización
que conduce al cerro donde se asientan las ruinas en unos 10 a 15
minutos andando. A pesar de encontrarse las ruinas en una finca
privada, no hay problema de acceso.
Por
documentación se conoce de la existencia de fortificaciones en
Benasque en el siglo XII. En el siglo XVI, época de especial
inseguridad en el alto Aragón, se construye una torre defensiva en
el lugar que ocuparía el posteriormente castillo. Pero es a finales
del siglo XVI cuando, debido a los continuos conflictos con Francia y
para controlar y tener vigilada la frontera, Felipe II ordena al
ingeniero militar italiano Tiburcio Spannochi construir un auténtico
castillo en Benasque, como parte del plan de fortificar las villas o
pasos importantes cercanos a Francia. La nueva fortaleza debía estar
capacitada para acoger piezas de artillería. Es probable que la
primitiva torre, que ya ocupaba una parte del emplazamiento del
futuro castillo, se aprovechara para la nueva fortificación.
Las
obras se inician en el año 1592. En 1598 Francisco de Sepúlveda y
Santa María pacta con el maestro de obras Angel Bagut los trabajos
de fin de obra del castillo que ejecuta Bartolomé de Hermosa,
poniendo ventanas, puertas, cerraduras, chimeneas, un horno y
estancias. El 1 de abril de 1598 concluyen las obras. El castillo ya
estaría operativo a partir de esta fecha.
En 1709, durante la
guerra de Sucesión (1700-14), el francés Estaing, partidario de los
borbones, intenta tomar la fortaleza sin éxito. En el transcurso de
la guerra de la Independencia (1808-14) el castillo es tomado por el
francés Roquemaurel en 1809, siendo recuperado por el coronel
español Fernández en el año 1814.
En el siglo XIX, durante
la segunda carlista (1846-49) fue posición carlista de la zona
frente a los liberales de Isabel II.
En el mismo siglo XIX, en
1858, la reina Isabel II ordena la destrucción del castillo como
castigo a la oposición ofrecida por los carlistas desde él y por
considerarlo innecesario e inservible. Al parecer, la reina fue
sensible a su desaparición y mandó dibujar un plano detallado antes
de ser lamentablemente demolido. En la actualidad se conserva un
plano del castillo.
Se
trataba de una gran fortaleza, de planta alargada y estrecha y de
unos 100 metros de longitud. Hoy queda muy poco del castillo. Aún se
puede percibir la planta del recinto, las ubicaciones de los accesos
y la planta de la torre principal, que era cuadrada. Se aprecian
cimientos y pueden verse arranques de muros de diversas
construcciones, entre ellos de la gran torre y del aljibe. Se
encuentra en estado de ruina.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Luis Puey (Fotos)
Galería:
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