La Torre-Fuerte de Alberite, también llamada Palacio de Doña Urraca o Casa de los Moros, se encuentra situada en la Calle Torre nº 12 al suroeste de la localidad de Alberite en la Comunidad de La Rioja.
El
nombre de Alberite aparece citado con frecuencia en la documentación
del reino de Pamplona y Nájera, a partir del siglo X, y
posteriormente en la del Reino de Castilla, especialmente durante el
siglo XIV. Perteneció a Doña Urraca Garcés, hija del rey García
Sánchez III, apoderado “el de Nájera”, y desde el año 1056
señora de Alberite, Lardero y Mucrones.
En el año 1092 el
Cid realizó una incursión por La Rioja, destruyendo los poblados de
Logroño y Alberite, y en el año 1095, Alfonso VI otorgó a Logroño
su fuero, en la villa de Alberite. En 1298 hay un cambio de propiedad
debido a que el rey Fernando IV vendió el castillo
de
Alberite al concejo de Logroño. Años después, Juan Alfonso de
Haro, señor de Cameros, invierte dinero en la reconstrucción de la
torre y su hijo, Diego López de Haro, la vuelve a vender a
Logroño.
Además de la torre, se ha conservado la tradición
de la existencia de otro fortín, situado en el extremo noroeste de
la villa, en un lugar conocido con el nombre de el Castillar, y de un
pasadizo que comunicaba ambas fortalezas. Más que un pasadizo,
serian bodegas excavadas bajo las viviendas, de las que todavía se
conservan hoy algunas.
La
torre es de planta rectangular, de 17,50 por 12,50 metros de lados, y
sus muros de sillería miden 2,50 metros de espesor. Ha sido
reutilizada para viviendas por lo que su estado de conservación es
muy deficiente. En la actualidad, son visibles dos de sus muros,
realizados en sillería, que cuentan con estrechas aspilleras o
saeteras que marcan su función defensiva. En su parte baja se abre
un pasadizo que, según dice la leyenda, lleva hasta el Castillar
(donde habría otro fortín).
Construida
con muros de sillería macizados con morrilo. Su estado de
conservación es muy deficiente, pues ha sido reutilizada como
viviendas y los muros han sido fuertemente modificados en su aparejo
(ladrillo, adobe, hormigón) y por la apertura de diversos vanos en
sus tres alturas.
En los muros este y sur ha desaparecido por
completo el paramento de sillería exterior, aunque quedan algunos
vestigios en los otros dos. El muro norte conserva su estructura
original en casi toda su altura, pudiendo verse todavía mechinales y
una aspillera.
En el interior, los muros originales se han
mantenido en mejor estado, especialmente en la planta baja.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
garcilanga y Eduardo Argote (Fotos)
Galería:
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