Las Murallas de Nájera se encuentran situadas en el casco urbano de la localidad del mismo nombre de la Comunidad de La Rioja.
Aunque
los cerros próximos a la actual ciudad de Nájera ya estaban
habitados en la Edad de Bronce, la villa no alcanza relevancia
histórica hasta el siglo X. Los árabes levantaron el castillo en
esa época y le habían dado el nombre de Náxara (lugar entre peñas”
a la población) y Naxarilla a su río.
En el año 923 el rey
Sancho Garcés I de Pamplona recupera Nájera y las tierras riojanas
de la zona, en colaboración con Ordoño II de León, y las deja en
manos de su hijo García Sánchez, pasando a denominarse Reino de
Nájera.
Al año siguiente Abderramán III destruye Pamplona y
García Sánchez se ve obligado a trasladar la corte a Nájera,
siendo desde entonces rey de Nájera-Pamplona. Durante buena parte
del siglo X los reyes de Nájera se ven obligados a pagar tributo a
los árabes tras las sucesivas victorias de éstos en sus campañas
militares. Tanto Sancho Garcés II como su hijo García Sánchez II
el Temblón fueron derrotados por Almanzor.
A principios del
siglo XI, en tiempos de Sancho III el Mayor, el reino alcanza su
mayor extensión, abarcando buena parte del tercio norte peninsular,
desde Cantabria a Cataluña. Este rey fue el gran impulsor de la
ciudad, en la que celebró Cortes y a la que dotó del famoso fuero,
origen de la legislación navarra y base del derecho nacional.
Tras
la muerte de Sancho III el reino se reparte entre sus hijos García
Sánchez III de Navarra, Fernando I de Castilla, Ramiro I de Aragón
y Gonzalo Sánchez. De este modo Nájera se convierte en la cuna de
los reinos de Navarra, Castilla y Aragón. El primogénito García
Sánchez III tendrá hegemonía política sobre sus hermanos. Es un
personaje relevante porque conquistó Calahorra (1045), fundó el
monasterio de Santa María la Real, creó la orden de caballería de
la Jarra o de la Terraza (la primera en los reinos cristianos de la
Península) y favoreció los escritos monásticos en San Millán,
Nájera y Albelda.
Su hijo y sucesor Sancho Garcés IV el
Noble mantuvo durante más de 20 años (1054-1076) el prestigio del
reino hasta que fue asesinado por su hermano Ramón durante una
cacería, al precipitarlo al vacío por un barranco. La crisis y el
caos originados por este suceso provocó el fin del reino de Nájera,
al ser anexionadas La Rioja y las Vascongadas a Castilla por Alfonso
VI de León, y Navarra a Aragón por Sancho Ramírez.
Sin
embargo, la integración de Nájera en Castilla no supuso pérdida de
prestigio o de importancia, ya que siguió jugando un papel
importante en la vida económica y política castellanas. Así, por
ejemplo, el 1 de mayo de 1217, fue en Nájera donde doña Berenguela
cedió la corona de Castilla a su hijo Fernando III el Santo. Un
siglo y medio más tarde, el 3 de abril de 1367, tuvo lugar la
batalla de Nájera en la que Pedro I el Cruel y sus aliados ingleses
derrotaron de forma contundente a su hermanastro Enrique de
Trastámara y sus aliados franceses.
En
1438 Juan II de Castilla otorga a Nájera el título de Ciudad y en
1465 Enrique IV la dona, con su castillo y su fortaleza, a Pedro
Manrique de Lara, futuro Duque de Nájera. Los Manrique de Lara serán
firmes partidarios de Isabel I la Católica y de Carlos I. A este
último le apoyará Antonio Manrique de Lara, segundo Duque de
Nájera, al sofocar en 1520 el levantamiento de los rebeldes de la
villa que apoyaron el movimiento comunero.
El último y triste
episodio histórico relevante de la villa aconteció durante la
Guerra de Independencia, cuando las tropas francesas de Napoleón la
ocuparon, causando destrucción y saqueos de bienes artísticos de
gran valor.
Las
defensas de la villa de Nájera conforman un sistema complejo de
fortificaciones que incluye el castillo, el alcázar, el cerro de
Malpica y la muralla que desde estas fortalezas elevadas se extendía
abarcando la propia población. El trazado de esta muralla puede
adivinarse con aproximación observando el actual plano del Nájera
antiguo. Tendría forma alargada y discurriría paralela al río
Najerilla y a los cerros que se levantan sobre la vieja villa.
Además, en muchos tramos la muralla serviría para contener crecidas
puntuales del río.
La
muralla está casi desaparecida en su totalidad, conservándose tan
sólo la puerta de la Plaza de la Estrella y el lienzo que desde ella
alcanza el cortado del cerro rocoso de Malpica. Los restos de la
muralla de Nájera pueden visitarse libremente.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
garcilanga (Fotos)
Galería:
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