Las ruinas del Castillo de Rubió se asientan sobre un pequeño cerro situado en la parte más alta de la localidad del mismo nombre a unos 630 m. s.n.m., desde donde se domina gran parte de la sierra de Rubió y la misma población en la comarca de Anoia de la provincia de Barcelona (Cataluña).
A
comienzos del siglo IX, un siglo después de la llegada de los
musulmanes a la península Ibérica, y tras largos años de luchas y
enfrentamientos, se constituyó la llamada Marca Hispánica, una zona
fronteriza entre los musulmanes del emirato de Córdoba y los
cristianos del reino franco. Las tierras catalanas pasaron a formar
parte de este territorio de frontera, y organizadas por el imperio
Carolingio en condados gobernados por condes.
Para garantizar
su frontera meridional frente a los musulmanes, los condados
catalanes construyeron entre los siglos IX y XI, y reaprovecharon
otros musulmanes, una amplia red de castillos, atalayas y torres de
defensa por toda la Marca, fortificando con más de cien castillos un
territorio muy extenso que se extendía desde Barcelona hasta el
Pallars, en tierras de Lleida. Así nacerían los castillos de
frontera catalanes. La Marca quedó estabilizada durante tres siglos
en torno al Llobregat, Cardener y la sierra del Montsec. A mediados
del siglo XI, con la disgregación del Califato de Córdoba en los
diferentes reinos de taifas, los condados catalanes pasaron a ser
territorios de avanzada y conquistadores.
Los castillos de la
Marca, emplazados casi siempre en lugares fuertemente estratégicos,
ya sea sobre cerros que dominaban extensos territorios, controlando
los caminos a las principales poblaciones, situados en medio de los
valles que daban a las ciudades o pueblos, dominando las poblaciones
o el curso de los ríos de la frontera, contaban siempre con
fortificaciones cercanas complementarias que se apoyaban entre sí,
constituyendo un eficaz sistema defensivo del territorio catalán en
la Edad Media. Actualmente se conservan un gran numero de ellos,
muchos están en ruinas, otros han sido muy transformados, y muchos
otros han desaparecido.
En el siglo XI, el condado de Manresa
controlaba un extenso territorio que abarcaba Manresa hasta cerca de
Lleida. Para defender las tierras que se iban ganando a los
musulmanes, se fueron levantando numerosas fortificaciones y
reaprovechando otras musulmanes, formándose así la línea defensiva
fronteriza del Anoia, en la Marca Manresana, que llegaba hasta la
comarca de la Segarra. La mayoría de las fortificaciones estaban
comunicadas entre sí de un modo u otro, o bien visualmente, o
mediante señales de humo o fuego, para alertar de posibles ataques o
incursiones sarracenas. Más adelante, cumplirían doble función,
además de la defensiva. Desde la extensa red de fortificaciones
levantadas en las tierras del Anoia, se intentaría con el tiempo
reconquistar nuevos territorios a los musulmanes.
La fortaleza
de Rubió, formó parte de las fortificaciones de frontera de la
Marca Hispánica, en la línea defensiva fronteriza con tierras
musulmanas del Anoia. Compartía funciones defensivas en esta parte
de la frontera con los próximos castillos de Ardesa, éste sería el
más cercano, posicionado en la misma sierra de Rubió, Jorba al sur,
Montbuí y Tous también situados al sur, en posición un poco más
alejada la torre Manresana de Els Prats de Rei, las fortalezas de
Calaf, Boixadors y Puigdemáger al norte, y en posición más
atrasada, al sureste, con los castillos de Odena, el poderoso de
Claramunt, o Castellolí, entre otros. Rubió es, al parecer, un
topónimo de origen latino, que deriva de la palabra rubeus (rojizo),
aludiendo al color de la tierra donde se levantó el castillo de la
localidad.
Las primeras referencias documentales del castillo
de Rubió datan del siglo XI (1063), aunque es muy probable que fuera
construido en la centuria anterior, el siglo X. El castillo de Rubió
perteneció a la jurisdicción de los Castellolí y más tarde a los
condes de Savallá i de Peralada. En la primera mitad del siglo XI,
la fortificación sufrió un devastador incendio.
En
el siglo XII eran sus propietarios la familia de los Rubió, que
dieron lugar a un linaje que se extendería por diferentes lugares
del país. Durante el siglo XIV el castillo de Rubió pasó a manos
de los Castellolí y en 1380 la familia de los Boixadors compró los
derechos jurisdiccionales al rey Pere III, manteniéndolo hasta
finales del siglo XVIII. Alrededor del castillo se formó el núcleo
de la población hoy prácticamente desaparecido.
El
castillo estaba formado por un recinto pequeñas dimensiones. Su
estructura original ha ido desapareciendo con el paso del tiempo.
Apenas se conserva la parte inferior de una torre circular con
aparejo de sillares, en estado de ruina, fragmentos de muros que
pertenecerían a la muralla, probablemente producto de alguna
modificación de los siglos XII-XIII y las ruinas de alguna de la
estancias de la pequeña fortaleza.
Desde los alrededores del
castillo se contemplan magníficas vistas de la sierra de Rubió y de
las tierras catalanas del Anoia, fronterizas con territorios
musulmanes hace unos mil años. Se encuentra en estado de ruina.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Cataluña Medieval
Art Medieval
Luis Puey (Fotos)
Pobles de Cataluña
Galería:
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