martes, 29 de octubre de 2024

Castillo de Rubió (Barcelona)

 


Las ruinas del Castillo de Rubió se asientan sobre un pequeño cerro situado en la parte más alta de la localidad del mismo nombre a unos 630 m. s.n.m., desde donde se domina gran parte de la sierra de Rubió y la misma población en la comarca de Anoia de la provincia de Barcelona (Cataluña). 

A comienzos del siglo IX, un siglo después de la llegada de los musulmanes a la península Ibérica, y tras largos años de luchas y enfrentamientos, se constituyó la llamada Marca Hispánica, una zona fronteriza entre los musulmanes del emirato de Córdoba y los cristianos del reino franco. Las tierras catalanas pasaron a formar parte de este territorio de frontera, y organizadas por el imperio Carolingio en condados gobernados por condes. 

Para garantizar su frontera meridional frente a los musulmanes, los condados catalanes construyeron entre los siglos IX y XI, y reaprovecharon otros musulmanes, una amplia red de castillos, atalayas y torres de defensa por toda la Marca, fortificando con más de cien castillos un territorio muy extenso que se extendía desde Barcelona hasta el Pallars, en tierras de Lleida. Así nacerían los castillos de frontera catalanes. La Marca quedó estabilizada durante tres siglos en torno al Llobregat, Cardener y la sierra del Montsec. A mediados del siglo XI, con la disgregación del Califato de Córdoba en los diferentes reinos de taifas, los condados catalanes pasaron a ser territorios de avanzada y conquistadores. 

Los castillos de la Marca, emplazados casi siempre en lugares fuertemente estratégicos, ya sea sobre cerros que dominaban extensos territorios, controlando los caminos a las principales poblaciones, situados en medio de los valles que daban a las ciudades o pueblos, dominando las poblaciones o el curso de los ríos de la frontera, contaban siempre con fortificaciones cercanas complementarias que se apoyaban entre sí, constituyendo un eficaz sistema defensivo del territorio catalán en la Edad Media. Actualmente se conservan un gran numero de ellos, muchos están en ruinas, otros han sido muy transformados, y muchos otros han desaparecido. 

En el siglo XI, el condado de Manresa controlaba un extenso territorio que abarcaba Manresa hasta cerca de Lleida. Para defender las tierras que se iban ganando a los musulmanes, se fueron levantando numerosas fortificaciones y reaprovechando otras musulmanes, formándose así la línea defensiva fronteriza del Anoia, en la Marca Manresana, que llegaba hasta la comarca de la Segarra. La mayoría de las fortificaciones estaban comunicadas entre sí de un modo u otro, o bien visualmente, o mediante señales de humo o fuego, para alertar de posibles ataques o incursiones sarracenas. Más adelante, cumplirían doble función, además de la defensiva. Desde la extensa red de fortificaciones levantadas en las tierras del Anoia, se intentaría con el tiempo reconquistar nuevos territorios a los musulmanes. 

La fortaleza de Rubió, formó parte de las fortificaciones de frontera de la Marca Hispánica, en la línea defensiva fronteriza con tierras musulmanas del Anoia. Compartía funciones defensivas en esta parte de la frontera con los próximos castillos de Ardesa, éste sería el más cercano, posicionado en la misma sierra de Rubió, Jorba al sur, Montbuí y Tous también situados al sur, en posición un poco más alejada la torre Manresana de Els Prats de Rei, las fortalezas de Calaf, Boixadors y Puigdemáger al norte, y en posición más atrasada, al sureste, con los castillos de Odena, el poderoso de Claramunt, o Castellolí, entre otros. Rubió es, al parecer, un topónimo de origen latino, que deriva de la palabra rubeus (rojizo), aludiendo al color de la tierra donde se levantó el castillo de la localidad. 

Las primeras referencias documentales del castillo de Rubió datan del siglo XI (1063), aunque es muy probable que fuera construido en la centuria anterior, el siglo X. El castillo de Rubió perteneció a la jurisdicción de los Castellolí y más tarde a los condes de Savallá i de Peralada. En la primera mitad del siglo XI, la fortificación sufrió un devastador incendio. 

En el siglo XII eran sus propietarios la familia de los Rubió, que dieron lugar a un linaje que se extendería por diferentes lugares del país. Durante el siglo XIV el castillo de Rubió pasó a manos de los Castellolí y en 1380 la familia de los Boixadors compró los derechos jurisdiccionales al rey Pere III, manteniéndolo hasta finales del siglo XVIII. Alrededor del castillo se formó el núcleo de la población hoy prácticamente desaparecido. 

El castillo estaba formado por un recinto pequeñas dimensiones. Su estructura original ha ido desapareciendo con el paso del tiempo. Apenas se conserva la parte inferior de una torre circular con aparejo de sillares, en estado de ruina, fragmentos de muros que pertenecerían a la muralla, probablemente producto de alguna modificación de los siglos XII-XIII y las ruinas de alguna de la estancias de la pequeña fortaleza. 

Desde los alrededores del castillo se contemplan magníficas vistas de la sierra de Rubió y de las tierras catalanas del Anoia, fronterizas con territorios musulmanes hace unos mil años. Se encuentra en estado de ruina. 

Fuentes: Wikipedia
               castillos.net
               Cataluña Medieval
               Art Medieval
               Luis Puey (Fotos)
               Pobles de Cataluña

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