viernes, 14 de agosto de 2020

Torres de Catoira (Pontevedra)

 


Las Torres de Catoira, también llamadas Torres del Oeste, se asientan en el municipio de Catoira, situado en la comarca de Caldas, que limita con el río Ulla y Vilagarcía de Arousa, en la provincia de Pontevedra (Galicia). 

Sus famosas atalayas se ubicaron sobre un antiguo castro de la Edad de Hierro (siglo II al I a.C.) en un lugar bañado por el río, donde este se estrecha, y así desarrollar una economía basada en cultivos silvestres y ganadería, complementada con la pesca, en las orillas del río Ulla. 

En este territorio castreño, años más tarde, después de los violentos momentos de la ocupación romana, con la Pax Augusta, construyeron el “Castellum Honesti”, también conocido con el nombre de Turris Augusti, de la que los investigadores parecen haber descubierto trazas sumergidas en el río. 

Hizo que el poblado se convirtiera en un importante puerto comercial del imperio, gracias a la potenciación de su estructura defensiva y por su indudable situación geográfica estratégica que permitía la llegada por vía marítima a tierras de la actual Galicia, en el siglo I de nuestra Era. 

En el siglo IX, el monarca Alfonso III el Magno (866-910), consignó los dos edificios más importantes del siglo IX a Galicia. Uno de ellos era de carácter espiritual, la Basílica del Apóstol, en Compostela, y el otro una obra civil, la reconstrucción del Castellum Honesti en la actual parroquia de Oeste y la edificación de una gran fortaleza que impidiera la llegada de naves invasoras a estas tierras. Había que dar una protección especial a lo que hoy es la ciudad compostelana a raíz de que, en el primer cuarto del siglo IX, según se cuenta, el obispo Teodomiro (810?-847) había comunicado a Alfonso II el Casto (791-842) el hallazgo del sepulcro apostólico, que dio inicio a las peregrinaciones al lugar. 

Catoira jugó un notable papel en la historia, como fue la defensa de la ciudad de Compostela (Jakoblsland) de las incursiones de los vikingos, normandos y sarracenos, que penetraban por la ría de Arousa e intentaban continuar por el río Ulla, a fin de aproximarse a Compostela, atraídos por la gran notoriedad que ya por entonces había alcanzado la ciudad del Apóstol. 

Naturalmente, puesto que las costas gallegas estaban mal custodiadas, los normandos repetían sus ataques casi todos los años; es entonces cuando el monarca Alfonso V dona a la Iglesia de Santiago la Isla de Oeste (1024) para que se forje una defensa a fin de impedir estas incursiones. Como protección naval de defensa del litoral de Galicia contra los ataques normandos y musulmanes, Diego Gelmírez, desarrollo las fortalezas y defensas costeras con la creación de una armada gallega fundada en la ría de Arousa. 

Desgraciadamente el origen de la toponimia del lugar donde se asientan las torres, no está clara, se barajan varias hipótesis, de entre las cuales la más viable, es que Catoira captó su nombre de “catorieses”, gentilicio con el que se denominaba a los habitantes de Iria (Padrón), a comienzos de la Era Cristiana. 

El diseño de la fortaleza se terminó en el siglo XII, siendo como un recinto elíptico rodeado por un muro y armado por siete torres, de las que sólo quedan las ruinas de dos en pie y los cimientos de otra, que se elevaba por encima de todas las demás, y llevaba el nombre de Lugo, pues se entiende fue costeada por esta ciudad. 

Junto a los restos, en nuestros días se celebra una romería evocando estos hechos. Ciudadanos ribereños y de la localidad danesa de Frederikssund, hermanada con Catoira, llegan en una réplica de un barco vikingo, ataviados con ropas, cascos y armas de la época y desembarcan junto a las torres escenificando un ataque a su estructura defensiva. Considerada Fiesta de Interés Turístico Internacional, desde 1960, la Romería Vikinga de Catoira es una fiesta popular que se celebra en esta localidad, el primer domingo de agosto, una festejo que recuerda la importancia de la fortaleza para hacer frente a las invasiones vikingas. 

Fuentes: castillos.net
                Wikipedia

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