Las ruinas del Castillo de Rocafort se encuentran situadas sobre una pequeña colina a las afueras de la localidad de Rocafort del término municipal de El Pont de Vilomara de la comarca del Bages en la provincia de Barcelona (Cataluña).
Se puede llegar desde la
localidad de Pont de Vilomara saliendo por la carretera BV-1224 en
dirección a Rocafort. Las ruinas se encuentran poco antes de llegar
a Rocafort. Entre los kilómetros 1 y 0 hay que girar a la izquierda
por una pista sin asfaltar y sin señalización que, en menos de 100
metros, lleva a los pies del cerro. Desde ahí se llega a la cima del
cerro andando cuesta arriba durante unos cinco minutos por un sendero
estrecho.
Documentado
en el siglo XI, aunque Rocafort es mencionado por primera vez en el
año 909 en una escritura de venta, otorgada por los condes Sunyer y
Riquilda, de un alodio situado en el valle de Néspola (de Nísperos)
en el lugar llamado Palacio de Vesa del condado de Manresa. Este
sería su nombre primitivo.
La
primera referencia con el nombre actual sería en otro documento, del
año 1023, donde ya es llamado «Rokaforte» (castillo fuerte). Pero
el topónimo Rocafort prevalecerá como definitivo en la denominación
del castillo, la parroquia, el linaje y la señoría feudal del
término. La familia Rocafort lo mantendrá hasta que el año 1281,
Humberto de Rocafort lo vende a Pedro Sitjar, ciudadano de Barcelona,
en todo su dominio. Fue un nieto de este, también llamado Pedro
Sitjar, el último señor laico de Rocafort, cuyos restos reposan en
el sarcófago que se conserva en la iglesia de Rocafort.
En
el año 1377, su viuda, Guillerma Nerell, deja todo el señorío de
Rocafort en el monasterio de Sant Benet, con el que la Casa de
Rocafort mantenía relaciones desde siglos antes. El monasterio
tendrá la jurisdicción señorial del término de Rocafort hasta la
desaparición de los derechos señoriales y de las órdenes
religiosas en 1835. El castillo, abandonado por los monjes, fue
destruido durante la guerra de los catalanes contra el rey Juan II.
Desde
el alto donde se asienta el castillo la vista es magnífica. Mirando
al Sudeste se distingue al fondo el pueblo de Rocafort, rodeado de
colinas cubiertas de frondosos bosques de pinos. Dos documentos del
siglo XIV nos aportan ciertas pistas sobre la configuración del
castillo. En el primero del año 1318, Sibila, viuda de
Berenguer Sitjar, cuando dona el castillo a su hijo Pere, pone como
condición que en caso de discordia habitaría ella la más alta de
las torres del castillo.
En
el segundo, el ya citado en 1377, se narra cómo, asido por la mano,
el abad fue introducido en el patio que había en la entrada del
castillo y cómo Pere de Sabater subió a la torre mayor a tocar el
cuerno. De ambos testimonios documentales se deduce que el castillo
tenía varias torres, de las que una sobresalía en altura y que
había un patio en la entrada del castillo.
De
la fortaleza se conservan, ocultos por la vegetación, parte de los
restos de los muros perimetrales, sobre todo en los lados sur, oeste
y norte, así como un paño del muro meridional del edificio. Los
paramentos están realizados en sillares de diferente tamaño bien
escuadrados. No es extraño encontrar por todo el perímetro sillares
esparcidos por el suelo. El edificio tiene una altura de unos 10 m., y
presenta una ventana cuadrada en lo alto, posiblemente añadida en
época posterior a juzgar por el cambio en el aparejo que la rodea en
relación al de la parte inferior del muro.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Cataluña Medieval
Luis Puey (Fotos)
Galería:
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