miércoles, 24 de abril de 2024

Poblado Fortificado Cabezo de Alcalá (Azaila, Teruel)

 


El Poblado Fortificado Cabezo de Alcalá se encuentra situado en el término municipal de la localidad de Azaila en la provincia de Teruel (Aragón). 

Se encuentra sobre un cerro amesetado, un par de kilómetros al Oeste del pueblo, junto a la carretera de Almochuel, entre ésta y el río Aguasvivas. Existen rótulos indicativos y un pequeño local para refugio de los guías, pues todo el conjunto está vallado y cerrado para evitar expolios, pudiendo tan solo visitarse con guías profesionales. 

Aunque da la impresión que es una pura ruina para los profanos, comparándose con otras ciudades y poblados de su época, se puede decir que su estado es estupendo. Prácticamente toda la estructura urbana de la acrópolis ha salido a la luz: calles y aceras, casas, almacenes, templos, termas, etc. 

Se trata de una ciudad íbero-romana de gran extensión defendida por una elevada muralla que la rodeaba al completo y de la que quedan abundantes sectores. Dicha muralla tiene 475 m. de longitud, encerrando la llamada acrópolis, en una superficie de 9.800 m2, elevada sobre una meseta, como ya se ha indicado con anterioridad. No obstante, fuera de las murallas existían diversos barrios y algunas construcciones emblemáticas. 

En su momento de mayor esplendor se le calcula una población de 3.000 personas. La ciudad tan solo contaba con una entrada, en su parte Este, a la que se llegaba por un puente que cruzaba el foso. Actualmente es de cemento, pero en su momento era de piedra con la parte central de madera, desmontable (no levadizo) en caso de ataque. De todos modos parece que los dos pilares de apoyo son originales, pues los sacó a la luz el arqueólogo Juan Cabré en 1919. En la parte más alta, en uno de los extremos, se encuentran los restos de dos torres de vigía que se cree que contaban con una estructura de madera superior. Detrás de las torres se encontraba un edificio relativamente grande que serviría de cuartel. Se cree que esta zona era la posición más fortificada de la ciudad. 

El yacimiento fue descubierto en 1885 por Pablo Gil y Gil, que encontró gran cantidad de cerámica pintada en el cerro. Atribuyó correctamente la cerámica a los íberos y reconoció la influencia helénica en la pintura. Pierre Paris compró más tarde algunas de las cerámicas para el Louvre, con lo que el yacimiento hallaría reconocimiento mundial. Desde 1919 Juan Cabré Aguiló excavó científicamente el Cabezo de Alcalá y lo hizo, con una interrupción durante la Guerra Civil, hasta 1944. A partir de los años 1960 Antonio Beltrán Martínez y Miguel Beltrán Lloris continuarán las excavaciones. Los estudios de ambos arqueólogos han permitido obtener el estado actual de conocimiento del yacimiento. 

La acrópolis fue inicialmente poblada por celtas de la cultura de los campos de urnas hacia el siglo IX a.C. Ocuparon la cima amesetada de un cabezo en las cercanías del río Aguasvivas, que les proporcionaba una fácil defensa y una relativa cercanía al agua. La estratégica posición permitía controlar el valle de dicho río. También se ha conservado la necrópolis, un campo de urnas. La ciudad celta fue destruida durante las Guerras Púnicas, hacia el siglo III a.C., y sus restos se encuentran bajo el nivel que se puede visitar. Fue reconstruida por indígenas íberos, probablemente sedetanos. La población se fue romanizando paulatinamente, aunque manteniendo su carácter nativo. La destrucción de esta segunda población fue a raíz de las Guerras Civiles Romanas o Guerras Sertorianas. 

En el año 75 ó 76 a.C. las tropas de Pompeyo pusieron sitio a la ciudad, partidaria de Sertorio. Para poder entrar en el recinto amurallado, construyeron una rampa (agger). La rampa les permitió atravesar el foso y las murallas, con lo que consiguieron entrar destruyendo todo a su paso. La ciudad no volvió a reconstruirse. No se conoce el nombre antiguo de la ciudad aunque algunos de los investigadores han propuesto que se trata de Sedeisken, la capital de los sedetanos, y otros sitúan aquí la ceca de Belikiom. Últimamente se tiende a negar esta posibilidad debido a que la existencia de la ciudad de Sedeisken se conoce por inscripciones monetales y en Cabezo de Alcalá no se acuñó moneda. 

Uno de los elementos más característicos de esta ciudad es la rampa de asalto relacionada con el asedio y destrucción de la ciudad, que se produjo hacia el 74 a.C. La rampa la realizó el ejército que asedió la ciudad para aproximar a las murallas una torre de asalto con un ariete, con el fin de derrumbar la muralla y poder tomar la muralla. Estas rampas se realizaban cuando no se podía tomar la ciudad de otro modo, lo que permite suponer que el asedio que sufrió la ciudad fue largo. Se trata de una rampa de tierra ligada con mortero para darle mayor dureza, lo que ha permitido que se conserve hasta la actualidad, que pasó por encima de calles, casas e, incluso un túmulo funerario. Posee más de cien metros de longitud por más de veinte de anchura. Parte de una pequeña elevación próxima al Cabezo de Alcalá, denominada, como no podía ser de otro modo, El Cabecico. Se trata de unos de los pocos casos de rampa de asalto conservada de todo el mundo romano. 

La ciudad es alargada, orientada de Norte a Sur, con una longitud de 190 m. y una anchura máxima de 80, y se extiende a lo largo de la cima del promontorio. Una calle central, a la que desembocan las demás, la recorre de punta a punta. Las calles son de estilo romano: empedradas y con aceras a los lados. 

Fuentes: Wikipedia
               SIPCA
               castillosricsol.org

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