El Poblado Fortificado Cabezo de Alcalá se encuentra situado en el término municipal de la localidad de Azaila en la provincia de Teruel (Aragón).
Se
encuentra sobre un cerro amesetado, un par de kilómetros al Oeste
del pueblo, junto a la carretera de Almochuel, entre ésta y el río
Aguasvivas. Existen rótulos indicativos y un pequeño local para
refugio de los guías, pues todo el conjunto está vallado y cerrado
para evitar expolios, pudiendo tan solo visitarse con guías
profesionales.
Aunque
da la impresión que es una pura ruina para los profanos,
comparándose con otras ciudades y poblados de su época, se puede
decir que su estado es estupendo. Prácticamente toda la estructura
urbana de la acrópolis ha salido a la luz: calles y aceras, casas,
almacenes, templos, termas, etc.
Se
trata de una ciudad íbero-romana de gran extensión defendida por
una elevada muralla que la rodeaba al completo y de la que quedan
abundantes sectores. Dicha muralla tiene 475 m. de longitud,
encerrando la llamada acrópolis, en una superficie de 9.800 m2,
elevada sobre una meseta, como ya se ha indicado con anterioridad. No
obstante, fuera de las murallas existían diversos barrios y algunas
construcciones emblemáticas.
En
su momento de mayor esplendor se le calcula una población de 3.000
personas. La ciudad tan solo contaba con una entrada, en su parte
Este, a la que se llegaba por un puente que cruzaba el foso.
Actualmente es de cemento, pero en su momento era de piedra con la
parte central de madera, desmontable (no levadizo) en caso de ataque.
De todos modos parece que los dos pilares de apoyo son originales,
pues los sacó a la luz el arqueólogo Juan Cabré en 1919. En la
parte más alta, en uno de los extremos, se encuentran los restos de
dos torres de vigía que se cree que contaban con una estructura de
madera superior. Detrás de las torres se encontraba un edificio
relativamente grande que serviría de cuartel. Se cree que esta zona
era la posición más fortificada de la ciudad.
El
yacimiento fue descubierto en 1885 por Pablo Gil y Gil, que encontró
gran cantidad de cerámica pintada en el cerro. Atribuyó
correctamente la cerámica a los íberos y reconoció la influencia
helénica en la pintura. Pierre Paris compró más tarde algunas de
las cerámicas para el Louvre, con lo que el yacimiento hallaría
reconocimiento mundial. Desde 1919 Juan Cabré Aguiló excavó
científicamente el Cabezo de Alcalá y lo hizo, con una interrupción
durante la Guerra Civil, hasta 1944. A partir de los años 1960
Antonio Beltrán Martínez y Miguel Beltrán Lloris continuarán las
excavaciones. Los estudios de ambos arqueólogos han permitido
obtener el estado actual de conocimiento del yacimiento.
La
acrópolis fue inicialmente poblada por celtas de la cultura de los
campos de urnas hacia el siglo IX a.C. Ocuparon la cima amesetada de
un cabezo en las cercanías del río Aguasvivas, que les
proporcionaba una fácil defensa y una relativa cercanía al agua. La
estratégica posición permitía controlar el valle de dicho río.
También se ha conservado la necrópolis, un campo
de urnas.
La ciudad celta fue destruida durante las Guerras Púnicas, hacia el
siglo III a.C., y sus restos se encuentran bajo el nivel que se puede
visitar. Fue reconstruida por indígenas íberos, probablemente
sedetanos. La población se fue romanizando paulatinamente, aunque
manteniendo su carácter nativo. La destrucción de esta segunda
población fue a raíz de las Guerras Civiles Romanas o Guerras
Sertorianas.
En
el año 75 ó 76 a.C. las tropas de Pompeyo pusieron sitio a la
ciudad, partidaria de Sertorio. Para poder entrar en el recinto
amurallado, construyeron una rampa (agger).
La rampa les permitió atravesar el foso y las murallas, con lo que
consiguieron entrar destruyendo todo a su paso. La ciudad no volvió
a reconstruirse. No se conoce el nombre antiguo de la ciudad aunque
algunos de los investigadores han propuesto que se trata de
Sedeisken, la capital de los sedetanos, y otros sitúan aquí la ceca
de Belikiom. Últimamente se tiende a negar esta posibilidad debido a
que la existencia de la ciudad de Sedeisken se conoce por
inscripciones monetales y en Cabezo de Alcalá no se acuñó moneda.
Uno
de los elementos más característicos de esta ciudad es la rampa de
asalto relacionada con el asedio y destrucción de la ciudad, que se
produjo hacia el 74 a.C. La rampa la realizó el ejército que asedió
la ciudad para aproximar a las murallas una torre de asalto con un
ariete, con el fin de derrumbar la muralla y poder tomar la muralla.
Estas rampas se realizaban cuando no se podía tomar la ciudad de
otro modo, lo que permite suponer que el asedio que sufrió la ciudad
fue largo. Se trata de una rampa de tierra ligada con mortero para
darle mayor dureza, lo que ha permitido que se conserve hasta la
actualidad, que pasó por encima de calles, casas e, incluso un
túmulo funerario. Posee más de cien metros de longitud por más de
veinte de anchura. Parte de una pequeña elevación próxima al
Cabezo de Alcalá, denominada, como no podía ser de otro modo, El
Cabecico. Se trata de unos de los pocos casos de rampa de asalto
conservada de todo el mundo romano.
La
ciudad es alargada, orientada de Norte a Sur, con una longitud de 190
m. y una anchura máxima de 80, y se extiende a lo largo de la cima
del promontorio. Una calle central, a la que desembocan las demás,
la recorre de punta a punta. Las calles son de estilo romano:
empedradas y con aceras a los lados.
Fuentes: Wikipedia
SIPCA
castillosricsol.org
Galería:
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