Los restos del Castillo de Luna, también conocido como Torres de Luna, se encuentran situados a la entrada de la presa de la localidad de Los Barrios de Luna de la provincia de León (Castilla-León).
El
castillo está considerado como uno de los mejores ejemplos de
arquitectura militar de la Edad Media de la Península. Aunque no se
conoce el origen de la fortaleza debió jugar un papel estratégico
como punto de control de las vías de comunicación.
En época
de Alfonso II se convirtió en un baluarte inexpugnable del reino
astur. Pero fue durante el reinado de Alfonso III cuando el castillo
se fortifica para convertirse en una de las mejores fortificaciones
cristianas, integrándose en la línea defensiva que, junto a otras
plazas como las de Alba o Gordón, serviría para proteger los pasos
occidentales de la cordillera Cantábrica.
Según las
crónicas, en el siglo IX el castillo era considerado el más seguro
del reino y en él se custodiaba el tesoro real. Tiempo después,
cuando en una de sus campañas estivales Almanzor destruyó León, no
consiguió rendir esta plaza. En el año 1399 el castillo fue
entregado, junto a otros bienes de la comarca, a la familia Quiñones,
que pronto se convertirían en Condes de Luna.
Canta el
romance que el rey Alfonso el Casto mandó a su hermana Doña Ximena
a la fortaleza de Luna, encargando su custodia a uno de sus más
valerosos caballeros, Sancho Díaz, conde de Saldaña. Al cabo de
unos meses de sus amores secretos nació un niño, Bernardo del
Carpió, héroe más tarde en Roncesvalles. Sintiéndose traicionado
el rey quiso castigar a los culpables encerrándolos de por vida a
ella en un monasterio y a él, tras privarlo de la vista, en las
mazmorras de Luna. Cuentan que hasta hace poco todavía se guardaban
en Luna los grilletes que cautivaron al Conde que nunca fue liberado
a pesar de la insistencia de su hijo.
Erigido
sobre la Peña de Almanzor, vigilando lo que un día fue el curso del
río Luna, el paso de los siglos y la construcción del embalse han
arruinado por completo la grandeza de esta fortaleza.
Se
desconoce la estructura exacta del castillo, pues sólo han llegado
hasta nuestros días algunos restos: cinco tramos de muro, una zona
central con cimientos y restos de un sistema de calefacción
subterránea (gloria), una pequeña habitación de 2,8 por 2
metros.
Entre las pocas piedras que se conservan también se
pueden adivinar al menos tres de sus torres, una de ellas circular
que se atribuye a la torre del homenaje. A estas torres se accedía
por una red de caminos y escaleras labrados en la roca.
También
debió existir una canalización de agua encargada de alimentar el
aljibe imaginable aún entre las peñas, un hueco en la roca
revestido de calicanto, en cuyas paredes quedaron marcados distintos
niveles de agua, aunque otros estudiosos lo identifican con la
mazmorra.
A mediados del siglo XX aún se conocían dos
torreones situados al lado de la roca, en la entrada al castillo, en
la parte nordeste, a unos 60 metros del comienzo de la carretera
actual que que cruza la peña y el muro de contención, hacia la
carretera de Mallo.
Aunque se desconoce su aspecto real, al
castillo debía accederse desde el puente sobre el río que
comunicaba también dos crestones rocosos sobre los que se asentaba.
Al acercarse por la calzada trazada por el fondo del valle su aspecto
debía de ser soberbio.
Sólo
quedan algunos vestigios y el acceso es libre.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Ayto. de Los Barrios de Luna
Eduardo Argote (Fotos)
Galería:
No hay comentarios:
Publicar un comentario