Las Murallas de Palenzuela se encuentran situadas en la villa del mismo nombre de la provincia de Palencia (Castilla-León).
La
localidad fue capital de un alfoz de 38 pueblos y más tarde cabeza
de la Merindad del Cerrato. En el año 850 ya se menciona su
castillo, lo que no fue obstáculo para que en el 919 fuera saqueada
dos veces por las razias árabes.
Los primeros señores
cristianos de la villa fueron los condes de Castilla. Posteriormente
pasó a los reyes de Castilla. A finales del siglo X fue dotada de
fueros por el conde don Sancho, nieto de Fernán González, fueros
que fueron confirmados y ampliados por varios monarcas.
En
tiempos de Fernando III fue señorío de Álvaro Núñez de Lara,
quién lo perdió, a favor de la Corona, al caer derrotado ante las
tropas del rey y de Doña Berenguela. En el año 1295 fue señorío
de Juan Núñez de Lara, que se rebeló contra María de Molina,
regente durante la minoría de edad de Fernando IV, por lo que la
villa fue sitiada y asediada durante seis meses, y tras su toma
volvió de nuevo a la corona.
Pedro I el Cruel cedió el
señorío a su hermanastro Enrique de Trastámara. Al sublevarse la
villa, la sitió personalmente en 1356, logrando la rendición a las
tropas leales a cambio del perdón. Entregó el señorío a María de
Padilla. En el año 1405 pertenecía a la reina Catalína, esposa de
Enrique III.
En septiembre de 1425 Juan II convocó cortes en
Palenzuela, que tuvieron lugar en el convento de San Francisco que se
encontraba extramuros de la villa, y coinciden con el momento de
máximo esplendor de la población. Pasó a los Almirantes de
Castilla en 1429 y en 1444 fue lugar de enfrentamiento entre los
reyes Juan II de Castilla y Juan de Navarra. En 1451 las fortalezas
de Palenzuela, Hornillos y Cordovilla la Real, en poder de Alonso
Enríquez de Quiñones, junto con la de Astudillo, en poder de su
cuñado Juan de Tovar, se sublevaron contra Juan II y su favorito
Álvaro de Luna. La villa fue asediada con artillería, y se rindió
en enero del año siguiente. El rey entregó Palenzuela a su hijo
Enrique, y en 1454 volvió de nuevo a los Almirantes de Castilla.
Fue
famosa la prisión de la fortaleza que se reservaba para grandes
delitos o delitos políticos, quedando prohibido desde mediados del
siglo XV encerrar en la misma a los vecinos de la villa. Existió
otro castillo, ya desaparecido en 1218, que se encontraba en el
despoblado de El Moral, en la confluencia de los ríos Arlanza y
Arlanzón.
De
la muralla que rodeaba a la población y engarzaba con la fortaleza
sólo quedan hoy algunos pequeños tramos en las inmediaciones del
castillo, extendiéndose hacia la villa y formando parte de la tapia
del cementerio y de algunos corrales particulares. También se pueden
encontrar otros vestigios en puntos aislados del pueblo. En algunos
puntos la muralla llega a alcanzar grosores de hasta dos metros.
La
puerta principal, transformada a lo largo del tiempo, se encuentra
frente al puente sobre el Arlanza, y es la única que se mantiene hoy
día. Se conoce en la actualidad con el nombre de Arco de la Paz o
Arco de Triunfo, aunque documentos antiguos la llaman Puerta
del Río.
Esta puerta es de sillería, y está formada por un arco rebajado con
contrafuerte escalonado a los lados. Recientemente ha sido objeto de
una polémica restauración.
Cerca del Ayuntamiento, hacia el
Barrio Nuevo, se pueden apreciar los restos de la otra puerta, a la
que se conocía como Arco de la Taberna, concretamente los basamentos
y un arranque de arco, y que fue derribada el siglo pasado.
La
muralla es de mampostería, aunque en algunas zonas se conservan las
hojas exteriores de sillarejo. Se encuentra en estado de ruina y tan
sólo quedan algunos trozos. Puede visitarse libremente.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Eduardo Argote (Fotos)
Galería:
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