La Fortaleza Medieval de Cieza, también llamada Casa de la Encomienda, se encuentra situada en la localidad del mismo nombre de la Comunidad de Murcia.
"Acto de presentación de los trabajos efectuados en la puesta en valor de la antigua Fortaleza Medieval de Cieza (Murcia), en cuyo interior se encontraban la Casa del Comendador de la Orden de Santiago, del siglo XV, el pasado 23-12-2023."
La
sombra del pasado. La de los cuatro figurantes recuerdan
simbólicamente una silueta medieval, la de los integrantes de la
visita ordenada por los Reyes Católicos en el año 1495 a este emblemático
lugar de Cieza. En su corazón histórico, los yacimientos
arqueológicos a menudo lindan con las viviendas, y la antigua
fortaleza cristiana no es una excepción. Las ruinas son tan
evocadoras en la actualidad que, una incursión en la historia de la
mano de la Hermandad de San Bartolomé, ayudó este sábado a
comprender la importancia de la consolidación de los vestigios de la
muralla y la torre del homenaje. Esa escenificación reforzó el
sentimiento de unión con los ancestros que vivieron aquí.
El
Balcón del Muro ha sido, y continúa siendo, una ventana a la que
asomarse y observar la huerta y el río Segura. Una puerta de entrada
a un paisaje que forma parte de la identidad de Cieza a través del
tiempo, aquel que nos ha hecho soñar y nos ha abierto la imaginación
a los hechos históricos que inmortaliza el lema del escudo
municipal: ‘Por pasar la puente nos dieron la muerte’. Aquí la
leyenda se entrelaza con la realidad histórica. Las fuentes antiguas
sitúan los hechos más sobresalientes de los orígenes de la actual
Cieza. Las recientes excavaciones realizadas en la Casa de la
Encomienda están sacando a la luz huellas inequívocas del
primigenio asentamiento de los siglos XIV y XV.
La
tenue luz artificial realzaba anoche los dos lienzos de muralla de
dos metros de altura que enlazan con las ruinas de la torre del
homenaje donde emerge parte de su alzado original. Solo allí es
posible comprender este baluarte defensivo en toda su dimensión, con
su arquitectura y su planta cuadrangular concebidas a partir de 1479
como un todo, integradas en una sola unidad. La fortificación estaba
rematada con cuatro torreones en sus esquinas, más una torre del
homenaje, es decir, la principal y más reguardada de una
construcción defensiva en la que el gobernador juraba defenderla y
guardar fidelidad. Contemplando los elementos recuperados, pocos
imaginarían que siempre han estado allí.
Es
curioso lo cerca que estábamos los ciezanos de esta construcción,
sin saberlo. Y ahora es el momento de visitarla. Y es que la
intervención llevada a cabo ha desenterrado estructuras de la
fortaleza, de la que se tenía información sin sospechar siquiera su
ubicación, levantada sobre la Cieza arrasada el 6 de abril de 1477.
Mucho antes de que comenzara a intervenirse en la Casa de la
Encomienda, el director del Servicio de Patrimonio Histórico,
Joaquín Salmerón Juan, ya constató en una excavación de urgencia
su existencia de la que daba testimonio la toponimia y la
documentación conservada. Un hallazgo casual motivado por las obras
de una cochera puso al descubierto en los años 60 un torreón.
Acceder
al recinto protegido por una valla es encontrase con las raíces
históricas de la ciudad, es recorrer al ritmo de los siglos la
huella que dejaron los innumerables habitantes a su paso. Los
ciezanos han sabido resistir los muchos embates de su historia. Y
también han sabido esperar para ver recuperada este simbólico lugar
en cuyo interior también se erigió la Casa de la Encomienda. La
residencia del comendador ha ido adaptándose con el paso del tiempo
a las diferentes funciones que la historia le ha reservado. Todavía
quedan lugares en el casco histórico tan bien conservados que se han
convertido en recuerdos de cómo era Cieza en el pasado. De ahí su
importancia de preservarlos a las futuras generaciones.
La
época de la historia que enciende las pasiones más fervientes entre
los ciezanos corresponde al periodo medieval, cuando los habitantes
de la villa hicieron frente a las invasiones, a la postre
victoriosas, de las tropas nazaríes. Además de su pasado, lo que a
un ciezano le llena de un orgullo sentimiento de patria chica es la
historia heroica, algo que en las Fiestas del Escudo ‘La Invasión’
aflora por doquier. Si este pequeño trozo de la historia local, que
tanto significa para la gente, no puede ser conservado, ¿qué podrá
serlo?, se preguntaba un asistente al acto que congregó a la
Corporación Municipal con el alcalde Tomás Rubio al frente, los
diputados regionales Alberto Garre y Antonio Martínez y el
presidente de la Hermandad de San Bartolomé, Cristóbal Herrera.
En
una esquina del Balcón del Muro ya son visibles los vestigios de la
fortaleza levantada con piedras engastadas en mortero de cal, donde
tal vez queden por efectuar importantes hallazgos en el futuro. El
arquitecto municipal Juan Buitrago está entusiasmado con la
consolidación de lo excavado, y con razón. Después de más de 500
años se ha redescubierto parte de su estructura que se estaba
desintegrando, y sus muros no empotrados en el suelo estaban a punto
de perderse para siempre. Un legado perdurable a pesar de que “queda
mucho trabajo por hacer”. Para poder desentrañar mañana nuevos
aspectos de la historia de este lugar, es preciso proteger hoy contra
el deterioro implacable del tiempo.
(Texto de la inauguración de las obras de puesta en valor de este patrimonio local de Cieza (Murcia).
Fuentes:
Amigos de Siyasa (Cieza, Murcia)
Joaquín Salmerón (Servicio del Patrimonio Histórico de Cieza)
Excmo. Ayuntamiento de Cieza (Murcia)
Pascual Gómez Yuste, Fernando Galindo y Joaquín Salmerón (Fotos)
Pascual Gómez Yuste (Textos)
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