Los restos del Castillo de la Yedra, o bien Castillo de Cotillas, y que no hay que confundir con el Castillo de la Yedra de la localidad albaceteña de Ayna, se encuentran cercanos a la pequeña localidad de Cotillas de la provincia de Albacete (Castilla- La Mancha).
Se
encuentran sus restos en un emplazamiento increíble, en lo alto de un
elevadísimo cerro cónico, que domina una extensión de terreno
enorme con un paisaje montañoso bellísimo. Domina al pequeño
pueblecito desde el Noreste. No presenta accesos ni senderos, por lo
que hay que acceder campo a través. Aparte de la fuerte pendiente,
su acceso no reviste demasiada dificultad porque la vegetación es
escasa, simple hierba de pastos.
Fue
una de las localidades que en el siglo XIV más sufrió la crisis
demográfica a consecuencia de la peste y el hambre. En 1351, su
fortaleza contaba con una guarnición de tres hombres. El rey don
Pedro autorizó su repoblación con cien hombres procedentes de
Alcaraz, eximiéndolos de todo impuesto. Fue efectivo pues en el
siglo XV ya cuenta el castillo con 114 defensores, siendo uno de los
más importantes del concejo de Alcaraz. Era su alcaide, en 1455, don
Diego Ordóñez de Gamis. Los Reyes Católicos lo cedieron a don
Pedro Manrique, conde de Paredes, arrebatándoselo al marqués de
Villena, quién a su vez se lo había arrebatado al concejo de
Alcaraz, lo que dio lugar a numerosas reclamaciones de Alcaraz.
Actualmente, es propiedad del ayuntamiento.
Se
trata de un castillo roquero de planta irregular, con un solo recinto
levantado sobre una gran roca, cuyo perímetro se dispone justo en el
borde del cortado rocoso. Su longitud oscila en torno a los 68 m. y
la anchura máxima es de 53 m. ocupando una superficie de 2.390 m2.
Los restos mejor conservados se sitúan en el frente Norte, donde
alcanzan una altura de 10 metros. Aparece una gran torre de planta
rectangular y un pequeño cubo en un largo lienzo rectilíneo.
Se
dice que aquí estaba la entrada original, pero nos parece más
probable que estuviera en el frente Sur. En este sector y en otros
también se observan agujeros circulares de los mechinales que
parecen un tanto artificiales. Que las torres y muros tuvieran
mayores dimensiones en la parte Norte se debe, simplemente a que los
cortados rocosos dejan de existir en esta parte, convirtiéndose en
una empinada ladera. Muy empinada, sí, pero donde un ataque siempre
se llevaría a cabo con mayor facilidad que en los otros sectores
donde los atacantes se toparían con altas paredes de piedra.
En
cuanto al frente Sur, sus muros y cubos se confunden entre las rocas
adaptándose a su disposición y utilizándolas como prolongación de
ellas. Es decir, que con menos construcción de muros, mayor defensa
se encontraban gracias a la altura de las rocas. También hay una
parte oculta por unas enormes hiedras, que quizá son las que le dan
nombre. En el frente Sur pudimos apreciar hasta restos de cuatro
cubos, y lo que creemos que es la puerta original, pues está en el
punto más bajo de la fortaleza, dando paso a un largo pasillo que
puede ser batido con facilidad desde unas largas rocas en caso de
entrada de atacantes.
En
el centro del recinto, exenta, y en el punto más alto, se levanta la
Torre del Homenaje, de planta rectangular y, como todo el castillo,
en muy mal estado. Toda la obra conservada responde a la misma
tipología y fábrica, por lo que su construcción se llevó a cabo
de manera conjunta y unitaria. Grandes mampuestos y sectores de
tapial. Se encuentra en muy mal estado. El abandono es total y su degradación constante. Los restos son muy escasos y a veces se
confunden con las rocas.
Textos: Wikipedia
castillosricsol.org
Castillos de Albacete
Galería Fotográfica:
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