Los restos del Castillo de la Peña Foradá se encuentran situados en la localidad de la Vall de Gallinera en la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana).
La zona de los pies de la Vall de Alcalá se sitúa en la zona alta y
media de la Vall de Gallinera, sirviendo de separación entre ambos
valles toda una línea de montañas que presentan su pendiente suave
hacia Alcalá y la abrupta y agreste hacia Gallinera. Siguiendo la
línea de escarpes nos encontramos en un punto en el que el escarpe
gira a la derecha, cerrando el Valle de Alcalá y abriéndose más
ancho el de Gallinera. Justamente en este punto se levanta un
altozano culminado por una peña agujereada por la erosión llamada
la Peña Foradá, de donde toman nombre los restos actuales de una
pequeña fortificación medieval islámica: el Castillo de la Peña
Foradá.
Además
de la prospección realizada y las catas efectuadas en el año 1.971
por el arqueólogo F. Félix, en el año 1.981 un grupo de trabajo
del Museo Arqueológico “Camilo Visedo” de Alcoy, al frente del
cual se encontraba el arqueólogo Federico Rubio Gomis, realizaron
diversos trabajos arqueológicos en la zona, especialmente con la
realización de tres importantes catas, que destacan sobre algunas
más realizadas : La número 1 situada junto al muro de la parte alta
del yacimiento, que tiene unas medidas de 1 x 1 metro, orientada de
acuerdo con las coordenadas magnéticas; la número 2, abierta en el
rellano que forma en la parte norte del yacimiento, tras atravesar el
arco natural, con 2 x 1 metro de tamaño, y orientada al norte los
lados mayores, y la número 3, situada en el ángulo suroeste del
interior de la torre, de unas dimensiones de 2 x 1 metro, orientada
en el mismo sentido que las paredes, profundizándose hasta la misma
roca.
Se
trata de un yacimiento situado en un lugar estratégico, por dominar
el paso único que por esta zona comunica los dos valles ya
indicados, siendo este paso una escalera excavada en la misma roca.
En el altozano, se determinan todavía por su lado sur los restos del
antiguo trazado de la muralla, aunque el lugar está muy alterado por
las labores agrícolas y por las posteriores construcciones
medievales.
La
zona alta está acotada por un recinto de murallas hechas de grandes
bloques de piedras, seguramente perteneciente al poblado de la Edad
del Bronce que en el lugar existió, que, aunque escasísimos son los
restos hallados en las exploraciones efectuadas, no hay duda alguna
que se trata de fragmentos típicos de cerámica de esta época, que
se conservan en el Museo Arqueológico de Alcoy, junto con otros
encontrados en una exploración superficial de 1.980 realizada por el
mismo museo alcoyano.
Casi
paralela a esta muralla, y por la parte interior acotando un pedazo
más pequeño de la cima, se construyó la muralla medieval islámica,
de unos 50 centímetros de grosor, conservándose una altura de 80
centímetros de media y fabricada con mortero sólido de cal y
gravas. Partiendo de la base del arco natural se levantaba una torre
de planta cuadrada cuya altura debió de ser considerable, hasta
superar los casi 10 metros de desnivel que existe en el escarpe de
ese lado con respecto a la cima. La torre, que debía ir adosada a la
pared rocosa, pudo conectar con la muralla que protege el punto más
alto, descrito anteriormente. El sistema de construcción difiere del
de la muralla, al menos en la parte conservada, siendo de piedras
unidas por argamasa de mortero de cal. En interior estaba enfoscado,
y el suelo pavimentado por una capa endurecida con un cemento
semejante al usado para el mortero, pero sin piedras.
Su
inicio es de la última etapa califal o inmediatamente posterior,
desechando los restos de la Edad del Bronce, cuya atipicidad y
escasez sólo nos permiten la asignación cultural y no la
cronológica. Dada la ausencia total de referencias documentales
sobre esta fortificación en las fuentes cristianas, las cuales no
deberían faltar si el castillo hubiera permanecido en pie en tiempos
del rey Jaime I de Aragón, pues su posición estratégica entre
ambos valles citados, y especialmente el Vall de Alcalá, lugar de
nacimiento del caudillo árabe Al-Azraq, y los intentos de
glorificar al rey cristiano de sus cronistas, hubieran hecho de ella
lugar muy nombrado, por lo que es de suponer que ya no era usada como
lugar militar a la llegada de las tropas feudales, ni en periodos
posteriores, lo que también está plenamente confirmado por la
ausencia de cerámicas de Paterna o Manises, e incluso de cerámicas
cristianas viejas.
En
cambio, la presencia de la punta de flecha de bronce hallada y
fechable en los siglos XI y XII, junto con las cerámicas de vidriado
verde pálido y blanco, cuya cronología abarca estos siglos y parte
del XIII, con confirmarían plenamente una cronología puramente
islámica y poscalifal.
Por
consiguiente, nos encontraríamos ante un yacimiento que sería una
fortificación amurallada de corto periodo de ocupación que
abarcaría los siglos XI, XII y primera parte del XIII, aunque se
duda de que llegara a este último periodo, por las razones de su
memoria ya olvidada en tiempos de Jaime I, como se ha dicho con
anterioridad. Con todo ello, se podría decir casi con total
seguridad de que la Fortaleza de Peña Foradá debió edificarse
entre los años 1.076 y el 1.102, siendo abandonada o destruida hacia
el año 1.147 y el 1.172.
Fuentes: Wikipedia
Castillos de Alicante
Guardianes de Piedra (MARQ,Alicante)
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